¿Quién ganó el US Open? Difícil pregunta. Si se trata de cobertura en los medios, muchos estarán confundidos y creerán que la triunfadora es Serena Williams. Craso error. La vencedora fue la tenista japonesa Naomi Osaka, pero su conquista se vio opacada por los conflictos de la hermana menor de las Williams con el árbitro Carlos Ramos. Lo que era una final más de un Grand Slam se convirtió en una suerte de teleserie, con gritos y llantos. Durante el encuentro Williams fue penalizada primero con un punto y luego con un juego. Y al día siguiente la Asociación de Tenis de Estados Unidos la multó con US$17,000. Las acusaciones: recibir indicaciones de su entrenador, romper una raqueta y emitir comentarios considerados abusivos a Ramos. Para algunos el espectáculo brindado por la deportista norteamericana y los aires de diva le robaron a Osaka su momento dorado. Para otros fue el árbitro quien le quitó a la joven tenista la posibilidad de sonreír al levantar la copa. Según Serena, todo es culpa del sexismo presente en el circuito: “Él (Ramos) nunca le ha quitado un juego a un hombre porque lo llamara ladrón. Eso me deja sorprendida, pero voy a seguir luchando por las mujeres”.

 

La polémica no quedó en la cancha y siguió creciendo debido a la publicación de una caricatura que se burla de los acalorados intercambios entre Williams y el juez. En ella, Mark Knight (del Herald Sun de Melbourne) dibuja a la famosa tenista con gruesos labios y nariz ancha en medio de una pataleta; mientras el árbitro le dice a la eventual campeona Naomi Osaka: “¿Puedes dejarla ganar?”. La deportista nipona aparece como una joven delgada, de piel clara y pelo completamente rubio, una figura más cercana a una mujer blanca que a una oriental.

 

El Herald Sun respaldó a su empleado y el presidente ejecutivo de News Corp Australia dijo que las críticas a Knight “demuestran que el mundo se ha puesto demasiado PC” (políticamente correcto).

 

Las críticas contra Knight no tardaron en aparecer, por considerar su propuesta como racista. El reverendo Jesse Jackson, la escritora británica JK Rowling y numerosos presentadores deportivos, periodistas y activistas manifestaron unánime rechazo. J.K. Rowling escribió irónicamente en Twitter: “Bien hecho el reducir a una de las mejores deportistas vivas a los tropos racistas y sexistas y convertir a una segunda gran deportista en un héroe sin rostro”. La Asociación Nacional de Periodistas Negros dijo que la caricatura era “repugnante”: “El arte de la caricatura editorial es un diálogo visual sobre los problemas del día, sin embargo esta caricatura representa de forma groseramente inexacta a dos mujeres de color en el US Open, uno de los eventos más grandiosos de los deportes profesionales».

 

El Herald Sun respaldó a su empleado. El presidente ejecutivo de News Corp Australia, Michael Miller, dijo que las críticas a Knight “demuestran que el mundo se ha puesto demasiado PC” (políticamente correcto) y que “se malinterpreta el papel de los dibujos animados y la sátira de los medios informativos”. El editor del Herald Sun, Damon Johnston, también defendió a Knight. “Un campeón de tenis tuvo una mega rabieta en un escenario mundial y la caricatura de Mark representaba eso”, escribió Johnston, “no tiene nada que ver con el género o la raza”.

 

Ambas posturas son válidas y dejan en evidencia el rol que tiene el lector al otorgarle sentido a un determinado texto. Tal como postula el escritor, ensayista y filósofo francés Roland Barthes (1915-1980). En su ensayo de 1967 “La muerte del autor”, establece que las ideas plasmadas no le pertenecen a quien las escribió sino que son parte de la cultura y cambia el foco del autor hacia el lector quien gracias a una “lectura activa” hace conexiones de sentido organizando los signos que la conforman. Por lo tanto, una obra cambia de significado dependiendo del lector e incluso a través del tiempo.

 

Knight hizo sus descargos: “Tal vez hay una comprensión diferente de la caricatura en Australia a Estados Unidos… Era una caricatura basada en su rabieta ese día y eso es todo lo que era”.

 

Así, el trabajo de Knight se “lee” distinto según quién lo “lee”. El sujeto se enfrenta a las propuestas con una forma singular de interpretar las diferentes citas que constituyen la obra. Por ejemplo, para quienes no están familiarizados con el personaje de Jim Crow, difícilmente podría considerarse esta viñeta una suerte de guiño a él y la descarada caricaturización de los afroamericanos. Pero los que sí lo conocen ven en la caricatura de Serena Williams un regreso a un período sumamente racista y denigrante para la comunidad afroamericana. En palabras de Bernice King, directora ejecutiva del King Center e hija de Martin Luther King Jr., la postura del Herald Sun es “desafortunada” al “no tener en cuenta el doloroso contexto histórico de tales imágenes y cómo puede apoyar los sesgos y el racismo de hoy”.

 

Knight hizo sus descargos: “No tenía conocimiento de esas caricaturas o ese período”, y agregó que “me molesta que la gente se ofenda, pero no voy a quitar la caricatura. No puedo desdibujar la caricatura. Creo que la gente está malinterpretando. Tal vez hay una comprensión diferente de la caricatura en Australia a Estados Unidos… Era una caricatura basada en su rabieta ese día y eso es todo lo que era”.

 

El dibujante toca en su declaración un punto importante al referirse a cómo el tema ha sido enfrentado en Norteamérica. De acuerdo con The Guardian, “la gente, particularmente en los Estados Unidos, argumentó que Knight había utilizado el estilo de las caricaturas racistas de ‘Sambo’ usadas para deshumanizar a los negros estadounidenses a principios del siglo XX”. En Australia la situación es diferente, ya que temas como el racismo no han logrado el mismo nivel de visibilidad. Ahí la lectura que se hace de la caricatura no se hermana instintivamente con movimientos como #MeToo. En twitter un usuario escribió: «Eso no era #MeToo… era solo #MeMeMe. ¿Sexismo? No. #SerenaWilliams fue correctamente amonestada por su pataleta en la final del Abierto de EE.UU” (@PhilPlanter). Mientras, Freddy Gray, subeditor del diario británico The Spectator, escribió que «la pataleta épica de Serena Williams en la final del Abierto de Estados Unidos no era un defensa noble en contra del racismo o del sexismo. No tenía que ver con que ella fuera negra, mujer o madre”. ¿Quién tiene la última palabra? Si le creemos a Barthes, cada uno de nosotros. Y gracias a las redes sociales nuestra propia voz ahora sí se puede oír.