En pocos días el gobierno del Presidente Boric cumplirá un año. Nada fácil ha sido este año para él, por una serie de factores que es prudente analizar.
Tampoco lo ha sido para Chile y los chilenos.
La falta de experiencia
Un Presidente joven, sin la experiencia y la calle -en el amplio sentido de la palabra- necesaria para gobernar. Esto se subsana, en parte, con un buen equipo de gobierno. Ello requiere del liderazgo necesario para designar en cada cargo a quien cuente con las condiciones y experiencia que necesita cada posición que denota por cierto una gran responsabilidad ante los chilenos.
Esto no ocurrió así. Partiendo por una médica en Interior, una socióloga en justicia, un enemigo de los TLC a cargo de las relaciones económicas internacionales, y la lista es larga. Personas que pueden ser muy talentosas, dejan de serlo en el lugar equivocado.
El cuoteo político, el amiguismo, la ambición de ocupar posiciones claves de los partidos pertenecientes a la coalición, fue a costa de la calidad del Gobierno. Existe también responsabilidad en aquel que acepta ocupar un cargo que le queda grande sin considerar la responsabilidad que ello implica para el país y ante los ciudadanos, que -a no olvidarlo jamás- pagan con sus impuestos el salario de cada uno de quienes ocupan un cargo en el Estado.
La difícil coalición de gobierno
Gobernar con una coalición díscola y compleja no facilitó las cosas. Un exceso ideológico rige los actos y acciones de gobierno de la ya difícil coalición Apruebo Dignidad. Piensan distinto y les cuesta acordar. Poca experiencia de dirigentes jóvenes que venían de ser dirigentes estudiantiles. Excesiva ideología identitaria, carencia de un proyecto país que considere la verdadera esencia de Chile y de los chilenos.
La sociedad con el Socialismo Democrático es difícil. ¿El modelo de país que quieren es distinto, o será que cambiaron tanto? El SD fue parte de la exitosa Concertación, y hoy son parte de las antípodas junto a quienes denostaron los 30 años de los que ellos fueron parte. Allí surgen conflictos ante declaraciones y acciones extremas que generan cortocircuitos continuamente. Las llamadas volteretas, de quien lidera la coalición oficialista, cuyos pensamientos disímiles van de un lado al otro para tal vez, contentar a todos. Tarea imposible, que sólo complejiza aún más la difícil tarea de gobernar. Esto confunde y nos lleva a no saber qué piensa realmente quien nos gobierna. Los indultos son un claro ejemplo.
Y tenemos mucha incertidumbre.
Y tenemos miedo de que no se cumplan los sueños más básicos de cada chileno.
¿Será un pensamiento loco, imposible tal vez, pensar que se pongan de acuerdo y se gobierne en orden, sin sacudones ideológicos y declaraciones que asustan hasta a los conejos incendiarios?
Las circunstancias, sumado a erradas decisiones
El Gobierno asumió en medio del proceso Constituyente decidiendo ser parte activa en la campaña del Apruebo desde sus inicios. Compraron una grave e histórica derrota. No fue la «campaña del terror» que declaró Irina Karamanos urbi et orbi. Es decir, que un 62% de los chilenos fue engañado por algún cuco malo y mentiroso acerca del texto rechazado. Nadie lo cree, sólo algunos pocos y la mala noticia es que los daña a ellos mismos.
Varios personeros de gobierno dijeron que para empezar a gobernar debían esperar a que la Constitución fuese aprobada. Que la misma sería el instrumento que necesitaban para poner en marcha su plan de gobierno. Craso error.
Pasaron seis meses, sin tomar decisiones o solo a medias, ante graves situaciones de inseguridad y violencia. Tiempo de gobierno perdido hasta el 4-S, día en que la Constitución propuesta fue rechazada, y por qué no decirlo, su programa de gobierno también. Tiempo precioso que perdimos todos los chilenos. El cambio de gabinete incorporó con más fuerza al Socialismo Democrático en cargos clave como son Interior y Segpres.
Y el tiempo sigue pasando y estás dos almas que gobiernan no logran un camino claro o “nítido” como declaró la Jefa de Gabinete, quien además aseveró que de no aprobarse las reformas que el gobierno propone se desatarían horrorosos populismos. ¿No fue acaso populismo de la peor clase, el haber aprobado los retiros a las pensiones, con el apoyo de casi todos los partidos de quienes hoy gobiernan?
Los incendios. Decisiones a tomar
La tragedia que ha ocurrido en Chile es inmensa. La intencionalidad detectada no debe minimizarse por ningún motivo ya que le quita importancia al dolor de tantos, a muertes, pérdidas, sufrimiento y angustias de compatriotas que perdieron años de trabajo y esfuerzo. La institucionalidad de Chile debe dar las respuestas ante lo ocurrido y castigar con el peso de la ley a los culpables.
La reconstrucción es urgente. Viene el invierno y deberían estar todos con techo y trabajo antes de que bajen las temperaturas y avance el frío. Está claro que un bono no alcanza.
Esto exigirá una gran cantidad de recursos y por ello deberían -tal como hizo Chile en catástrofes -e.g. el terremoto del 27-F, y la pandemia- reasignar gastos y eliminar todo aquello que no sea de gran urgencia. ¿Existirá un comité de crisis que repiense el gasto del año 2023? Esto me lleva como ejemplo, a los grandes actos planificados por los 50 años del golpe de Estado que nos llevó a años muy oscuros de nuestra República, donde hubo muerte, destrucción y pérdida de la democracia por años.
Es necesario recordar y nutrir la memoria de aquello que no debe volver a repetirse. Debiera tal vez ser una sobria y fuerte conmemoración a un hecho que nos marcó como país, ojalá sin gastos excesivos que deben asignarse a otras materias.
Hoy convoca resolver temas urgentes además de la reconstrucción, como son todos los recursos que demandará que las fuerzas del orden cuenten con los elementos, la tecnología y equipamiento necesario, tal que de una vez por todas los ciudadanos podamos recuperar la tranquilidad de vivir en paz, de dormir tranquilos, un derecho al que tenemos todos los ciudadanos.
La educación pública requiere de inversión, no de ideologización. Esto demanda recursos en muchos aspectos. La salud pública requiere de recursos. Y hay mucho más.
Las necesidades son muchas y urgentes, por ello la reasignación de recursos es mandatoria, tal que la austeridad se conozca y practique, tal que los mismos sean asignados a los problemas que aquejan a los ciudadanos.
Conclusión
Ya pasó un año. Quedan tres por delante. Hubo aciertos y desaciertos. Tanto aún por hacer y resolver. No tengo duda alguna que todos queremos que las cosas salgan bien.
Esto requiere de diálogo transversal para llegar a acuerdos que permitan reformar, no refundar, y en democracia. Eso sí, el primer lugar debe ocuparlo el ciudadano, por encima de cualquier aspiración política personal.
*Iris Boeninger – Economista Miembro del Comité Político de Amarillos por Chile