En la Escuela Naval se nos decía que la guerra era cochina, y lo primero que se pierde en la cochinada es la verdad, algo que quedó clarísimo en la tarde del martes 17, el día de la violenta explosión que mato e hirió a centenares en el hospital de Al-Ahli en Gaza.

Al poco tiempo de ocurrida la explosión, medios internacionales tan afamados como la BBC, CNN y Al-Jazeera salieron a indicar que se trataba de un ataque de origen israelí, algo que con las primeras luces del día siguiente era evidente que no era correcto, y que con el paso de los días quedó absolutamente claro que la explosión ocurrida no tenía su origen en un misil o cohete de las fuerzas de defensa de Israel (IDF). Las cadenas noticiosas, a su forma, buscaron salir de su error, pero el daño ya estaba causado, ya que las protestas y violencia antijudías que sucedieron posteriormente tenían principalmente su origen en la mentira de Hamas, y la falta de rigurosidad y profesionalismo de quienes amplificaron equívocamente algo que no era verdad.

Quienes no querían conceder que Israel tenía razón, argumentaron que el comportamiento de ese país en algunas situaciones anteriores no había sido correcto, y que, por ende, asumieron que habían sido ellos. Para los expertos, la realidad de los hechos, y sólo con las abrumadoras evidencias visuales sin tener que esperar otras del tipo muestras de explosivos y combustibles, la verdad era más que evidente, no era culpa de Israel, cuyos misiles y bombas guiadas cuando impactan dejan daños distintos a los observados.

En los tiempos digitales que vivimos las mentiras que circulan por las redes sociales son rápidamente identificables por los que saben, y por ende la verdad tiene posibilidades de sobrevivir a pesar de los mensajes incorrectos y mentiras que se quieran alimentar al sistema. Eso es algo que organizaciones terroristas como Hamas aún no aprenden.

En todas las épocas y en especial cuando se estaba en guerra, la información se administraba. Se buscaba que el enemigo no supiera qué pasaba, o derechamente engañarlos, y a la vez se buscaba que los propios creyeran las verdades oficiales, o mantener su motivación para seguir peleando o sosteniendo el esfuerzo bélico. Lo que hizo Hamas fue eso, engaño a los medios, los que no revisaron y se dejaron engañar, publicando una noticia incorrecta que buscaba aleonar a los palestinos y árabes en general, quitar apoyo a Israel, colocar dudas en los israelitas de la ética y moral de su esfuerzo bélico, pero no se dieron cuenta de lo burdo de su esfuerzo y la mentira después de unos días era más que evidente. Quien domina el relato tiene buena parte de la victoria en sus manos, pero ese relato y narrativa no puede estar basado en mentiras que después quedan en evidencia.

La IDF en su esfuerzo de eliminar a Hamas, va a buscar asegurarse de minimizar las bajas civiles ya que saben que la superioridad moral y ética se puede esfumar en un segundo si cometen errores que causen grandes cantidades de bajas civiles, o no permiten la existencia de esfuerzos humanitarios en Gaza. En el proceso de eliminar a Hamas, el fin no justifica los medios, e importa tanto el cómo se hace como el propósito o estado final que se busca. Ello no puede ser a cualquier costo, y eso es independiente de la barbarie y crueldad demostrada por Hamas en los ataques del 7 de octubre, que justifica la defensa y ataque de Israel, pero no es un cheque en blanco que da chipe libre para hacer lo que quieran.

Israel en su esfuerzo defensivo necesita contar con el apoyo de EE.UU. y del mundo occidental, más aún si se abren otros frentes en las fronteras con el Líbano y Siria. Ese apoyo no es incondicional y exige un comportamiento impecable. No se le quita su derecho a la defensa o a eliminar los enemigos que los quieren hacer desaparecer. Sólo se les pide seguir las reglas de la guerra y no colocarse al mismo nivel de quienes mataron, violaron y secuestraron a sus ciudadanos. Se les pide no actuar con la cabeza caliente y seguir el ejemplo de sus grandes héroes y lideres militares de antaño como son el caso de Jonathan Netanyahu, quien siempre actuó con fortaleza y templanza, pero a la vez, en forma justa y prudente.

*Richard J Kouyoumdjian Inglis, Vicepresidente de AthenaLab

Experto en Defensa y Seguridad Nacional

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