A ratos da la sensación que estuviéramos viendo a un personaje de Jane Austen… una Elizabeth Bennett que controla sus emociones, muy orgullosa y que no se humillará jamás. Pero a diferencia de su historia, aquí no hay final romántico ni feliz.

La Librería (The Bookshop), premiadísima cinta con tres Goya y varias nominaciones, es una historia de manipulación refinada, por simples caprichos, pero que arruinan la vida de la dulce y contenida viuda Florence Green (Emily Mortimer, perfecta). A pesar de que la carismática cineasta española Isabel Coixet es la directora y también quien adaptó el guión de la novela de Penelope Fitzgerald, la película es pura flema inglesa, por sus actores, paisajes, clima y cinismo disfrazado de elegancia.

La delicada, silenciosa y correcta Florence llega a Hardborough, un tranquilo pueblo en la costa inglesa de Portaferry, para instalar una librería en una vieja y destartalada casona y cumplir así el sueño que tuvo con su marido antes que muriera. Pero este apacible villorrio tiene entre sus ciudadanos ilustres a la rica e hipócrata Violet Gamart (Patricia Clarkson), quien con su dinero, sus contactos, su pusilánime marido y su astuto sobrino, hace lo quiere. Y lo que quiere es que Florence deje su librería para montar allí una casa de las artes. Para lograr su caprichosa obsesión, Violet mueve sus hilos desde su mansión, e intenta todo tipo de artimañas -con la máxima elegancia y discreción, por cierto- para hacer fracasar la librería.

La viuda encuentra respaldo en un enigmático personaje, Mr. Edmund Brundish (Bill Nighy), un viejo solitario y cascarrabias que vive encerrado en su casona semi abandonada, inmerso leyendo libros sin parar. Florence le provee de las últimas novedades literarias -como “Lolita” de Nabokov, el libro del momento- y así van acercándose. Es quien más se la juega por Florence, pero desgraciadamente no tiene éxito ante la arpía Violet. El resto de sus pseudo amigos terminan traicionándola ante las presiones solapadas.

Florence y Violet nunca se enfrentan, todo es por debajo, sin ruido, diplomático, por el bien de un lugar que difunda expresiones artísticas. El lobby de siempre… La dulce y amable viuda resiste sin claudicar ante su sueño hasta la estocada final. Impacta su autocontrol y su corrección ante tanta impotencia. Hasta su rendición es dignidad pura.
Por suerte su infante ayudante Kattie (Charlotte Vega) nos da un respiro de satisfacción final, cuando mira a Florence desde lejos y, con sus crespos al viento, le da su regalo de despedida.

Para reafirmar el amor por los libros. 112 minutos. En todos los cines.