Manifestaciones masivas y un paro a nivel nacional mantienen a Colombia en la mira internacional. El detonante fue una polémica reforma tributaria, impulsada por el Presidente Iván Duque, que finalmente fue descartada y aún así no consiguió apaciguar la situación. El gobierno colombiano denunció la infiltración de disidentes de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional en las protestas, mientras que la oposición considera que este argumento pretende invalidar los reclamos.

Para el periodista y escritor cubano Carlos Alberto Montaner hay un «serio intento de destruir» a la administración de Duque. «No tengo la menor duda que las denuncias del gobierno colombiano son veraces. Fue una locura aceptar que ‘las conversaciones de paz’ se llevaran a cabo en La Habana. Era como poner a los ratones a cuidar el queso», comentó.

El analista en temas internacionales asomó en su columna Colombia en peligro, publicada en enero en El Líbero, que el país neogranadino estaba bajo la mirada del régimen cubano y donde hacía referencia a un dossier conocido por la Revista Semana que denunció posible injerencia cubana en Bogotá para desestabilizar al país e intentar influir en las elecciones de 2022. «Colombia es un objetivo apetecido por la producción de petróleo (aunque haya mermado mucho), y la capacidad de producir alimentos para el hambreado pueblo cubano», indicó en su artículo de opinión.

Hoy, Montaner cree que la estrategia de La Habana respecto a Bogotá consistiría en «liquidar» al gobierno de Duque y lograr «entronizar» al senador de izquierda y aspirante a las elecciones presidenciales de 2022, Gustavo Petro (exguerrillero del desmovilizado Movimiento 19 de Abril). «Luego saquearán a la pobre Colombia como han hecho con Venezuela», añade.

Montaner considera que el Gobierno colombiano cometió varios errores que no evitaron el actual conflicto. «Se equivocó elevando los impuestos en medio de una crisis. Se equivocó no erradicando los cultivos de coca por medios químicos. Es la única manera eficiente de hacerlo», explica.

Todavía es incalculable el costo político de la violencia en las manifestaciones para el gobierno de Duque y más aún su desenlace. Sin embargo, Montaner considera necesario «sostener» que el actual Presidente de Colombia es un «amigo» de los chilenos y, por eso, «no se puede vacilar» en un punto: «Los enemigos de Duque son también los de Chile». Señala que estos «enemigos» son los «amigos de la guerrilla». «Son los electores de Gustavo Petro. Son los que han sustituido el marxismo con el antiamericanismo. Son los enemigos de Chile y de la racionalidad democrática. Son los populistas de izquierda y derecha».

El impacto sobre la región

El periodista está convencido que el gobierno cubano piensa que se «generalizará el caos» sobre la región. «Sus estrategas han revivido la hipótesis del ‘dominó’. Colombia se asoma a los dos océanos. Tiene incidencia en toda Sudamérica».

Su consejo es ver a la nación como un espejo: «Lo que sucederá en Colombia repercutirá en Chile». Explica que, probablemente, esto influya de la «misma manera que en Colombia repercutió lo que sucedió en Chile». Y agrega: «Hay efecto de imitación espontánea. Por otra parte, los instigadores son los mismos. De Colombia acaban de echar a un diplomático cubano capturado con las manos en la masa. Si la inteligencia chilena vigilara a los diplomáticos cubanos también hallaría una clara colusión entre La Habana y los revoltosos chilenos«.

Colombia expulsó al primer secretario de la embajada de Cuba en Bogotá, Omar Rafael García Lazo, por supuestamente estar «desarrollando en el país actividades incompatibles» a su labor diplomática. La decisión desagradó a La Habana que acusó al Gobierno de tomar una acción «injustificada» para «desviar la atención de la comunidad internacional», pero el Ministerio de Relaciones Exteriores ratificó que la «declaración de persona non grata» del funcionario cubano «corresponde a sus actividades incompatibles con lo previsto en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas».

La situación colombiana preocupa en la región. El gobierno de Sebastián Piñera se pronunció sobre la situación mediante un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, emitido el jueves, donde lamentó la pérdida de vidas y los heridos registrados durante las protestas. «Al mismo tiempo, rechaza categóricamente el vandalismo y la violencia, cualquiera sea su origen, y valora la convocatoria de una mesa de diálogo formulada por el Gobierno a fin de canalizar democráticamente una solución al conflicto», precisó el documento.

La declaración fue antecedida por una respuesta del ministro vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, a la situación del país neogranadino: «Creemos en el valor universal de los derechos humanos».

Sin embargo, otros gobiernos critican al de Duque por el manejo de la situación. La escalada de violencia en las manifestaciones provocó las muertes de, al menos, 26 personas y decenas de heridos en el país neogranadino. «Con preocupación observo la represión desatada ante las protestas sociales ocurridas en Colombia. Ruego porque el pueblo colombiano retome la paz social e insto a su gobierno a que, en resguardo de los derechos humanos, cese la singular violencia institucional que se ha ejercido», apuntó el Presidente de Argentina Alberto Fernández.

La declaración fue rechazada por Bogotá que, en un comunicado de la Cancillería, acusó a Fernández de desconocer que «miles de colombianos han tenido, conforme a nuestro Estado de Derecho, todas las garantías para ejercer la protesta pacífica a lo largo y ancho del país«. Asimismo, la canciller Claudia Blum señaló que su Gobierno informa «constantemente a países y organismos internacionales sobre coyuntura» colombiana.

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