Pocas horas después de que ayer el Senado de Brasil destituyera temporalmente a la Presidenta Dilma Rousseff, el ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, Heraldo Muñoz, publicó un comunicado en que calificaba de “amiga” a la ex Mandataria y miraba “con preocupación los acontecimientos de los últimos tiempos”.
La declaración oficial agrega que con Rousseff “hemos mantenido excelentes relaciones”, y que nuestro país “reafirma su decidido respaldo al Estado de Derecho, los procesos constitucionales y las instituciones democráticas en Brasil y en cada uno de los países de América del Sur”.
Sin embargo, el comunicado no hace mención alguna al nuevo Presidente en funciones, Michel Temer, a diferencia de la Cancillería de Argentina, que indicó que “continuará dialogando con las autoridades constituidas a fin de seguir avanzando con el proceso de integración bilateral y regional”.
Ex diplomáticos: La Cancillería se rige por intereses ideológicos
En círculos diplomáticos el comunicado sobre la “amiga Dilma” no cayó nada de bien, ya que lo consideraron un “exabrupto” del edificio de Carrera y un “gustito” que en el futuro sólo podría perjudicar la relación que tendrá Chile con la administración de Temer.
“Con esto se abre un flanco para que se pueda interpretar que la política exterior dejó de ser una política de Estado y se ha convertido en un brazo más de la Nueva Mayoría”, señala un funcionario de carrera de alto rango de la Cancillería.
El cuestionamiento también lo hacen a “El Líbero” cinco ex embajadores de Chile en diversos países de América Latina, Europa y Asia durante las últimas tres décadas, quienes coinciden en que la Cancillería de Heraldo Muñoz se apartó de la tradicional política de no interferir en asuntos internos de otros países, y de mantener la imparcialidad y objetividad sin mostrar favoritismo político por autoridad alguna.
Para Salazar “suena raro” para los intereses bilaterales de Chile y Brasil que el gobierno llame a Dilma “amiga”, lo que revela una relación de amistad partidista e ideológica más que representar los intereses del estado. “Ello revela una política exterior populista, en que se enfatiza la gran afinidad y amistad que hay entre dos autoridades y no los intereses de Chile”, señala el director ejecutivo del Centro de Estudios de Política Exterior y Relaciones Internacionales (CEPERI).
“Entiendo que existe una amistad y una afinidad entre los gobiernos, sin embargo, no habría colocado esa palabra por ser absolutamente innecesaria. Creo que en esto hay que mantener un lenguaje que no esté influido por apreciaciones subjetivas o ideológicas. Es una apreciación que puede hacer pensar que Chile está interfiriendo en asuntos internos de Brasil”, sostiene el ex diplomático.
Fabio Vio pone especial atención a los países que podrían calificar de “golpe” lo sucedido en Brasil, como Cuba, Venezuela o Bolivia o Unasur, y espera que Chile “no caiga en ese tipo de calificaciones que serían muy perjudiciales para las relaciones bilaterales y hemisféricas”.
De hecho, Cuba emitió una declaración en que calificó de «artificio armado por sectores de la oligarquía en ese país, apoyados por la gran prensa reaccionaria y el imperialismo, con el propósito de revertir el proyecto político del Partido de los Trabajadores. Lo que ocurre en Brasil es parte de la contraofensiva reaccionaria del imperialismo y la oligarquía contra los gobiernos revolucionarios y progresistas de América Latina y el Caribe, que amenaza la paz y la estabilidad de las naciones».
En la misma línea, Venezuela dijo que la destitución de Dilma es «una arremetida motivada por la venganza de aquellos factores que perdieron las elecciones y que son incapaces de llegar al poder político por otra vía que la fuerza».
Canelas advierte que es la segunda vez que la Cancillería muestra una preferencia política en Sudamérica, rememorando la llamada telefónica de Bachelet al candidato Daniel Sciolli antes de la elección presidencial de Argentina que ganó Mauricio Macri.
“Es probable que Dilma sea destituida definitivamente y quienes gobiernen sean los contrarios a ella, de quien no nos consideramos amigos. El gobierno, a nombre de todos los chilenos, dice que somos amigos de Dilma pero nos vamos a enemistar con la mayoría que está en contra de ella. Es un error reiterado del Gobierno de Chile abanderizarse por asuntos internos de otros estados en base a similitudes ideológicas”, afirma Jorge Canelas.
El ex diplomático agrega que con una palabra, “amiga”, el gobierno expresó dónde está su corazón. “Eso debió haberlo dicho la presidenta del PS u otro militante”, pero no el Estado de Chile, si se quiere que los principios básicos que rigen la convivencia internacional es la no injerencia de asuntos internos.
Concha recordó que Bachelet le envió un mensaje de respaldo a la ex Presidenta cuando comenzó el proceso de destitución, por lo que no ha mantenido imparcialidad en el tema, lo que no cae bien en las nuevas autoridades de Brasil.
Klammer agrega que nuestro país debe apoyar a las instituciones brasileñas y no a las personas, y espera que el nuevo Presidente de Brasil “no se fije en esta declaración absurda de Chile”.