En los contrafuertes cordilleranos U. Católica (1) se impuso con lo justo -“a lo “Beñat”- a O’Higgins de Rancagua (0). Los primeros 45’ tuvieron alguna dinámica y hubo situaciones de riesgo en ambas porterías, que culminaron con el gol del eterno y salvador católico José Pedro Fuenzalida, cuando terminaba la primera etapa. El segundo tiempo fue predecible; con la ventaja mínima, el técnico cruzado cerró el partido y su equipo solo administró el reloj y evitó toda situación de riesgo para su arco. Lo increíble fue la actitud del equipo de Marco Antonio Figueroa, que en sus declaraciones es más “bravo” que ninguno, pero, por lo que mostró el cuadro rancagüino en la segunda etapa, más que un fantasma (los fantasmas asustan y dan miedo) pareció una “tenue sombra”, que eludió dar batalla en el campo de juego para tratar de empatar el pleito. Da la sensación de que no quiso, esta vez, “aguarle” la fiesta a los cruzados.

En el Estadio Nacional ante 45.503 espectadores, U. de Chile (0) no pudo contra Deportes Iquique (0), equipo del ex “chuncho” Luis Musrri. Antes del partido algunos miraban con cierta desconfianza el planteamiento que podría haber realizado el técnico nortino, en
relación a no “apretar” mucho al equipo azul. Los que pensaban eso estaban equivocados. Conozco a Lucho desde cuando era Sub-17, tuve oportunidad de compartir con él muchas veces, el cómo jugador y yo como dirigente, y nos puede gustar o no como jugaba o ahora
cómo dirige, pero de lo que sí puedo dar fe, es de su integridad y honestidad; y eso quedó demostrado el domingo.

Analizar el partido casi está de más, con el solo dato de que hubo un solo tiro a portería en 90’. Es como mucho (o como poco, más bien)… ah y el disparo al arco correspondió a Iquique. La U demostró no tener la calidad, ni el equilibrio emocional necesario a la hora de la
verdad. Es cierto que tuvo una racha de alrededor de cinco o seis partidos de triunfos, que fueron cuando nadie esperaba mucho del equipo azul. Pero este era el partido que tenía que ganar la U: si no era con fútbol, tenía que ser con el alma, y no lo hizo. Esto se llama,
simplemente, FALTA DE JERARQUÍA. Al término del cotejo, su técnico Frank Kudelka, en declaraciones a los medios, se dio muchas vueltas para no decir este adjetivo (“jerarquía”) pero sí usó todos los sinónimos posibles.

En la 8° región, U. de Concepción (2) venció merecidamente a San Luis de Quillota (0) y lo mandó directamente a segunda división. Los penquistas, de esta manera, mantienen viva la esperanza de coronarse campeones. Para que esto ocurra, tienen que suceder tres cosas: 1. Vencer de visita a Colo Colo en la última fecha. 2. U. Católica debe perder de visitante en Temuco. 3. Tener la posibilidad de un partido de desempate con los cruzados y vencerlos por supuesto. Tarea más que difícil, pero no imposible.

Por el último cupo a la Sudamericana están Unión Española y Unión Calera, que se enfrentan en el Santa Laura, este jueves. A los hispanos les sirve solo el triunfo para obtener este cupo, a los “cementeros” les basta el empate. Para acompañar a San Luis en la B,
hay tres “candidatos” que por orden de cercanía en puntos a los “canarios” son Temuco, Palestino y Everton.

Al final quiero felicitar y agradecer a dos jugadores ejemplares, como lo son Cristián Álvarez de la UC y a David Pizarro de la U. Ambos se despidieron ayer de sus respectivas hinchadas, con un homenaje sencillo, sin estridencias, pero muy significativos y emocionantes. Sin duda los echaremos de menos, a Cristián Álvarez por su entrega, sacrificio y carácter, y a David Pizarro porque es el fútbol en sí mismo, no hay nada que no sepa, tampoco hay muchos que interpreten este deporte como él. Hasta siempre “Huaso”, hasta siempre “Fantasista”.