Bien poco se demoró el gobierno del Presidente Gabriel Boric en abandonar el barco del plebiscito de salida. En su discurso en el evento de cierre de la convención constitucional, refiriéndose al plebiscito del 4 de septiembre, Boric dijo que esa votación “no es ni debe ser un juicio al gobierno”. Si bien la frase puede interpretarse como una admisión de que la impopularidad de su administración le hace daño a la campaña del Apruebo, también representa un intento por reducir el impacto de una posible derrota del Apruebo en el futuro de su gobierno. Porque sabe que su gobierno es impopular, Boric quiere evitar convertirse en un pasivo para la campaña del Apruebo. Pero al hacer esa declaración, tácitamente también reconoce que las cosas cada vez se ven más cuesta arriba para la campaña del Apruebo y, consecuentemente, quiere alejarse de lo que pudiera ser una derrota de la convención constitucional el 4 de septiembre.  

No hay duda de que, habiendo tenido una enorme legitimidad democrática producto del tremendo espaldarazo de casi un 80% de la votación en el plebiscito de entrada, la Convención Constitucional desperdició una inmejorable oportunidad para redactar un texto que generara un apoyo mayoritario entre la población. Pero dejándose llevar por los cantos de sirena refundacionales y el radicalismo indigenista, redactó un texto que genera dudas y cuestionamientos incluso entre aquellos que, casi como pidiendo disculpas, anuncian su decisión de votar Apruebo. Es más, hay mucha más gente que dice querer votar Apruebo por lo que simboliza el proceso más que por el contenido de la propuesta de Constitución. Incluso los más firmes defensores del Apruebo insisten en relativizar y minimizar el contenido del texto propuesto por la ya disuelta convención constitucional. Como cuando alguien te hace un regalo que no te satisface, pero tú quieres valorar el gesto, la nueva constitución parece producir dudas incluso entre aquellos que anuncian su voto a favor, aclarando que lo hacen para abocarse después a reformar el texto recién redactado. 

Pero la frase de Boric apunta a un problema adicional de la campaña del Apruebo. Como es bien sabido en los estudios sobre el comportamiento de los votantes, es muy difícil que el oficialismo gane una votación popular cuando la situación económica es compleja. La alta inflación constituye una amenaza real para el Apruebo en el plebiscito del 4 de septiembre. Mucha gente que está molesta con la compleja situación económica quiere castigar al gobierno. La votación obligatoria del plebiscito de salida será una oportunidad inmejorable para que los descontentos expresen su molestia con el camino por el que va Chile. 

Adicionalmente, el alto rechazo que tiene Boric en las encuestas lo convierte en un pasivo para las opciones del Apruebo el 4 de septiembre. Ahora que se ha disuelto la convención, Boric será el principal rostro del Apruebo. Como dos de cada tres personas reprueban su desempeño, la cercanía de Boric no le hace bien a la campaña del Apruebo. Eso es lo que quiso dejar en claro Boric en su discurso de ayer.

Pero hay una segunda lectura igualmente legítima sobre la intención de Boric de separar aguas entre su gobierno y el resultado del plebiscito de salida. Si pierde el Apruebo, la derrota será también de Boric. Seis meses después de haberse iniciado el gobierno, el costo de una derrota en lo que será el principal momento de este cuatrienio sería demasiado alto. Boric no quiere que el traspié del proceso constituyente se convierta también en la sentencia de muerte de su propio gobierno. Por eso, el Presidente ha querido separar aguas entre su gobierno y la propuesta de nueva constitución. 

Naturalmente, si el Apruebo fuera liderando las encuestas, Boric se habría colgado de la popularidad de la nueva constitución para darle un mayor impulso a su gobierno. Pero como la convención constitucional redactó una constitución que genera dudas y alertas, el Presidente que hizo campaña por el proceso constituyente ahora marca distancia. De hecho, parece querer abandonar el barco. 

Si bien tiene sentido abandonar un barco que se hunde —aunque los capitanes, en general, son los últimos en saltar la borda—, no hay razón para que el gobierno dé por perdida la campaña del Apruebo. En los dos meses que faltan, el bando que articule mejor sus argumentos logrará convencer a los indecisos. Es prematuro dar por perdida la batalla del plebiscito. La frase de Boric no se entiende dado el contexto de incertidumbre que existe. De hecho, la frase de Boric parece evidenciar que el gobierno cree que la batalla del plebiscito de salida está perdida y ahora quiere evitar que el gobierno se hunda junto a la derrota en las urnas del proyecto de nueva constitución. 

Las próximas 8 semanas serán de campaña intensa. Habrá muchas sorpresas. La primera de ellas, el día de ayer, fue que el gobierno de Boric parece más interesado en salvarse a sí mismo que en remontar la ventaja que las últimas encuestas muestran para la opción Rechazo. 

*Patricio Navia es sociólogo, analista político y profesor de la UDP.

Sociólogo, cientista político y académico UDP.

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