Porque es políticamente inviable que se convierta en el rostro de la campaña del voto en contra de la propuesta de nueva Constitución en el plebiscito de diciembre, el Presidente Gabriel Boric deberá escoger entre ser un factor irrelevante en la campaña o liderar el esfuerzo por lograr convencer a una mayoría del país a que vote a favor del nuevo texto. Aunque los riesgos son altos en caso de que vuelva a ganar el voto de rechazo, al sumarse a la campaña del apruebo, Boric podrá evitar que una victoria del voto a favor se convierta en una victoria de la derecha y de José Antonio Kast.

La derrota del plebiscito del 4 de septiembre de 2022 representó un duro golpe para Boric. De hecho, después del aplastante rechazo popular al texto constitucional por el que el gobierno salió a la calle a hacer campaña (y gastó valiosos recursos públicos tomando partido), La Moneda nunca logró recuperar el control de la agenda política. En los meses posteriores a esa derrota, el Presidente zigzagueó y perdió el rumbo. Su gobierno intentó reposicionarse en octubre de 2022 al conmemorar el estallido social -acusando a Carabineros de haber violado los derechos humanos y haber agredido sexualmente a manifestante. Luego vino el indulto a delincuentes con amplio prontuario bajo el pretexto de que eran activistas presos durante el estallido. Pero Boric también giró hacia al centro, con la firma del TPP-11 y, como guinda de la torta, al invitar al ex Presidente Piñera a subirse al avión presidencial (después de que en la campaña presidencial prometiera perseguirlo por crímenes de lesa humanidad).

Después de la derrota en el plebiscito y de la aplastante victoria de la derecha en las elecciones para el Consejo Constitucional en mayo de 2023, Boric no quiere sufrir un tercer revés electoral. Aunque las encuestas muestran una ventaja del voto En Contra, para Boric es importante poder cerrar el proceso constituyente. El discreto desempeño de su administración necesita de algo que pueda considerarse su legado. Cerrar el proceso constituyente firmando un nuevo texto es una de las pocas cosas que plausiblemente Boric todavía puede hacer como Presidente.

Por eso, el gobierno está tentado a salir a dar su apoyo abierto al voto A Favor en el plebiscito. Un espaldarazo de Boric al nuevo texto haría más viable la opción A Favor porque sumaría votos en la izquierda, donde el ambiente actual está marcadamente cargado hacia el voto En Contra. Es verdad que muchos en la izquierda ignorarían un llamado de Boric a votar A Favor, pero sería difícil para muchos moderados oponerse al nuevo texto si la campaña por aprobar está liderada por Boric y por Kast.

Si se suma al voto A Favor y la elección se da vuelta, Boric será uno de los padres de la victoria. Si, en cambio, está por el voto En Contra y se rechaza el nuevo texto, Boric difícilmente podrá contar con la derecha para avanzar en reformas en lo que le quede de mandato. Si Boric apoya el nuevo texto y gana el voto En Contra, toda la élite política habrá perdido, incluido el propio Boric, que equivocadamente dijo que cualquier cosa era mejor que la Constitución de Pinochet. Si, en cambio, el Mandatario se opone al nuevo texto, pero se aprueba la Constitución, deberá sufrir la peor humillación al tener que firmar un texto constitucional contra el cual votó.

Por eso, de todas las opciones que tiene el Presidente, la que menos riesgo conlleva y más potencial ganancia tiene es la de sumarse a la campaña del A Favor. En el peor de los casos, Boric siempre puede acusar a Kast de ser el padre de la derrota al no haber logrado que su sector redacte una Constitución más aceptable para la mayoría de los chilenos. Es más, en campaña, Boric puede buscar retomar el control de la agenda al prometer que su gobierno buscará corregir y enmendar la nueva Constitución de tal forma que ésta represente mejor lo que quiere el país. Sumándose a la campaña del A Favor, Boric puede ser un líder positivo y constructivo. 

Es difícil anticipar qué va a hacer Boric. Lo racional y razonable sería que se sume a la campaña del voto A Favor. Pero el Presidente nos ha sorprendido varias veces con actitudes poco razonables y autodestructivas. La reciente foto en China, compartiendo tribuna con Vladimir Putin (acusado de crímenes de guerra por las democracias de occidente) y Viktor Orbán, el hombre fuerte de Hungría, muestra que tiene una enorme capacidad de convertirse en su propio peor enemigo. Pero como el Presidente se está quedando sin tiempo y oportunidades para dejar un legado que vaya más allá de haber sido el Presidente más joven electo en democracia, sumarse a la campaña del A Favor en el plebiscito de diciembre puede ser una de sus últimas oportunidades para no pasar a la irrelevancia política en lo que le queda de gobierno.

Sociólogo, cientista político y académico UDP.

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