Control. Ese concepto que apunta al dominio, preponderancia y fiscalización, ha sido utilizado al menos por dos ministros. Desde Justifica afirmaron tener control de las cárceles y desde Interior descartaron el descontrol en la frontera. Lo cierto es que la percepción dista de la definición conceptual y en la realidad abarca más que sólo esas carteras. El problema es sistémico.

El 2022 se cifraba en más de 800 las bandas de crimen organizado que se encontraban dentro del sistema penitenciario, un año después Gendarmería contabilizaba más de 1.200. A fines de 2023 en un operativo en dos cárceles de Valparaíso se decomisaron armas, drogas y celulares. Lo llamados peloteros han alcanzado su fama lanzando pelotas con droga que buscan satisfacer la demanda de un mercado cautivo dentro de los penales.  Los celulares, sirven para mantener funcionando las operaciones que se realizan fuera de los muros de los recintos. Y así, se puede seguir enumerando acontecimientos que son muestra de la falta de control en el sistema carcelario del país.

En frontera, algunos hablan de 500 ingresos ilegales diarios en los peores momentos de la crisis migratoria, mientras que otros actores dejan en evidencia el horario de oficina de la aduana de Colchane. El gobierno tuvo que desplegar militares para hacerse cargo de una problemática que desestabiliza a las regiones del norte y algunas células del Tren de Aragua controlan pasos no habilitados para desarrollar su negocio de tráfico de personas.

El Equipo de Crimen Organizado y Homicidios de la Fiscalía informó que entre el 13 de noviembre de 2023 y el 14 de enero de 2024 se registraron 104 homicidios, 32 secuestros y 58 ilícitos asociados a crimen organizado. Cifras que nos hablan de que la situación está lejos de ser controlada.

A ese panorama se suman las declaraciones del líder del Partido Comunista que respalda las intenciones de una parlamentaria de esa colectividad, de llevar a Chile a cortes internacionales por la revocación de pensiones de gracia a “presos del estallido” con antecedentes penales o condenas. Nuevamente control, o más bien descontrol dentro de las filas oficialistas.

Perder el control político y operativo de la seguridad debiese ser la principal preocupación de nuestros líderes pues, una vez eso ocurre las posibilidades de éxito de las distintas medidas impulsadas se alejan.

Recuperarlo resulta fundamental para la estabilidad del Estado, aunque esa posibilidad se ve lejana. Sobre todo, cuando desde las mismas filas del oficialismo se toman decisiones que van en dirección contraria.

Quedan dos años de gobierno y estarán marcados por elecciones locales y nacionales. Sin duda los procesos electorales influyen en la toma de decisiones. Mantener el poder siempre es una meta para quienes estén en política. Sin embargo, no está de más recordarles que Política nace de Polis que significa ciudad, por lo que sus asuntos son los que debe tratar la Política y ¡vaya que necesitamos que se ocupen de eso nuestros liderazgos!

Investigadora Athenalab. Experta en seguridad, narcotráfico y defensa

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1 comentario

  1. Un acertado diagnóstico. Entre lo que se declara y lo que se hace la distancia es evidente.

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