Aunque los líderes del Frente Amplio tienen debilidades en abundancia, nadie puede desconocer su valentía y coraje. Incluso cuando casi no hay agua en la piscina, se lanzan sin trepidar. Sabiendo que el Presidente Gabriel Boric es impopular, que el desempeño de su gobierno ha sido deficiente, y que sus ideas son malas, los líderes del Frente Amplio no dudan en presentarse como candidatos. En cambio, en la derecha, pese a que el modelo de libre mercado es infinitamente superior a la visión estatista y que los países con sistemas capitalistas otorgan mayor bienestar que los modelos socialistas, muchos líderes políticos de derecha no se atreven a lanzarse al ruedo electoral. De poco sirve tener mejores armas si tienes miedo de usarlas.

En 2024, el país escogerá a 16 gobernadores regionales, 345 alcaldes, 2.300 concejales y cientos de consejeros regionales. La baja aprobación del gobierno, la compleja situación económica, los graves problemas de delincuencia y la percepción dominante de que el país va por el sendero equivocado auguran una aplastante derrota del oficialismo que, en esta ocasión, defiende casi todos los gobiernos regionales y una amplia mayoría de las alcaldías.

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Pero las elecciones no son sólo una evaluación de cómo lo han hecho aquellos que están en el poder. La gente inevitablemente también evalúa qué tan viables son las alternativas. Entre 2019 y 2021, los chilenos expresaron su descontento con la Constitución vigente. Pero cuando compararon la Constitución de Pinochet con las dos opciones que se ofrecieron, la gente optó por mantener el statu quo. Aunque el Presidente Boric diga lo contrario, hay cosas mucho peores que la Constitución de los cuatro generales.

Para ganar en octubre de 2024, no basta que la derecha apueste al descontento popular con el gobierno. La derecha no va a ser la única opción que tendrán las personas. Los candidatos independientes y los de partidos tradicionales de izquierda y centro harán campaña contra el oficialismo del Frente Amplio y del PC. Después de todo, el propio gobierno ha alimentado torpemente la narrativa de que hay dos coaliciones de gobierno: los puristas radicales que no se la pudieron solos y los de izquierda moderada que tienen experiencia en gobernar con éxito.

Por eso, si la derecha no recluta candidatos sólidos con experiencia, carisma y sentido común, ese sector volverá a morder el polvo de la derrota, igual que en 2021, cuando arrasó esa izquierda refundacional que aprovechó el profundo descontento hacia el gobierno de Sebastián Piñera.

Lamentablemente, la derecha no parece consciente de la necesidad de reclutar buenos candidatos para aprovechar el viento de cola que tendrá en octubre de 2024. Muchos potenciales candidatos competitivos no se animan a entrar. Otros quieren competir en sandías caladas y no disputar lugares donde tradicionalmente gana la izquierda. Para no ir más lejos, la derecha todavía no identifica candidatos para gobernador en la Región Metropolitana -donde reside casi un 40% de la población nacional- o para las comunas de Santiago, una de las más emblemáticas en el país, o Maipú, la más poblada.

Públicamente, muchos reconocidos líderes de derecha han anunciado que no serán candidato. Algunos incluso, temerariamente, han sugerido que prefieren entrar a trabajar al próximo gobierno, como si la suerte electoral de la próxima elección presidencial ya estuviera echada. La mala noticia para ellos es que, si la derecha no capitaliza su ventaja en 2024, la elección de 2025 será mucho más competitiva.

Otros en la derecha parecen más interesados en frenar al Partido Republicano o promover alianzas con partidos de centro con cuestionable apoyo popular que de promover primarias amplias que usen las herramientas de libre competencia que la derecha dice defender. La mejor herramienta para forjar una alianza que vaya desde el centro hasta Republicanos es organizar primarias en todas las comunas y regiones. No hay nada más dañino para el libre mercado que defender esa anticompetitiva lógica de el que tiene, mantiene.

Ahora que la derecha se prepara para, una vez más, honrar la memoria de Sebastián Piñera, vale la pena recordar la valentía que tuvo Piñera en 2005 para desafiar a Joaquín Lavín por la candidatura presidencial del sector. Pese a predicar el libre mercado, la derecha parecía convencida de que Lavín tenía una especie de derecho adquirido para ser candidato. Piñera se animó a lanzarse a la piscina y logró pasar a segunda vuelta. Hoy, la derecha lo recuerda como su político más exitoso en 35 años de democracia.

En los próximos días, veremos a muchos líderes de derecha invocar a Piñera para llamar a la unidad del sector y para criticar la impericia, el amateurismo y la falta de rigor en el gobierno de Boric. Pero sería más conveniente que la derecha se inspirara en la valentía que tuvo Piñera para lanzarse al ruedo y competir en elecciones que se anticipaban reñidas y para defender las ideas del sector. Ese será el mejor homenaje que la derecha puede hacer al fallecido Presidente que esta semana ese sector ha decidido volver a homenajear.

Sociólogo, cientista político y académico UDP.

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