«El rey me propone… A ver, mientras estábamos conversando, me cuenta y me dice… Porque yo le hablaba de Chile, las oportunidades que tenía Chile, lo que la política turquesa estaba desarrollando… El rey me dice: ‘sabes, todo lo que me estás contando es algo que a mí me llena profundamente, you touched my heart (tocaste mi corazón). Entonces, me dice ‘yo quiero por favor que conozcas a mis fundaciones y mis charities (organizaciones benéficas)». Y con eso nuestra exembajadora en Reino Unido entendió clarito que era su momento de brillar. Lost in translation, Cuma edition.
No, pero el problema somos nosotros, perversos fachos desalmados que no entendemos la economía circular y por eso nos quedamos sin ver su nueva selección de sombreritos para esta temporada. ¿Irá a salir esto en The Crown? ¿Ven cómo son? Era nuestra oportunidad. Igual es llamativo lo mucho que le gusta culpar a los reyes a estos frenteamplistas. Lo que más me duele es que ese cargo diplomático no haya ido desde un principio a Giorgio, ven que él quería irse pa’ allá a estudiar con la Signora Mazzucato, hubiera sido tremendo win-win. Porque ahora no poh, sería impresentable, ¿o no?
Si hay algo que podemos decir de Apruebo Dignidad, de las muchísimas cosas que hay por decir, es que jamás dejan de sorprender por su desfachatez y el talento incombustible a la hora de torcer el lenguaje hasta explicar lo inexplicable. Digamos aquí que en realidad este no es un problema etario, es una forma de hacer política que tal parece se contagia independiente del origen político de quien se les acerca lo suficiente.
La así llamada “crisis climática” (que por su propia denominación sugiere ciertas cosas) ha sido una nueva oportunidad para deslumbrarnos.
Camila, nuestra Torquemada de feis nius y reina del gaslighting nos educó respecto al proyecto de la embajadora, para la restauración de los territorios afectados por los incendios forestales del verano pasado y que se basaba en la «bioeconomía circular e infraestructura de madera para formación de capacidades locales sostenibles en la Región de Biobío». ¿Khé? No, en serio, yo sé que es castellano, pero qué recórcholis dice ahí, no tengo idea. Como cuando nuestra exniprimeranidama se explayaba en España, país lo suficientemente desarrollado como para que uno se deje llevar. “Hay una temática muy interesante que tiene que ver con la libertad de cómo mi cuerpo puede moverse en un espacio en política”. ¡Ah, qué nostalgia! Por cierto, no es por ser aguafiestas, pero ¿qué paso con todas las fundaciones y proyectos que dependían del cargo de Primera Dama que estos niños índigos sub 40 vinieron a demoler? No sé, me acordé.
En la cosmovisión de este gobierno y sus adalides, el lenguaje es enrevesado, inaccesible, elítico, sólo para iniciados y busca torcer la realidad, una y mil veces. En este caso, las inclementes lluvias que golpearon zonas ya golpeadas este mismo año son desde luego culpa del cambio climático, la agricultura debe ser repensada y por cierto que los malvados terratenientes ya se confabulan para generar escasez. Porque claro, debieran estar buceando pa’ rescatar las papas. Todo es siempre culpa de otro, mal intencionado que no duerme por las noches pensando en cómo perjudicar a este gobierno de bondad y diligencia infinitas. Poco importa que este temporal haya estado más anunciado que la visita de Luis Miguel, que con nuestros ojitos veamos que hay sospechosamente poco militar desplegado y que al igual que en las últimas tragedias, Chile se esté ayudando solo. Poco importa que nuestro Presidente llegue tarde en todo sentido a todo y que con la indolencia y el desapego turístico de su coalición parezca más interesado en tomarse selfies, que, como incluso la exembajadora en Reino Unido puede dar fe, suena sospechosamente parecido a selfish.
El seco y siempre gracioso Diego Dahmer (altamente recomendado) dijo en uno de sus últimos videos que el FA ve los dineros estatales como la plata del Monopoly y tiene toda la razón. No son capaces de entender cosas básicas que la vida adulta le enseña a la mayoría de las personas bien precozmente. Una de ellas, el hacerse responsable de actos y omisiones.
En esta nueva crisis, en que hay muchas familias chilenas sufriendo, el contraste con la frivolidad del gobierno se siente como una ofensa más y bueno, toca ayudarnos entre todos, nuevamente porque los consejos que con algún grado de ingenuidad y una pizca de esperanza mandamos para los incendios y el diluvio anterior cayeron en el saco roto que es el ego de esta coalición.
Esta pitonisa piensa que la realidad obliga y obliga mucho; a Chile le tocará ayudarse de nuevo solito y podemos, es lo que sabemos hacer mejor. No hay que esperar mucho más porque en este gobierno sólo hay niños jugando con las palabras como si fueran bloques con los que construir muros y pintar un enorme “Yo te lo juro que yo no fui”.