The Mauritanian se estrenó este año principalmente en plataformas de streaming –en Chile, en Apple TV–, también víctima de la pandemia, lo que impidió ver su desempeño en salas.
La historia, dirigida por el británico Kevin McDonald, se basa en el libro Diario de Guantánamo, publicado en 2015 por Mohamedou Ould Slahi, un musulmán que pasó 14 años en el campo de detención que Estados Unidos mantiene en Cuba, sin cargos formales ni juicio de ningún tipo.
Slahi (Tahar Rahim) es un joven de Mauritania que a finales del siglo XX recibió una beca para ir a estudiar a Alemania, donde se convirtió en la esperanza familiar y en el típico caso del selfmade man. Dos meses después de los atentados del 11S en 2001, las investigaciones llevadas en todo el mundo por las autoridades norteamericanas conducen, en una de sus líneas, a Slahi, sindicándolo como quien reclutó a los terroristas que pilotaron los aviones secuestrados y estrellados contra las Torres Gemelas y el Pentágono. ¿Las pruebas? El llamado de un primo del mauritano desde el teléfono satelital de Osama Bin Laden y el haber alojado una noche en Alemania a un integrante de Al Qaeda. Poco más.
Recién en 2010 cae en manos de la abogada humanitaria Nancy Hollander (Jodie Foster) el caso de este prisionero que, como ya era un secreto a voces, estaba detenido sin un juicio justo en Guantánamo. Junto a su asociada Teri Duncan (Shailene Woodley), comienza una batalla legal que las enfrenta al teniente coronel Stuart Couch (Benedict Cumberbatch), quien aspira a obtener la inyección letal contra Slahi.
La historia se debate entre el transitar legal del caso, con información parcial, censurada y equívoca y el devenir diario del prisionero en un complejo carcelario sospechosamente alejado de la jurisdicción de los tribunales norteamericanos, hasta que finalmente llegan a los ojos de Hollander y Couch los escabrosos detalles sobre el trato que Slahi recibió durante meses de parte de personal militar estadounidense.
El filme, de 129 minutos, ha recibido críticas disímiles, aunque ya cuenta a su haber algunas nominaciones importantes: a los Globos de Oro en las categorías de mejor actor de drama y mejor actriz de reparto, quedándose Foster con el galardón.
The Mauritanian es una película que se aleja de los dramas legales convencionales y se centra especialmente en la figura del prisionero y la situación física y psicológica en la que se encuentra en su encierro. En ese sentido, no pocos comentarios sobre este estreno acusan a la “izquierda” de querer mancillar el trabajo de inteligencia contra el terrorismo que le propinó a Estados Unidos su mayor golpe hace exactamente dos décadas. Sin embargo, por duro que siga siendo el fantasma del 11S, la historia de Slahi es real y finalmente fue la misma justicia norteamericana la que reconoció no tener pruebas contundentes contra el sospechoso. En ese sentido, The Mauritanian no es una película aislada sobre dicha temática, pues se viene a unir a entregas como Gitmo – The New Rules of War (2006), The Road to Guantánamo (2006), Taxi to the Dark Side (2007), Explorer: Inside Guantánamo (2009), The Guantánamo Trap (2011), Camp X-Ray (2014) y The Report (2019), además de cientos de reportajes que dan cuenta de las condiciones de más de 700 detenidos en un recinto frente al que todas las autoridades del mundo prefieren hacer oídos sordos hasta el día de hoy.
The Mauritanian es un buen aporte, con énfasis en lo humano más que en lo meramente judicial, a la representación cultural de lo que es un enclave como Guantánamo, donde la ausencia de jurisdicción abre, al menos, un manto de dudas y reivindica el derecho fundamental de un prisionero a saber de qué se le acusa y a tener un juicio justo. Sea o no culpable.
En Apple TV (Arriendo).
Trailer aquí.