Se define como un hombre del Apruebo. Óscar Guillermo Garretón Purcell, el ex subsecretario de Salvador Allende, ex Mapu y ex presidente del Metro en el gobierno de Patricio Aylwin, se encuentra en el Lago General Carrera en la región de Aysén desde donde se da el tiempo para hablar de lo que le “apasiona” como él mismo reconoce: el proceso constituyente.

Esto porque luego de las últimas normas que se han aprobado en la comisiones, en votaciones en general, como la nacionalización de los recursos naturales, el no uso de tierras de indígenas para la minería, y, el control de los medios de comunicación, por mencionar algunas, dice que este escenario lo tiene muy preocupado.

 -Pero las normas han sido aprobadas en general, aún falta el pleno…

-Y muchos me dicen, ahí no van a alcanzar los 2/3, y que además, no hay que preocuparse por lo que se ha aprobado, pero cómo no, si ya se votó una vez. ¿Quién garantiza que eso en el pleno no vaya a salir igual? Si no reclamo ahora, ¿me guardo mi opinión hasta que lo aprueben en el plenario? Hay que reaccionar ahora. Yo no quiero que la Convención fracase, al revés, sería un desastre que fracasara. Pero la están llevando hacia allá.

Los convencionales tienen que rectificar, de lo contrario obligan a votar en contra en el plebiscito de salida».

-Denoto un profundo escepticismo en sus palabras…

-No hay ninguna razón para confiar que esto va a cambiar porque nadie lo está diciendo. Insisto, todos me dicen que no me preocupe, pero ojo, cuando fue el primer retiro recuerdo que la mayoría de los parlamentarios dijo, «esto es por solo una vez, porque es una mala política y es por necesidad…” ¿Y en qué retiro vamos, pregunto yo?

Guarda silencio por algunos segundos y retoma su idea con mayor énfasis.

«No soy el único, sino que una enorme cantidad de las personas que votamos Apruebo estamos en desconcierto. Las definiciones que han surgido en las comisiones tienen un grado de ignorancia, de poca responsabilidad en el análisis, y también ciertos atisbos autoritarios. Nos tocan muy a fondo a quienes tuvimos que luchar por la democracia, y lo que se está haciendo coloca en entredicho la democracia. Desde el punto de vista político, económico y soberanía nacional frente a otros países».

-Por lo que dice, si el plebiscito de salida fuera mañana, ¿usted estaría por Rechazo?

-No hay ninguna resolución, pero no puedo aceptar que quede debilitada la soberanía nacional del país en sus tierras y mares. No puedo aceptar tampoco que se establezcan criterios económicos que llevarían al país a la ruina porque lo han llevado a cuanto país lo ha aplicado en el mundo entero. Tampoco puedo aceptar el control a los medios de comunicación y de prensa. Entonces, ¿cómo quieren que aprobemos? Los convencionales tienen que rectificar eso, de lo contrario obligan a votar en contra en el plebiscito de salida. Están obligando a cualquier chileno de centro, izquierda o derecha.

Cuando planteas nacionalizar, con una globalización que no había en 1973, no es colocarte contra un país, sino que contra el mundo”.

-Dentro de todas las votaciones, ¿hay alguna que le incomode en particular por sobre el resto?

-Son bastantes, pero la nacionalización de toda la minería. Y al mismo tiempo, terminar las concesiones que estén en territorio indígena, que dicho de paso, están en casi todos. Con respecto a las nacionalizaciones, las experiencias mundiales son muy claras y, que nosotros en la Unidad Popular planteamos medidas mucho más restrictivas que la Convención, y ya sabemos lo que pasó pues…

-Entonces, con muchas situaciones que ve en la Convención, ¿ha tenido deja vú de su paso por el gobierno de la Unidad Popular?

-No quisiera referirme al mundo de la Unidad Popular, ya que el mundo de hoy día es internacionalmente mucho más dependiente de lo que era en ese tiempo. Hoy día en todas nuestras relaciones internacionales de comercio e inversión, es infinitamente mayor que las que teníamos en la Unidad Popular, en que el grueso era el cobre. Ahora es el cobre, es el litio, el hierro, las manzanas, las paltas, las uvas, los arándanos, salmones, truchas. La madera, la celulosa… son demasiadas cosas. Y, además, empresas que no solo tienen inversiones en Chile, sino que en todo el mundo. El no tener conciencia de esto me abruma.

-¿Y esto se da por falta de información de los convencionales?

-Cuando planteas nacionalizar, con una globalización que no había en 1973, no es colocarte contra un país, sino que contra el mundo. Parece que no han leído a Karl Marx que dijo «el capital no tiene patria» en el siglo XIX. No vamos a poder vender ni un kilo de cobre afuera, y Chile no es el único productor… El resto de los países van a quedar felices con los demandantes de cobre. Están condenando a Chile en la miseria.

-¿Se arrepiente de haber apoyado y votado por el Apruebo?

-No es lo que uno esperaba cuando votó Apruebo, porque esperábamos que una nueva Constitución fuera el  camino de reencuentro para todos los chilenos y que terminara con la polarización de una Constitución con un sello dictatorial. Pero cuando uno ve personas que dicen que cualquier cosa que venga del mundo de derecha, y que a mí no me interpreta, será rechazado por principios, ese no es el país del reencuentro por el cual yo voté. Uno tiene motivos para estar desconcertado y levantar la voz.

-¿Hace algún llamado a los convencionales?

-Están llevando al fracaso al proceso constitucional que partió con una aprobación abrumadora, y que ahora están socavando ese apoyo. Mi llamado es para que corrijan lo que están haciendo y no condenen al país a rechazar su propuesta porque, como está, nos estarían llevando a un precipicio.

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