Fracasó el proyecto de ley del kínder obligatorio. La iniciativa pasará al Senado para cumplir las exigencias formales, pero en la práctica lo que desde el Ministerio de Educación califican como «el corazón» de la norma se perdió cuando el pasado martes la Cámara de Diputados rechazó -al no lograr el quórum necesario- el veto presidencial  que buscaba modificar la Ley General de Educación. La resolución del presidente Sebastián Piñera tenía el objetivo de establecer la obligatoriedad del segundo nivel de transición de la educación de párvulos, en la práctica denominado kínder.

Como resultado hubo una seguidilla de pronunciamientos. «Hoy vemos cómo a través de presiones se opta por cálculos (electorales) y candidatos presidenciales, como el señor Boric, ni siquiera es capaz de votar a favor a pesar que siempre ha sostenido que los niños están primeros en la fila”, reclamó entonces el diputado UDI Juan Fuenzalida (UDI). La resolución encendió las redes sociales donde diversos representantes y agrupaciones de educación se manifestaron, incluyendo a la defensora de la Niñez, Patricia Muñoz. 

También el director de Educación para Chile y coordinador general del Frente Nacional para la Educación Libre, Vicente Martínez, quien publicó a través de su cuenta de Twitter que el programa de gobierno de Gabriel Boric «literalmente» propone como objetivo, lo que el kínder obligatorio solucionaba. «Queda preguntarse: ¿por qué el candidato y su gente votaron en contra? ¿Acaso el punto político y la campaña están por encima de los niños y la educación?”, escribió. 

En conversación con El Líbero, Martínez explica que si bien el programa del candidato de Apruebo Dignidad no explicita la obligatoriedad del kínder, sostiene en el apartado de Educación Inicial: “Aumentaremos la cobertura con modelos flexibles, vinculando el nivel sala cuna con políticas reforzadas de crianza y postnatal, entendiendo a las familias en su responsabilidad y derecho a ser primeras educadoras”.

Por esto dice que es “curioso” el cambio de opinión del abanderado que votó en dos ocasiones a favor del texto legislativo. Sin embargo, rechazó el veto que buscaba incluir particularmente una normativa específica para el kínder. 

El objetivo que plantea Boric (en su programa) se concreta con el proyecto kínder obligatorio y su votación entonces es muy rara, porque tenemos el Acuerdo Nacional por la Infancia, dos veces firmado el proyecto a favor de parte del candidato, en su programa también lo plantea, pero ahora cuando ya estamos e, incluso, el veto había mejorado el proyecto y había doblado los recursos que inyectaba a la educación inicial y le agregaba $4 mil millones, lo rechaza”, argumenta Martínez.

Y es que la conducta del diputado sorprendió a varios por su anterior participación y adhesión al Acuerdo Nacional por la Infancia que se adoptó en mayo de 2018. La Subsecretaria de la Niñez de la época y actual convencional constituyente, Carol Bown, detalla que en el texto redactado había varios puntos que tenían que ver con la promoción de la educación inicial, incluso, que la garantizaban.

“Es raro que por razones políticas, o por las razones que sea, Gabriel Boric haya votado en contra y yo lo lamento mucho porque él ha sido capaz de adherir a instancias como el Acuerdo Nacional por la Infancia y con esto muestra que está priorizando una situación política, una candidatura, un grupo político, más que lo que nos interesa que es defender a los niños”, afirma Bown.

«La pelea política pudo más»

La iniciativa, más allá de incluir la obligatoriedad del kínder, apuntaba a disminuir la deserción escolar, mejorar la infraestructura y los recurso de la educación inicial de niños. Para el investigador legislativo de Acción Educar, Borja Besa, avanzar en este tipo de materias es gravitante, sobre todo considerando que «existe un consenso transversal en cuanto a la importancia de este nivel y de los múltiples beneficios que significa para los niños y niñas asistir a kínder. Esta era una gran oportunidad para acortar brechas, pero lamentablemente la pelea política pudo más y dejó el bienestar de los más pequeños al margen”.

En ese sentido, la directora de Formación y Acción Territorial de La Coordinadora y quien antes se desempeñó en el Ministerio de Educación en la prevención de deserción escolar, Macarena Bravo, afirma que el impacto académico que tiene el asistir a kínder es fundamental para comenzar a definir cómo se vaya a desarrollar el niño en los niveles posteriores. «Es bastante importante», enfatiza.

«Claramente es una disposición más política con la finalidad de llevarle la contraria al gobierno. No están poniendo a los niños por sobre sus ideologías políticas y están generando diferentes excusas para estar en contra del proyecto, cuando en el fondo no hay ninguna excusa para estar en contra», explica Bravo.

En el detalle de la historia del proyecto de ley que modifica la Ley General de Educación, el diputado Boric votó a favor en el primer trámite, junto con la unanimidad de los diputados.

Cuando la  iniciativa pasó al Senado sufrió varios cambios, entre ellos, se eliminó precisamente que kínder fuese obligatorio. Boric votó a favor en la Sala y luego aprobó el informe que elaboró la Comisión Mixta, en la cual se mantuvo la postura de eliminar la obligatoriedad.

Finalmente, decidió rechazar el veto presidencial que precisamente buscaba reponer dicha consideración. En el debate realizado por Chilevisión el pasado miércoles 22 de septiembre, Boric entregó las razones para justificar su rechazo al proyecto. Sin embargo, el ministro de Educación Raúl Figueroa aseguró en el programa radial Mirada Líbero que “fue un poco confuso lo que dijo el diputado Boric en el debate. Cuando él dice ‘yo voté a favor del kínder obligatorio’, lo hizo solo una vez, luego se arrepintió y en definitiva, con su rechazo, el kínder no es ni será una ley de la República”.

Coincide Besa, quien plantea que «se puede concluir que existe una contradicción entre su postura inicial y final, aunque en un principio estuvo de acuerdo con esta iniciativa, durante la tramitación  cambió de posición y rechazó que el kínder fuese obligatorio, lo cual es una mala señal, más aún por el bienestar de los niños y niñas».

Incluso la defensora de la Niñez Patricia Muñoz lamentó el rechazo del proyecto y acusó que “la definición finalmente terminó siendo política”.

Durante el debate, Boric señaló para defenderse que ya existe una normativa vigente sobre la obligatoriedad del kínder y que la cobertura en este nivel ronda el 97%. Sin embargo, Bravo indica que si bien está incluido en la Constitución, «para que ese mandato constitucional se haga efectivo requiere de una ley, de hecho en la Ley General de Educación no está».

Bravo añade que pese a que existe un 97% de cobertura, la cifra solo corresponde a la inscripción en el segundo nivel parvulario, pero debido a que no es obligatorio «hay mucha inasistencia al kínder. Es decir, hay niños matriculados que no asisten a clases y eso también tiene que ver con el incentivo que tienen los padres, sumado a que kínder no es prerrequisito para entrar a la enseñanza básica». Según la encuesta Casen del año 2020, la cobertura neta en kínder es de 80,9%, pero existe un 66% de inasistencia crónica, mientras que en primero básico eso se reduce a un 29%.

Es por esto que para el Investigador Legislativo de Acción Educar no se entiende que a pesar de la inasistencia crónica, de la creciente deserción y de la «poca valoración» que los padres le dan a enviar a sus hijos a la educación parvularia, de los compromisos internacionales suscritos por Chile y de las  recomendaciones de las instituciones internacionales como la Unesco, sumado a lo prescrito en nuestra Constitución, «la mayoría de los parlamentarios de oposición hicieron caso omiso perjudicando directamente a los más pequeños, entre ellos el candidato a la Presidencia Gabriel Boric».

En contra de la Agenda 2030

La votación del candidato también se contradice con lo estipulado en su programa donde sostiene que a 2030 espera cumplir con los «estándares internacionales de cobertura, infraestructura y personal». Esto, porque en el año 2015 Chile, como país miembro de la ONU, adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en la cual se establece como meta en educación que los países adopten políticas y leyes integradas e inclusivas que garanticen que se imparta por lo menos un año de educación preescolar de calidad, gratuita y obligatoria.

Por eso, para Bravo, resulta importante no quedarse con el dato que apunta al 97% de cobertura, sino que «pensar en esos niños que están matriculados, pero que no van a clases y en los más de 6.000 niños que hoy día debieran estar yendo a kínder pero no lo están haciendo».

Añade que hay que «poner a los niños primeros en la fila y dejar esta discusión y pequeñeces políticas, pensar realmente en lo que es bueno para nuestra educación. Este fortalecimiento de la educación inicial y la obligatoriedad del kínder también es parte de la Agenda 2030 que apoyan distintos organismos internacionales. Esto no es una cosa de Chile, sino que es algo que el mundo entero está llamando a que se haga», asevera.

El Ministro de Educación también recordó que Chile tiene compromisos internacionales en esta materia, para tener en el año 2030 «algunos años de educación parvularia gratuita y obligatoria. Este proyecto de ley iba precisamente en esa dirección». Y concluyó: «Hay una inconsistencia absoluta de todos quienes primero votaron a favor y luego lo rechazaron, incluyendo por su puesto al diputado Gabriel Boric».

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