«Es un mal proyecto, vamos a votar en contra»; «La reforma tributaria tiene aspectos inconstitucionales»; «Esperamos que se respete el acuerdo que hubo en la Cámara», fueron algunas de las frases que  se escucharon en el Congreso durante el primer semestre. La tramitación de la Reforma Tributaria fue uno de los primeros complejos episodios que tuvo que enfrentar el Gobierno. Las críticas al proyecto eran transversales, surgieron desde todos los sectores políticos e incluso del oficialismo.

Mientras el ministro de Hacienda, Alberto Arenas, se reunía en reiteradas oportunidades con parlamentarios de la oposición y del oficialismo para «negociar» los puntos técnicos en conflicto del proyecto, el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo, coordinaba las bancadas de la  Nueva Mayoría para que actuaran de forma «unida y convencida» en el debate.

Este episodio marcó los primeros cinco meses del gobierno de Michelle Bachelet, hasta el pasado 10 de septiembre. Luego de intensas y polémicas negociaciones y del acuerdo alcanzado en el Senado, la Cámara, finalmente,  aprobó el proyecto de Reforma Tributaria. Paralelo a la discusión de este proyecto, estalló la polémica por la reforma educacional y luego el pasado 8 de agosto se produjo el bombazo en el Subcentro de Escuela Militar, otro de los episodios más difíciles que ha tenido que enfrentar el Gobierno.

Arenas y Peñailillo tuvieron un rol clave en la tramitación de la Reforma Tributaria. Sin embargo, para lograr la aprobación, ambos ministros contaron con un selectivo  «grupo de apoyo», compuesto por parlamentarios específicos con quienes mantienen «relaciones de absoluta confianza», quienes tuvieron un rol importante en sus respectivas bancadas para la aprobación del proyecto.

Según dicen en la Nueva Mayoría, las principales relaciones políticas de estos ministros son con los presidentes de partido y jefes de bancada, con quienes mantienen un diálogo permanente vía teléfono, mail y en reuniones específicas. Durante estas conversaciones, los secretarios de Estado coordinan que  las bancadas de diputados y senadores  estén “en sintonía” con los proyectos del Ejecutivo, de forma de “ordenar” la agenda política y legislativa”.

“Hemos tenido un diálogo fluido y permanente con los ministros, tanto con Arenas, Peñailillo y Rincón, sobre todo para la tramitación de las reforma tributaria. Se ha cultivado una relación de amistad con cada uno de ellos (…) no nos mandamos recados por la prensa con los ministros, cuando hay dudas las manifestamos directamente, lo que se ha traducido en un despacho expedito en la Cámara”, afirma el jefe de bancada de diputados de la DC, Matías Walker.

Sin embargo, tienen cierta cercanía con  parlamentarios específicos de la Nueva Mayoría,  con quienes mantienen una relación de mayor confianza.  En los diálogos y conversaciones con sus círculos políticos más cercanos, abordaron sus principales  sus inquietudes con respecto a las definiciones de los partidos en las diferentes reformas como la tributaria y educacional y aclararon algunos de los “impasses” que se han producido entre el Ejecutivo y los partidos del oficialismo.

Los principales «grupos de apoyo» 

Alberto Arenas (PS), mantiene mayores cercanías políticas con los senadores Jaime Quintana (PPD), Andrés Zaldívar (DC) y Ricardo Lagos Weber (PPD), con quienes abordó detalladamente la reforma tributaria, entre otros proyectos, y con quienes mantiene un permanente contacto telefónico.  En tanto, en la Cámara, es cercano a Pepe Auth (PPD), Osvaldo Andrade (PS) y Marcelo Schilling.  Según explican en el PS, Arenas tiene una “relación amistosa y de confianza” en ese partido. De hecho, cuando necesitó “ayuda” para crear las condiciones necesarias que permitan sacar adelante alguna iniciativa como la reforma tributaria, se contactó con Schilling.

Por su parte, para Rodrigo Peñailillo (PPD) su círculo político en el PPD está compuesto principalmente por los senadores Jaime Quintana, Felipe Harboe y Guido Girardi, con quienes mantiene una relación fluida, sobre todo con Quintana. El presidente del PPD se reúne en reiteradas oportunidades con el ministro del Interior para comentar los principales hitos políticos y abordar cómo se está dando el “pulso” en las bancadas a la hora de votar las diferentes iniciativas.

En el PS es cercano a Andrade, Schilling y a los senadores Alfonso de Urresti y Juan Pablo Letelier.  En la DC, sus vínculos más cercanos son con  Matías Walker y Pablo Lorenzini. 

Sin embargo, los ministros de Bachelet también mantienen una  relación cercana con  algunos de los parlamentarios de la Alianza. “Tengo una muy buena relación con Javiera Blanco y Alberto Arenas, en términos de todo lo relacionado con alcanzar acuerdos, compartir diversos puntos de vista, coordinar los diferentes proyectos”, afirma el diputado de la UDI, Patricio Melero, y explica que “esta relación ha sido efectiva, ya que se lograron acuerdos con Arenas por la reforma tributaria”.

FOTO:DAVID CORTES SEREY/AGENCIAUNO

 

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