Sr. Director:

En reportaje publicado el día de hoy, El Líbero me acusa de incurrir en un doble estándar al criticar las opciones que ha tomado Sebastián Piñera para resolver los conflictos de interés que derivan de sus inversiones y, al mismo tiempo, opinar de manera condescendiente sobre los conflictos de interés que derivan de las inversiones del Partido Socialista.

El reportaje tiene tres defectos. Primero, es selectivo en las citas que hace de mis intervenciones. Segundo, no se refiere al motivo de fondo en este debate, el cual he mencionado en reiteradas ocasiones. Tercero, trae a colación opiniones que he dado sobre temas que no guardan relación alguna con la relación entre dinero y política, como una crítica que hice a la propuesta tributaria de Piñera.

El reportaje omite mencionar afirmaciones que he hecho que apuntan en sentido contrario a la tesis de la periodista. Por ejemplo, en mi columna del domingo pasado en La Tercera refuté el principal argumento dado por dirigentes del PS para justificar inversiones en bonos de empresas —que los retornos de estos instrumentos no dependerían de los vaivenes del mercado— en el párrafo final de la columna, que cito a continuación:

“No es bueno que quien puede terminar siendo presidente tenga inversiones en empresas (Entel,  Corpesca, Banco Chile y Aguas Andina en el caso de Piñera según informa La Tercera en su edición del viernes). Tampoco es bueno que un partido político tenga bonos de empresas que pueden entrar en riesgo de insolvencia y donde los reguladores que tomarán decisiones que afectan dicho riesgo podrían militar en el partido inversionista. El Consejo Asesor Presidencial que lideré en 2015 estimó, unánimemente, que un fideicomiso diversificado era mejor que uno ciego. Si se hubiese tomado en cuenta esta sugerencia, hoy estaríamos hablando más de las propuestas de los candidatos y menos de su patrimonio.”

El párrafo anterior también ilustra lo que ha sido mi preocupación principal en este debate, evitar los conflictos de interés de las autoridades porque mientras no se resuelvan va a ser muy difícil que nuestros liderazgos políticos recuperen la confianza ciudadana. Los conflictos de interés mal resueltos desprestigian la política y dificultan que las autoridades elegidas puedan realizar bien su labor.

En el párrafo final de su reportaje se menciona que El Libero me contactó pero que “desde mi entorno comunicaron que no estaba dando entrevistas” con lo cual, supongo, se pretende cumplir con la exigencia  ética de recoger la opinión de quien es sujeto de un reportaje crítico. Si en lugar de pedir una entrevista la periodista hubiese mencionado que se trataba de un artículo destinado a cuestionarme, no le quepa la menor duda que le habría respondido.

Eduardo Engel

Santiago, 23 de mayo, 2017.

 

Nota de la redacción:

Con respecto al último párrafo de la carta de Eduardo Engel, “El Líbero” aclara que en las distintas oportunidades en que se tomó contacto directo con él y con su equipo de prensa, no se solicitó una entrevista, sino hablar específicamente de los asuntos que plantea el artículo, como quedó reflejado en las conversaciones vía WhatsApp que “El Líbero” conserva en su poder. Lamentablemente, la respuesta que recibimos fue: “Eduardo no está dando entrevistas por el momento por agenda”.

 

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