Enrique Correa, José Miguel Insulza, José Antonio Viera-Gallo, Óscar Guillermo Garretón y Eugenio Tironi tienen al menos dos cosas en común. La primera es que ocuparon importantes cargos políticos y tuvieron un amplio espacio de influencia en los primeros cuatro gobiernos de la Concertación. La segunda es que todos provienen del MAPU, partido que nació en 1969 tras un quiebre en la Democracia Cristiana (DC), que posteriormente se unió a la Unidad Popular, que más tarde fue proscrito por el gobierno militar, y que casi se diluye por completo antes del plebiscito de 1988, cuando sus militantes se fueron al PS y al recién creado PPD.

Hoy, en el segundo gobierno de Michelle Bachelet -el primero de La Nueva Mayoría- esta suerte de revival de un partido político de izquierda ya casi extinto, se repite. Pero ahora el turno es de la Izquierda Cristiana (IC). Muchos de quienes militaron en esa colectividad ocupan hoy varios de los roles de mayor poder e influencia en el oficialismo.

Por las filas del partido creado en 1971 –también por un quiebre en la DC- pasaron los actuales ministros Álvaro Elizalde, Nicolás Eyzaguirre, Fernanda Villegas, Víctor Osorio y Carlos Furche; los subsecretarios Mahmud Aleuy y Gloria Maira; la jefa de gabinete de Bachelet, Ana Lya Uriarte; el director de la Academia Diplomática, Juan Somavía; el representante de Chile en la mesa de diálogo entre Colombia y las FARC, Luis Maira; y un puñado de otros funcionarios que trabajan para el gobierno en puestos clave, como el embajador en Venezuela, Pedro Felipe Ramírez; uno de los principales asesores de Aleuy, Guillermo Miranda; y el asesor del ministro de Interior, Rodrigo González. También el actual presidente de la Cámara de Diputados, Marco Antonio Núñez, y los diputados Sergio Aguiló y Daniel Farcas.

“Como nunca, varios ex Izquierda Cristiana estamos en cargos muy relevantes de poder y es posible hacer un paralelo con lo que ocurrió con el MAPU en los primeros gobiernos de la Concertación”, señala a “El Líbero” una de las autoridades antes mencionada.

Si bien todos los consultados se apuran en descartar de que con este «momento de gloria» de sus ex militantes se vaya a rearmar la Izquierda Cristiana, varios ven con simpatía la situación. Dicen que el hecho de que hayan tantos en cargos de primera línea es un signo de que “el partido tenía muy buena gente”.

Los encuentros

Pero más allá de lo anecdótico, varias fuentes consultadas señalan que muchos de los ex militantes aún siguen en contacto, e incluso algunos confirman que existe un grupo que se reúne periódicamente a cenar y a recordar historias. Éste lo componen mayoritariamente personas que en la década de los 80 cumplieron roles de dirigentes estudiantiles, como el diputado Núñez, Vicky Hurtado, Manuel Pinto, Osvaldo Aguiló y una hermana y un hermano del ministro Elizalde, entre otros.

A esas actividades -que se han realizado, por ejemplo, en la Quinta Compañía de Bomberos de Ñuñoa-, también han asistido de forma esporádica figuras históricas de la colectividad, como Luis Maira, Sergio Aguiló y Pedro Felipe Ramírez.

Algunos ex militantes indican que en un futuro cercano estas reuniones de camaradería podrían transformarse en citas de carácter más político: “Hay conversaciones aisladas que deberían derivar pronto en una reunión grande de ex militantes para ver temas políticos”, señala una de las actuales autoridades, advirtiendo que “hace falta un encuentro de estas características en estos momentos difíciles que está viviendo el país, porque la reflexión política se da mucho más fácil con gente que uno conoce desde hace décadas”.

Otros militantes históricos consultado por «El Líbero«, desconocen que se esté organizando esta «gran reunión» y descartan que exista una articulación política detrás de los encuentros de camaradería.

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