Mucho se ha hablado del robo de cobre, madera, pescados… y mucho más sobre el tráfico de drogas y migrantes, pero poco nos hemos preguntado sobre el dinero. Si ya existe consenso de que el crimen organizado tiene distintas expresiones en Chile, entonces llegó la hora de promover con fuerza la discusión sobre lavado de activos y persecución de patrimonio.

El año 2022 los reportes de operaciones sospechosas que recibe la Unidad de Análisis Financiero (UAF) aumentaron un 17,1% respecto del período anterior. Esto no necesariamente debería preocupar pues podría ser consecuencia de una mayor denuncia de parte de las instituciones financieras. Sin embargo, si se observa en detalle, de las 11.400 operaciones reportadas el año pasado, 1.132 corresponden a lavado de activos, lo que equivale a un incremento de 120,2%. De ellas el 84,4% son por corrupción, contrabando, narcotráfico y estafa. Esto sí es preocupante.

Las redes de blanqueo de capitales en el mundo son tan extensas como sean las de los grupos del crimen organizado transnacional y el impacto del comiso de patrimonio de alguno de sus líderes puede ser más fuerte que la pena efectiva por un delito.

Si por definición estas organizaciones buscan el lucro detrás del bien que trafican, es necesario perseguir el dinero, algo que muchos repiten como un mantra, pero pocos lo llevan a la práctica. La persecución de patrimonio es una acción que requiere el esfuerzo de entidades públicas y privadas, todos comprometidos con un solo objetivo: contribuir a que el crimen organizado no utilice nuestro sistema lícito para mover capitales obtenidos de manera ilegal.

Por ejemplo, ese mercado paralelo que se inicia con mucha violencia después de la usurpación de un terreno para robar madera tiene un ciclo de desarrollo donde se blanquea el producto falsificando, entre otras cosas, boletas y facturas para obtener una ganancia que pueda demostrarse como legal, dinero que luego es ingresado al sistema a través de las distintas instituciones destinadas para ello. Lo mismo pasa con los pescados, el cobre, la droga y los bienes falsificados y vendidos en el comercio informal.

¿Cómo empieza todo? Una sola respuesta: la corrupción. Desde el momento que un agente del Estado está dispuesto a mirar para el lado, la puerta queda abierta para el crimen organizado, sus múltiples negocios y movimientos de dinero. Por eso, el que un funcionario venda números de atención del Registro Civil o el mismo caso fundaciones, no pueden ser vistos como fenómenos aislados que nada tienen que ver con el crimen. La corrupción venga de donde venga es la señal que necesitan ya que, ese mismo funcionario puede estar vendiendo números de atención un día y patentes para blanquear autos robados el próximo. Y si eso es el principio, el lavado de activos es el final.

Llegó la hora de dejar de hablar de la forma y empezar a conversar del fondo ¿Tenemos lavado de activos en Chile? Por supuesto ¿Nos buscan para eso? No necesariamente ¿Podríamos estar recibiendo dinero blanqueado en otro país y transado en Chile? Probablemente.

Investigadora Athenalab. Experta en seguridad, narcotráfico y defensa

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