Septiembre es un mes de contrastes. La unidad nacional y el ambiente festivo que veremos a propósito de las Fiestas Patrias se contraponen con la retórica que impera en torno a cada 11 de septiembre, donde los actos de violencia y vandalismo que se repiten cada año sólo son la guinda de la torta.

El ejemplo más gráfico de esta contradicción es la agenda de esta semana. La iniciamos en medio de la tensión generada por la celebración del Te Deum evangélico y la propuesta de retirar estatuas de uno y otro lado en ciertos lugares públicos. Todo esto con el trasfondo de los actos de violencia que se vivieron en varios lugares del país entre domingo y lunes.

Sin embargo, la misma semana verá, en las fondas del Parque O’Higgins, a la Presidenta de la República y al alcalde de Santiago inaugurando juntos la celebración nacional con un buen pie de cueca. De igual modo, gobierno y oposición participarán en el Te Deum Ecuménico del lunes 18 y en la Parada Militar del día 19 de septiembre. Por algunos días volveremos a pensar seriamente que somos todos chilenos, privilegiando los que nos une y dejando de lado lo que nos divide.

En definitiva, es un mes tan importante como complejo, en el que se pasa de la polarización a la unidad en pocos días. Cada nuevo aniversario patrio no sólo es una gran ocasión para celebrar, sino también un momento propicio para reflexionar sobre el presente, el futuro y la unidad de nuestro país. Podemos pensar en cómo nos involucramos en el progreso de nuestras familias, a través de nuestro trabajo y la crianza de los hijos, o en el cuidado de nuestros padres y abuelos. A fin de cuentas, la solidaridad siempre parte por casa.

Pensar, por ejemplo, en cómo podemos ayudar a nuestros compatriotas que más lo necesitan, comprometiéndonos en algunas de las diversas iniciativas de la sociedad civil, a través de las cuales se despliegan el empuje, la creatividad y la solidaridad de las personas. Esto con un criterio de permanencia en el tiempo y no sólo como respuesta a emociones pasajeras.

Pensar el Chile del futuro, soñar con el país que queremos para los próximos cinco, diez o veinte años. Para esto, son especialmente relevantes las elecciones que se acercan. Esto significa no sólo motivarnos para ir a votar y convencer a nuestros amigos y familiares, sino procurar un voto informado, conscientes de las diferentes visiones que impregnan cada una de las candidaturas presidenciales o parlamentarias.

Septiembre es el mes indicado para volver a reiterar nuestro compromiso permanente con Chile, de cuya historia y tradición somos herederos y de cuyo futuro debemos ser participantes decididos, para entregar un país mejor a las próximas generaciones.

 

Julio Isamit, coordinador político Republicanos

 

 

FOTO: MARIBEL FORNEROD/ AGENCIAUNO

 

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