10 de junio de 2022. Desde el Palacio de La Moneda, la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, descarta de plano abrir un segundo proceso constituyente en caso de que gane el Rechazo en el plebiscito del 4 de septiembre. “Una de las cosas que nosotros hemos sostenido, y que el Presidente ha sido muy claro en esto, es que no hay terceras vías. El pueblo de Chile ha trazado un camino que tiene una apertura de un proceso constituyente y un cierre. ¿Cuál es el procedimiento que se ha dado el pueblo de Chile para tener un nuevo texto constitucional? Es el que estamos viviendo y es el que culmina el 4 de septiembre con el plebiscito de salida. No hay otra alternativa”, asegura. Y para mayor claridad, añade: “La gente va a votar si aprueba o rechaza, no hay una tercera opción en la papeleta. Y todo lo demás son discusiones que tienen que ver con reformas, proyectos de ley, pero nada sobre el cambio a la Constitución”.
Al parecer el Presidente no lo tenía tan claro; o al menos no fue así el 15 de julio de 2022. Instalado en los estudios de Chilevisión, el Presidente Gabriel Boric contradice a su ministra y enfatiza: “Chile votó de manera clara en un plebiscito de que quiere una nueva Constitución, y no sólo eso, escrita por un organismo especialmente electo para ese fin. Por lo tanto, de ganar la alternativa Rechazo, vamos a tener que prolongar este proceso por un año y medio más”.
Llega la noche del 4 de septiembre, un 62% de los chilenos le dijimos que no a la propuesta de la Convención. Entonces, el Jefe de Estado realiza una cadena nacional desde el Palacio de Gobierno y reafirma sus dichos: “Me comprometo a poner todo de mi parte para construir en conjunto con el Congreso y la sociedad civil un nuevo itinerario constituyente”.
Para nadie es un misterio que los Republicanos no estuvimos de acuerdo con este loop constitucional: no participamos del “acuerdo 2.0” y lo votamos en contra en el Congreso; pero también es cierto que señalamos que iríamos a dar todas las batallas, no dejaríamos ningún espacio al entreguismo ni a la izquierda, que nos presentaríamos en dichas elecciones.
Así, el7 de mayo de 2023, y aunque no estuvimos de acuerdo con impulsar este segundo proceso sin mediar un plebiscito que les preguntara a las personas si estaban de acuerdo o no, los Republicanos aceptamos las reglas impuestas, nos sumamos al proceso electoral y ganamos gracias al énfasis que pusimos en la necesidad de recoger lo que las personas verdaderamente piden para avanzar.
Con el inicio del trabajo en la Comisión Experta, las opiniones habían sido positivas y el pronóstico era auspicioso. Pero, no nos veamos la suerte entre gitanos: bastó conocer el resultado de las elecciones de mayo para que una amplia parte de la izquierda chilena diera por muerto este proceso. Yo calculo que el domingo 7 de mayo, a eso de las 7:30 de la tarde, la izquierda definió ir por el «En contra».
Lo que verdaderamente ha habido en todos estos meses es un baile de máscaras, un constante intento por caricaturizar el rol que hemos cumplido y cientos de declaraciones con verdades a medias o mentiras tendientes a generar el ambiente propicio pata “botar” esta nueva oportunidad y explicar que, en realidad, “la Constitución de los cuatro generales” no era tan mala.
Para los sectores de izquierda, seamos honestos, ninguna Constitución será buena si no está escrita por ellos y solamente por ellos mismos. Y no con sentido de realidad o de acuerdo con las aspiraciones mayoritarias de los chilenos -como seguridad, condena absoluta al terrorismo, alivio para la clase media, reglas claras para la inversión, propiedad de los fondos de pensiones y un largo etcétera-, sino con algo mucho más parecido al «plurichile» de la Convención.
El “pueblo” no es lo que les interesa, sino su propia visión de mundo, que debe ser impuesta a un pueblo que no entiende realmente lo que quiere. Culpa nuestra, pueblo leso, que camina más lento que los seres de luz que nos dirigen.
Para la muestra, un botón. Este jueves 26, el alcalde de Recoleta, ex presidenciable del PC y una de las más influyentes figuras de ese partido, dijo que “ningún gobierno, ni este ni el que venga, puede dar por finalizado un proceso constituyente que le pertenece al pueblo, porque no corresponde que los gobiernos que están en entredicho sean los que definan si los procesos constituyentes se hacen o no se hacen”.
De esa forma, la ministra Vallejo volvió a ser contradicha por uno de sus cercanos. Y es que sólo tres días antes, la vocera había planteado que “difícilmente habría condiciones para que en este gobierno podamos iniciar, empujar, un nuevo proceso (constituyente)”.
¿A quién le creemos?
Los Republicanos estamos convencidos de que la propuesta del Consejo Constitucional es mejor que la actual, pero sobre todo es mejor que la Constitución plurinacional del 4 de septiembre, porque nos permite cerrar un capítulo que no se debió abrir nunca. Hoy día, los mismos que promovieron el proceso, no lo van a cerrar a menos que les digamos, todos, que esta propuesta es mejor y que, de una vez por todas, las fuerzas políticas deben concentrarse en las verdaderas urgencias y necesidades. Mientras el plebiscito no se los diga en la cara, la amenaza comunista nos mantendrá en este loop que solo trae incertidumbre, desconfianza y hastío.