En su último número, la revista fundada y dirigida por el ex ministro y economista José Piñera, dedica gran parte de sus paginas al proceso constitucional que comienza hoy 4 de julio. De hecho la edición de julio-septiembre (número 108) de Economía y Sociedad lleva en su portada el titular Cómo evitar una Convención de Babel, en alusión, claramente a la Convención Constitucional.
En su editorial advierte que de los 155 progamas que subieron al Servel -los candidatos hoy electos constituyentes- los 13 temas más mencionados, en orden de mayor a menor: Estado Plurinacional, Derechos Sociales, Equidad de Género, Derechos de la Niñez, Derecho a Vivienda, Derechos a la Educación, Derechos de Agua, Derechos Reproductivos, Tribunal Constitucional, Congreso Unicameral, Semipresidencialismo, Estado Multicultural y Libertad de Enseñanza.
«Lo preocupante es que acerca de cada uno de esos 13 temas hay una cantidad enorme de declaraciones de sorprendente vaguedad, pero ni una sola propuesta de artículo concreto para incluir en la Constitución. En aquellos casos en que hay cierta precisión, la mayoría son propuestas tercermundistas», señalan en el editorial.
Agrega que esto es más grave considerando que se dieron a conocer al país en la franja televisiva gratuita, «creando así expectativas que serán un obstáculo al debate racional». Ejemplifica con las propuestas de la Lista del Pueblo que incluyen «estatizar la minería y la banca, y expropiar sin pago los fondos de pensiones».
Plantea que la actual Constitución ha dado estabilidad por décadas, pero «la izquierda creó el fantasma de una supuesta ‘ilegitimidad de origen’ de esta Carta Fundamental y, tras el estallido de octubre de 2019, amparó la violencia para intentar derogarla».
Ante esto, subraya: «Si la Convención Constitucional quiere ser exitosa, es fundamental que se libere de estos fantasmas políticos. Una manera de hacerlo es que los constituyentes proclamen, con claridad meridiana, que la nueva Constitución mantendrá de la actual todo lo que ha funcionado bien y se enfocará en buscar y evaluar todo lo que se pueda hacer mejor».
Aunque la cláusula de la ‘hoja en blanco’ establece el derecho de los constituyentes de escribirlo todo desde cero, ella no debería utilizarse como un método de trabajo. Lo sensato sería utilizar el actual texto constitucional como un punto de partida desde el cual se modifica o, en caso extremo, se sustituye por un nuevo artículo».
Como temas clave, Economía y Sociedad destaca la necesidad de un Banco Central autónomo y la opción de un sistema privado de capitalización individual que incluye, por supuesto, la inexpropiabilidad de los actuales fondos de pensiones. «Durante el largo y turbulento año en que sesionará la Convención Constitucional, múltiples proyectos de inversión se mantendrán detenidos con un alto costo en empleos y crecimiento. Para evitar un mayor daño a la economía es necesario que la Convención Constitucional aborde en primer lugar la búsqueda de acuerdos en los temas económicos» como el BC y el sistema de pensiones».
La publicación se refiere al rol que, estima, debieran tener los constituyentes. «Aunque la cláusula de la ‘hoja en blanco’ establece el derecho de los constituyentes de escribirlo todo desde cero, ella no debería utilizarse como un método de trabajo. Lo sensato sería utilizar el actual texto constitucional como un punto de partida desde el cual se modifica o, en caso extremo, se sustituye por un nuevo artículo».
La revista dirigida por José Piñera agrega que los constituyentes «no deberían minimizar el riesgo de que los múltiples ‘idiomas’ de una posible ‘Convención de Babel’ alienen a una ciudadanía a la que se le ha ofrecido grandes ilusiones». Y sobre el plebiscito de salida de segundo semestre de 2022, señala que habrá «mucho mayor participación, pues será con voto obligatorio. Es previsible que a los chilenos les será más difícil aceptar un texto que probablemente los desilusionará, pues las promesas de soluciones fáciles a los problemas económicos y sociales no se podrán cumplir. En ese plebiscito tampoco podrá utilizarse el recurso de la extrema impopularidad del actual gobierno, pues su mandato expira en marzo del 2022″.
Y remata: «Si ocurriera un ‘milagro político’, y prevalece la verdad histórica y la racionalidad, habría una nueva Constitución que haría posible retomar el camino al desarrollo. Por el contrario, si la intoxicación con una supuesta ‘revolución anti-libertad’ sigue contaminando a un sector importante de constituyentes, todo este experimento puede terminar en una dolorosa pesadilla para ellos y para Chile».