Mucho se ha hablado de las diferencias en tono y moderación del Gabriel Boric de primera vuelta y el de segunda, que luego fue electo y protagonizó una serie de gestos republicanos. Este Boric de segunda vuelta es quien, según Óscar Guillermo Garretón, es el que aprendió de los errores cometidos en el pasado por la Unidad Popular y aunque podría seguir la «visión» del exPresidente Salvador Allende, evitaría cometer los mismos errores.

En conversación con El Líbero, el economista Óscar Guillermo Garretón, histórico militante socialista por más de 30 años hasta que se separó de la tienda en 2019, aborda el vínculo que ha tratado de establecer el presidente electo con Salvador Allende, tanto en su primer discurso en la Alameda, como en su visita a La Moneda, donde se inclinó frente al busto de Allende. «El Boric de segunda vuelta de ninguna manera busca reproducirlo, puede respetarlo, puede emocionarlo la figura del presidente Allende, pero lo que él está planteando no tiene absolutamente nada que ver con la Unidad Popular», sostiene Garretón.

Añade que «la amplitud de alianza que Boric está buscando es exactamente lo contrario de lo que hizo la UP» y que quienes han salido en estos días a cuestionarlo son precisamente «aquellos que se resisten a la apertura y quisieran volver a radicalizar las cosas». Advierte que quienes exigen no variar «un ápice el programa», «pueden caer en una lógica estrecha incapaz de ser gobierno como le ocurrió a la Unidad Popular».

-¿Qué lectura hace de los gestos que ha tenido Boric que aluden a Allende desde que salió electo? La noche que ganó dijo en su discurso en la Alameda: “Les pido que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada”. También en La Moneda se detuvo frente al busto de Allende.

-Yo entiendo las referencias positivas de Boric hacia Allende en cuanto a dos cosas. Uno, que de alguna manera Allende representa en el imaginario popular una voluntad de construir un país mejor para todos, especialmente para los más humildes. Otra cosa es que la Unidad Popular no haya tenido éxito en eso, pero ese propósito de Allende tiene sentido que lo rescate Boric. Lo segundo, que rescata todo el mundo de izquierda e incluso mucho más allá de ella, es que la muerte de Allende de alguna manera transformó en el mundo entero a Allende en sinónimo de democracia agredida por dictadores y a Pinochet en símbolo mundial de una dictadura militar. Esas dos cosas están muy metidas en el corazón de la gente y particularmente de quienes pertenecen al mundo de izquierda. 

-En una carta publicada en El Mercurio Sergio Muñoz Riveros dice que “el gobierno de Allende es un compendio de todo lo que no tiene que hacer”. ¿Qué cosas trató de hacer Allende que Boric no debería repetir?

-La Concertación nació de la crítica más desgarradora hecha a la izquierda, a los errores que llevaron a la derrota monumental que sufrió la UP y que en mi consciencia de los errores cometidos es que de los que menos se equivocó fue Allende, siendo por supuesto responsable como jefe, pero se equivocó mucho menos que muchos de nosotros. Entonces, cuando él de alguna manera aparece teniendo una visión de segunda vuelta, ya presidente electo, se acerca mucho a la reflexión que hizo la renovación socialista de crítica a lo que fue la Unidad Popular y que fue la razón por la cual nació la Concertación y una alianza más allá de la sola izquierda, mal que mal la DC fue adversaria de la UP.

Valoro eso porque Boric ganó por eso, porque entendió que la izquierda más radical no basta para ganar y menos para gobernar en un país donde más de un 40% vota por la derecha. Boric en la segunda vuelta entendió y por eso ganó, de que tenía que ir a un mensaje mucho más amplio que el que le aportaba Apruebo Dignidad. Apruebo Dignidad le dio un 25% a Boric y ganó en segunda vuelta con un 55% y eso lo logró por su cambio, son votos de él y del equipo más cercano, no de su coalición y eso lo entiende perfectamente bien. Por eso le estoy dando la aprobación hoy día a lo que han sido sus declaraciones y comportamientos personales después del triunfo.

Un acuerdo orgánico con los partidos de Nueva Mayoría facilita -no garantiza- que haya un acuerdo que tenga un poco más de contenido y no simplemente de la ansiedad de estar en algún lugar en el gobierno».

-¿Cuáles serían los hechos que marcan este cambio de Gabriel Boric para la segunda vuelta y tras el triunfo?

-Puede encarnar una voluntad de cambio muy profundo que está en la sociedad chilena hoy día y que es lo que quiere la mayoría, pero siendo categórico en su respeto a la democracia y sus instituciones que lo ha repetido en todos estos días insistentemente, incluido en la Convención Constituyente. Esto es desde el 15 de noviembre y no desde segunda vuelta. Segundo, ha dado muestras en este tiempo, lo que no era el discurso de Apruebo Dignidad, de que la economía importa para poder extender los derechos sociales, que la disciplina fiscal es una cuestión importante, cosa que fue uno de los grandes errores de la Unidad Popular. Lo que ha manifestado ahora interpreta mucho lo que fue el proceso de renovación socialista.

Quien ha salido en estos días a cuestionar a Boric no era la derecha, tampoco el mundo empresarial que ha sido cauteloso, sino que aquellos que se resisten a la apertura de Boric y quisieran volver a radicalizar las cosas. Son los que solo a refunfuño aceptan abrirse a ampliar la alianza de Apruebo Dignidad y del gobierno de Boric, pero además exigiendo no variar un ápice el programa, lo cual es absurdo, porque el programa de primera vuelta no ganó en Chile. Ganó esa diferencia en tono y contenido de la segunda vuelta.

La diferencia que marcaba Muñoz es que los que quisieran restringir la convocatoria que está intentando Boric pueden caer en una lógica estrecha incapaz de ser gobierno como le ocurrió a la Unidad Popular. No digo que sea lo mismo que la UP, pero al estrechar políticamente la alianza están volviendo al 25% y van a perder apoyo si insisten en eso. Boric está consciente de que tiene que ampliarse, que para ser mayoría necesita convocar a muchos más y que para gobernar se necesita incluso más gente que para ganar. La parte más radicalizada del mundo que ha apoyado a Boric pueden terminar siendo grandes responsables si es que Boric llegara a fracasar, en cambio si Boric logra imponer la línea que ha estado planteando después de su elección, creo que es el único camino que puede llevarlo a lograr el triunfo, aunque no hay ninguno que lo garantice.

Boric en la segunda vuelta entendió y por eso ganó, que tenía que ir a un mensaje mucho más amplio que el que le aportaba Apruebo Dignidad».

-El diario del PC francés, L’Humanité, puso una foto de Boric en su portada del martes 21 con el título: ‘La victoire des enfants d’Allende’. ¿Coincide en que los frenteamplistas son ‘los hijos de Allende’?

-Tengo la impresión de que en la primera vuelta de la elección había muchos que eran los que querían reproducir la lógica de Allende. Yo entiendo que el Boric de segunda vuelta de ninguna manera busca reproducirlo, puede respetarlo, puede emocionarlo la figura del presidente Allende, pero lo que él está planteando no tiene absolutamente nada que ver con la Unidad Popular. La amplitud de alianza que él está buscando es exactamente lo contrario de lo que hizo la UP. La lógica de buscar acuerdo público-privado es exactamente lo contrario que la confrontación que hubo entre Unidad Popular y la empresa en ese tiempo. Yo creo que hay que favorecer el desarrollo de esto porque está demostrado que esas cosas llevaron a una enorme derrota en el tiempo de la UP y requiere de que Boric triunfe su deseo de cambio, pero al mismo tiempo su deseo de un país que acepte esos cambios, que comparte esos cambios, requiere una política distinta y eso es lo que creo que uno debe interpretar y desear de este vuelco de Boric de segunda vuelta.

«El mundo de la ex Concertación tiene que responder orgánicamente y no con una estampida de gente hacia las filas de el gobierno»

-¿Cómo evalúa que la ex Concertación sea parte del gobierno con Gabriel Boric? ¿Qué tan necesario es que la centroizquierda se sume al gobierno?

-Yo creo que el que tiene la palabra en esto y el liderazgo es Boric para convocar una mayoría para gobernar mucho más allá de lo que es Apruebo Dignidad. Eso es una condición de él, no una desde la Concertación. Segundo, el mundo de la Concertación tiene que responder orgánicamente y no simplemente con una estampida de gente hacia las filas del gobierno. La estampida de gente termina siendo la estampida de los probablemente más ansiosos de tener un cupo dentro del gobierno y, por lo tanto, los menos comprometidos. Yo creo que un acuerdo orgánico con los partidos de la Nueva Mayoría facilita -no garantiza- que haya un acuerdo que tenga un poco más de contenido y no simplemente de la ansiedad de estar en algún lugar en el gobierno.

La parte más radicalizada del mundo que ha apoyado a Boric puede terminar siendo grandes responsables si es que Boric llegara a fracasar».

-Tras el último debate usted dijo en Mirada Líbero de Agricultura que la gran ganadora había sido la ex Concertación debido a que los candidatos mostraron una moderación en sus posturas. ¿Cómo se tradujo esa victoria en los hechos?

-Yo que soy sensible y convencido de que la Concertación fue un buen gobierno, cuando oigo la búsqueda de ampliar la alianza, cuando uno de nuestros grandes temas con la Unidad Popular, fue ampliar la alianza a una DC que era nuestro adversario durante la UP. Cuando escucho al presidente dialogar con el mundo empresarial y hablar de una alianza público-privada aunque el Estado tiene un rol muy importante es absolutamente contradictorio con lo que fue la Unidad Popular y una de las lecciones en caso nuestro de lo que había que hacer para poder crecer. Y como yo creo que la Concertación lo hizo bien en eso y sacó al pueblo adelante es precisamente porque hubo una complicidad, un acuerdo entre el Estado, el gobierno y el sector privado, creo que esas lecciones que hoy día yo veo que se han planteado, hay que aprovecharlas y apoyarlas.

Quien ha salido en estos días a cuestionar a Boric no era la derecha, tampoco el mundo empresarial que ha sido cauteloso, sino que aquellos que se resisten a la apertura de Boric y quisieran volver a radicalizar las cosas».

-Quedó de manifiesto durante la campaña que la DC tiene problemas con el PC, sin embargo, dijeron que van a colaborar. ¿Es lo políticamente correcto o genuino? ¿Debe ser parte del gobierno?

-Decirle a la Democracia Cristiana qué es lo que es correcto o no, no me corresponde. Yo tengo la impresión de que la DC salió muy golpeada de esta elección, no tuvo un buen resultado, tuvo un mal resultado y no es malo que tenga un periodo de reflexión que ojalá no sea obnubilado con el deseo de estar en posturas de gobierno, pero entiendo que han dicho que van a ser una oposición constructiva. En todo caso, todo el mundo político está en un proceso de reflexión y de rebaraje, no solo la DC, yo creo que en el mundo de  izquierda hay un rebaraje, porque esta elección cambió lo que había sido la hegemonía dentro de la izquierda que había durado veintitantos años y hoy día es el FA el que tiene la hegemonía y yo creo que ese es un dato nuevo de cómo se organiza esto.

En el fondo obliga sobre todo al Partido Socialista, que es el más fuerte y con mayor arraigo dentro de ese sector, a volver a tener algún pensamiento propio, ya que el PS dejó de tener un pensamiento sólido hace rato y esa pérdida hizo que fuera fundamentalmente un partido de seguimiento a otros y no un partido con personalidad como corresponde a un partido con su historia.

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