Leo el informe para la economía de Estados Unidos, donde se destaca la baja tasa de natalidad que tiene el país, lo que acentuará el desfinanciamiento de la vejez en los próximos años. El sistema de reparto que financia la última etapa de la vida de los norteamericanos estaba con serios problemas porque los recursos de las generaciones jóvenes no alcanzan para cubrir las pensiones.

Las últimas tendencias respecto de la tasa de natalidad ahora pueden empeorar y su trayectoria hacia el futuro será aún más dificultosa. Sin un déficit fiscal de proporciones, la tercera edad no tendrá financiamiento para vivir sus últimos años de vida. Esto significa que el estado tendrá que asumir el financiamiento.

Recuerdo nuestro sistema de Capitalización Individual para financiar la vejez de muchos chilenos y, los movimientos que se han generado hace algunos años para reemplazarlo, nuevamente por uno de reparto (No + AFP). Es claro que las tendencias demográficas señaladas también están presentes en Chile y que las nuevas generaciones, con una tasa de natalidad a la baja, tampoco serían capaces de financiar en un sistema de reparto a los mayores.

¿A qué aspiran entonces los que quieren volver a un sistema de reparto? A que el estado financie la diferencia de aquello que las generaciones jóvenes no pueden contribuir. Es decir, predomina el pensamiento estatista, pro crecimiento del déficit fiscal. No importando si los impuestos que gravan a chilenos y empresas en el país no alcanzan a estos propósitos, ni tampoco si habrá acreedores disponibles para pagar la diferencia. Sólo les importa que la capitalización individual podría generar bajas pensiones y, por lo tanto, habría que cambiar el sistema por uno peor. Aunque eso provoque una crisis fiscal o inhiba a los inversionistas extranjeros de seguir trayendo recursos a Chile para financiar más proyectos de inversión, más crecimiento y más empleos de calidad para mejorar el bienestar y nivel de vida de los chilenos, especialmente los más pobres que luchan por darle a sus hijos una mejor vida que la que ellos tuvieron.

Espero que en la discusión de mejoras a las pensiones de los chilenos estos temas se traten con seriedad, incluyendo los terribles impactos que los déficits fiscales traen sobre la población. Especialmente a los más pobres, que los defensores de los sistema de reparto para financiar la vejez dicen defender.

Alejandro Alarcón, economista

 

FOTO: SEBASTIAN BELTRÁN GAETE/AGENCIAUNO