Las definiciones presidenciales de la centroizquierda no han estado libres de conflicto. Sea que se llamen Concertación, Nueva Mayoría o Unidad Constituyente. El episodio más reciente ocurrió con el terremoto político del 19 de mayo. En medio de la inscripción de las primarias y una serie de conflictos internos, terminaron sin acuerdos y quedaron fuera de la instancia, aun cuando los propios partidos, como la DC y el PPD, habían escogido por medio de elecciones a quienes serían sus abanderados. Ahora, a través de una nueva consulta ciudadana, buscan zanjar el error. 

Según han reconocido los propios afectados, como la senadora Ximena Rincón (DC), ese día se gestó una decisión política a puertas cerradas. Sin embargo, esta no ha sido la única vez que la ex Concertación ha buscado salidas alternativas. Han ocurrido una serie de hechos a lo largo de la historia que han alterado la definición de un candidato único, acusaciones de intervención en las urnas, conflictos internos, comicios desechados y un factor que parece ser clave para el bloque: el posicionamiento en la opinión pública.   

Tras un largo camino de especulaciones, finalmente, en poco menos de un mes el sector definirá a su candidato. Acordaron realizar una consulta ciudadana para el próximo 21 de agosto en la que podrán participar, de forma presencial, independientes y quienes militen en los partidos. 

Pero no toda la centroizquierda está tranquila con el acuerdo. Camilo Lagos, presidente del PRO aseguró en una entrevista con La Segunda que ​​“todo es una gran improvisación, que no tiene el objetivo de encontrar al mejor liderazgo de la coalición, sino de resolverle un problema interno a los partidos porque digamos las cosas por su nombre, este es un problema entre Narváez vs. Elizalde, de Yasna vs. Fuad. Entonces se demoraron, se atrasaron, estiraron el chicle, recién el viernes se proclamó a Yasna”.

Asimismo, criticó la organización de los comicios y el objetivo de la instancia: “Álvaro Elizalde nos ha dicho que para él es claro que su candidata no marca, pero no la puede bajar por Comité Central porque, de lo contrario, se quebraría el partido si la baja. Y les da lo mismo si votan 20 mil, 50 mil o 100 mil, si es electrónica o presencial. Simplemente, porque lo que les interesa es tener una foto para decir que no la bajaron por secretaría”. 

De lo último ya se tienen antecedentes en el pasado reciente. La senadora Ximena Rincón se impuso en enero en las primarias internas de la Democracia Cristiana. La tienda convocó a 27.000 de sus militantes a las urnas y la legisladora se impuso holgadamente frente a la opción de Alberto Undurraga. Sin embargo, tras un consejo nacional bajaron su carta a último minuto del 19 de mayo. Decisión que fue contra los resultados de los comicios iniciales y que, según la propia Rincón, se debió a las presiones ejercidas por Elizalde y Heraldo Muñoz (PPD). Entre las razones estaba el mejor posicionamiento en las encuestas de la presidenta del Senado, Yasna Provoste (DC). No obstante, Provoste esperó hasta última hora para oficializar su candidatura y no fue proclamada como abanderada del partido sino hasta el pasado sábado 24 de julio.

Rincón no es la única candidata que ganó las primarias internas y que no estará en la papeleta. En el Partido por la Democracia (PPD), el pasado 31 de enero el conglomerado definió por medio de comicios internos a quien sería su abanderado. Más de 13 mil militantes escogieron entre el exministro Francisco Vidal y el presidente del partido, Heraldo Muñoz, quien finalmente se quedó con el cupo. Semanas después, en la propia jornada del 19 de mayo, el excanciller del gobierno de Michelle Bachelet bajó su opción en apoyo a la carta del Partido Socialista (PS), Paula Narváez. 

El escenario que hasta ahora luce claro es que Paula Narváez (PS), Carlos Maldonado (PR) y Yasna Provoste (DC), han manifestado su interés de participar en la próxima consulta ciudadana. Sin embargo, no está descartado que otros nombres se sumen. Quienes busquen estar en la papeleta deberán hacerlo antes de este jueves, fecha límite de la inscripción.

Historial de definiciones accidentadas

Han habido nueve primarias presidenciales de los últimos 33 años. Los acuerdos y las decisiones políticas por sobre las votaciones se han repetido en el tiempo. En 2017 la entonces Nueva Mayoría se debatía para definir a un candidato presidencial. Desde el Partido Socialista acordaron que lo harían por medio de una consulta ciudadana en la que podrían participar los militantes y quienes no estuvieran inscritos en un partido.

Entre los contendores por La Moneda estaban el abogado Fernando Atria y el actual senador José Miguel Insulza. No obstante, entre los nombres de la coalición también se barajaban el de Alejandro Guillier y Ricardo Lagos -que posteriormente fue proclamado como presidenciable del PPD-. La idea de definir al aspirante de acuerdo con la votación popular duró poco, el Comité Central del PS decidió suspender las elecciones. La situación molestó a los interesados y terminó con Atria e Insulza retirándose de la contienda, de quienes se dijo los habían bajado «por secretaría», ya que iba a ser el Comité Central quien tomara la decisión de quién iba a ser el candidato a apoyar por el Partido Socialista.

Semanas después el PS definió a su candidato sin el total de sus miembros. Luego de una votación secreta, el Comité Central del conglomerado escogió a Alejandro Guillier (Ind.) por sobre Ricardo Lagos. Tras la decisión, Lagos bajó su candidatura. Y así las primarias se caían poco a poco. 

El posicionamiento de Alejandro Guillier en las encuestas influyó en la definición de los partidos de la Nueva Mayoría que casi transversalmente apoyaron al independiente. La Democracia Cristiana, en cambio, levantó la candidatura de la senadora Carolina Goic que compitió directo en primera vuelta. La DC se negó a medir a Goic en una primaria con Guillier y en ese entonces se consideró que habían puesto término a la alianza de centroizquierda que duró más de 28 años.

Y así, el historial de primarias accidentadas se remonta al mismo retorno de la democracia. Corría 1988, se acercaban las elecciones presidenciales y en medio de la definición de los candidatos, la Democracia Cristiana se vio envuelta en una acusación de irregularidades  electorales. El hecho que fue conocido como “Carmengate” marcó las elecciones primarias del partido que se disputaban entre Patricio Aylwin, Gabriel Valdés y Eduardo Frei Ruiz-Tagle. El nombre se debió a la ubicación de la sede central del partido, que en ese entonces se ubicaba en la calle Carmen 8, en el centro de Santiago. 

En la instancia se acusó que un grupo de personas manipuló las urnas y los votos en beneficio de Patricio Aylwin para perjudicar, principalmente, a Gabriel Valdés quien había sido uno de los rostros más visibles dentro de la oposición al gobierno de Augusto Pinochet. Para la Democracia Cristiana esta era una de las votaciones más importantes de esos años, ya que podrían llegar al poder y ser el gobierno de la Transición. 

“Recordé entonces que, poco antes de la elección, un amigo me había comentado una situación curiosa: él había ingresado a la sede del partido, en calle Carmen Nº 8, a buscar unos papeles y había visto a unas personas manipulando sigilosamente las urnas que se usarían para la elección”, comentó Valdés a La Nación. 

Asimismo, el expresidente del Senado agregó: “Después de un tiempo, algunos amigos me han traído pruebas de la existencia real de aquellos miles de votos de gente que no existía”.

Quienes denunciaron la situación responsabilizaron a la división de “Organización y Control” que estaba a cargo de Gutenberg Martínez quien era muy cercano a Aylwin. A pesar de que generó un escándalo interno, finalmente, Alwyn fue reconocido como el ganador de las elecciones primarias del partido y posteriormente, triunfó en los comicios presidenciales.  

Más adelante, en 1993, se comenzaron a preparar las primeras primarias no oficiales del oficialismo. En un almuerzo en El Bosque, se reunieron los principales líderes de la Concertación para conversar sobre las definiciones presidenciales. Desde la DC querían hacer algo similar a las elecciones que habían definido a Aylwin y seguir con la importancia que se atribuían al ser el partido más grande del bloque. 

Eduardo Frei Ruiz-Tagle por la Democracia Cristiana y Ricardo Lagos en representación del Partido por la Democracia junto al Partido Socialista, se enfrentarían en los comicios. Pero, el escenario era notoriamente desfavorable para Lagos. En medio de las conversaciones se dieron cuenta de que el padrón electoral y quienes podrían participar de la elección era mucho más amplio para la DC, circunstancia que terminó por darle el triunfo a Frei. 

Según comentó a El Líbero el académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, “era una elección sin incertidumbre pues el ganador se conocía de antemano. Sin embargo, la Concertación decidió implementar la primaria como una forma de reconocer un liderazgo de izquierda dentro de sus filas. En esa primaria Frei se impuso con comodidad dentro de la Convención que definió al candidato. Esa Convención estuvo compuesta por un 40% de miembros escogidos en función del peso relativo de cada partido según la elección municipal de 1992. El otro 60% fue escogido de acuerdo al porcentaje de votos que obtuvo cada candidato en la primaria directa. Ahí Frei obtuvo el 64%. Por tanto, tenía asegurada la nominación dentro de la Convención”.

A diferencia de las primarias de 1993, en 1999 el proceso se hizo de forma directa y vinculante donde se escogió al abanderado del sector. Andrés Zaldívar representaba a la Democracia Cristiana (DC), mientras que Ricardo Lagos competía por el PPD, PS y el Partido Liberal (PL). En la instancia, se formó la Comisión Nacional Organizadora de Primarias que fue conformada por diez dirigentes de los partidos de la Concertación. 

El desarrollo de estos comicios tampoco estuvo libre de problemas. Antes de las votaciones se tuvo que realizar una labor ardua de “limpieza” del padrón electoral que mantenía a personas asociadas a la Concertación que ya no pertenecían al bloque. Hubo quienes no pudieron votar y las protestas no tardaron en aparecer.  Desde el sector tuvieron que calmar a los electores y abrir una nueva urna para quienes manifestaron los inconvenientes. Sin embargo, no se contaron esos votos ya que podrían alterar los resultados reales. 

En 2005 dos mujeres asumirían el liderazgo. Se trataba de Michelle Bachelet (PS) y Soledad Alvear (DC), pero la primaria no se realizó porque Alvear se retiró no solo de la carrera presidencial, sino que renunció a la mesa de su partido. Uno de los factores que incidió en su decisión fue que el entonces presidente Lagos manifestó que su voto sería para su compañera de partido (Bachelet), pese a que ambas habían sido ministras destacadas de su gestión.

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