Estos días han resurgido las movilizaciones estudiantiles para seguir reivindicando demandas que vienen por años planteando y que incluso llevaron a ex dirigentes universitarios a ocupar un escaño en el Congreso. Pero las demandas siguen ahí. Incluso se ha producido una arremetida por la gratuidad y la condonación de las deudas originadas en el Crédito con Aval del Estado (CAE).

Es de perogrullo que la deuda tiene como contrapartida los ingresos generados y eso está totalmente ausente en la discusión. ¿Qué se observa en la información oficial del Mineduc respecto de las remuneraciones que alcanzan al cuarto año los alumnos que egresan de la educación superior? Tomando cinco carreras al azar —Arquitectura, Derecho, Ingeniería Comercial, Antropología y Sociología—, tres de gran matricula y dos de interés social, la información disponible en el portal www.mifuturo.cl muestra que las rentas al cuarto año de egreso en las 10 universidades con mayor número de años de acreditación van desde los $900 mil pesos (Antropología) a un millón 600 mil (Ingeniería Comercial), pasando por Derecho con un millón 300 mil, y luego Arquitectura y Sociología con un millón de pesos al mes.

No es relevante comparar entre ellas. Lo que me interesa mostrar es que dos niños que salen del mismo colegio, que estudiaron durante 14 años juntos (de pre kínder a 4to medio), que hicieron las mismas tareas, que jugaron en los mismos patios y respiraron el mismo aire en una sala de clases, tienen futuros totalmente distintos dependiendo de si entraron o no al sistema de educación superior.

Si uno de esos dos niños no entra a la educación superior y parte trabajando recién terminada su educación media, puede aspirar en el mejor de los casos al sueldo mínimo, más de cinco veces menos que su compañero de colegio que sí logró ingresar a una institución superior.

¿Dónde está lo injusto? En mi opinión, no en que uno ingrese y el otro no, sino en que uno quiere estudiar una profesión gratuita y en cuatro años superará en más de cinco veces la renta del que no lo hizo, y para peor, ese mismo que pide gratuidad olvida que su amigo se la terminará pagando con sus impuestos.

Eso no me parece justo ni equitativo, incluso es regresivo, ya que si el que estudia más tendrá ingresos superiores porque logra seguir en la educación superior, debe asumir que esa es una inversión personal en un futuro mejor y eso no puede ser una carga para los que no lograron seguir estudiando, que terminan financiando con sus impuestos a sus compañeros que tendrán una renta cinco veces superior.

¿Pero qué vemos en la realidad? Una retórica simplista de pedir con eslóganes populistas “educación gratuita para todos”. Mentira, porque es sólo para los que logran ingresar al sistema de educación superior, dejando fuera con total regresividad a quienes no lograron tener un asiento en una universidad, CFT o IP.

El Presidente Piñera hizo una modificación importante —creo que la más importante en materia de educación superior— y cambió las condiciones de pago del CAE, llevando los pagos a la contingencia del ingreso por hasta el 10% de la remuneración y sólo por 15 años, expirando la deuda después de eso.

Eso es justicia para los que no lograron ingresar al sistema superior; eso es justicia para que quienes tienen un futuro mejor asuman ese mejoramiento de bienestar con responsabilidad y no siendo una carga para los que serán más pobres que ellos.

 

William Díaz, economista

 

 

FOTO: DAVID CORTES SEREY/AGENCIAUNO

 

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