¿Quién es?
Soy yo
¿Qué vienes a buscar?
A ti
Ya es tarde
¿Por qué?
Porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti

Ustedes son muy jóvenes para saberlo, pero hubo una época, en este mismo Chile, en que había semanas completas sin noticias políticas y los noticieros tenían que rellenar con perritos que hablaban, o dividiendo al país con la pregunta eterna; las humitas ¿con o sin azúcar? U otro tema igual de provocador. En cambio, ahora, uno se descuida y entre domingo en la noche y miércoles en la mañana tienes noticias pa’tirar a la chuña.  Dos hechos en particular hicieron que yo me preguntara, no por humitas esta vez, sino, ¿está vivo el octubrismo? Golpeando a nuestra puerta como en esta estupenda canción para cantar con sentimiento en los karaokes y que inspira la columna de esta semana.

En este último mes, el octubrismo académico, por llamarlo de una manera no grosera, ha vuelto a asomar la cabecita. Fue el inefable diputado Winter llamando a retomar la batalla de las ideas ¡ya poh, no se rían! Si nadie ha dicho que las ideas sean buenas, pero ese parece haber sido la octubri-señal en el cielo, porque esta semana hemos tenido dos grandes ejemplos, pegajosos ejemplos de cómo los adalides del octubrismo no lo quieren dejar ir. Me refiero a los coletazos del así llamado caso audios y la consiguiente salida del director de la PDI, aunque no exactamente a esto, sino más bien a cómo lo ha tratado de relatar el gobierno. Primero, ahí estaba yo, de masoquista el domingo viendo Tolerancia Cero, desconozco porqué, cuando en vivo y en HD el ministro vocero de justicia emplaza al general director de carabineros, Ricardo Yáñez a renunciar. Me quedaron las puras cejas arriba. ¿En serio, habían visto algo similar alguna vez? O sea, en política, no en farándula. Yo no y la verdad, no sé fíjate, se supone que el ministro es lejos el papito del Flow de las credenciales jurídicas, pero yo como que pensaba que el Presidente no más podía eliminar por convivencia al general director de carabineros. No sé, ideas locas que tiene uno. Pero aparte de lo cuma (cumacracia es lo que vivimos) me pareció que estaba muy en la línea del octubrismo, oportunista que aún quiere reclamar para sí la cabellera de carabineros sin pagar el costo político que hoy eso supone. Porque la situación judicial del general Yáñez y del renunciado exdirector Muñoz son tan parecidas como un elefante y una mermelada de frambuesa. ¿Habrán visto una oportunidad para refundar las policías por el ladito? Honestamente, este gobierno de inoperancia infinita está más enredado que moño de vieja con todo esto, pero eso sí, siempre y ante todo su primer instinto es volver a levantar sus banderitas octubristas.

Por su parte, la vocera- vocera, con toda su soltura y nuevo look se despachó esta maravilla: “Con esto se ha revelado indicios de una posible red de corrupción de cuello y corbata. Una red que se habría, posiblemente, organizado para entorpecer las labores investigativas en distintas causas asociadas a corrupción por parte de la Fiscalía”.

Así, sácate un condicional, con su carita de soysuperseria y su labial rojo intenso de larga duración. Y bueno, quedó el gallinero descontrolado, porque obvio, saltó el fiscal nacional y de atracito los ministros voceros de Justicia e Interior. Te lo digo, tenemos puro vocero, onda que tenemos voceros de la vocera. #estamostriunfando. Pero lo importante es lo que Camila, la bella, intentó instalar y dice más o menos así; esta corrupción es de ustedes los corbatudos, la deresha, los poderosos, los empresarios que no pagan más porque no quieren, el gobierno anterior, etc. No de ellos. Lo cual, reina, yo le bajaría a los piedrazos con tanto vidrio cerca suyo, cerca, como en el segundo piso, se fija. En cualquier caso, la ministra vocera-vocera no hizo más que desempolvar el viejo libreto del octubrismo, esa lucha de clases recalentada de la que tanto han usufructuado.

Yo creo que el octubrismo está muerto. Yo creo que nos lo pitiamos con todo éxito ese glorioso 4S. Y yo sé que hay muchos que piensan que no, probablemente porque tenemos un problema de definiciones. El octubrismo, entendido como lo que fue, esa orgia de violencia incesante que dele con el gaslighting de hacernos creer que eran manifestaciones pacíficas que terminaban en grandes actos culturales, eso, yo creo que está muerto. Básicamente porque no creo que de repetirse hechos de esa violencia la opinión pública tenga la misma adherencia, miedo, o incluso paciencia pa’ bancarse otra partusa así. Como decía mi agüelita, no está el horno para esos bollos.

La mirada cambió y esa violencia ya sólo genera desdén por sus efectos y sospecha por sus objetivos. Pero, el octubrismo filosófico, que estuvo a la base de todo, el del relato, los mitos de origen, los héroes y los sumos sacerdotes, ese, que sembró vientos 10 años antes de cosechar tempestades, ese, goza de estupenda salud y es algo que debiera preocuparnos, porque han logrado tanto, tantísimo siendo minoría que debiéramos tenerles respeto. Son bravos pa’ generar un relato de buenos, ellos y malos, todo el resto, eso lo sabemos. Claro, está medio difícil ahora porque por definición una construcción como esa florece casi exclusivamente cuando son oposición. Y pese a las delirantes marchas en contra/a favor de sí mismo en que S.E. participa en sus ratos libres (no, no caeré en la talla fácil) el hecho es que ellos son gobierno, no oposición.

¿Debieran preocuparnos estas asomaditas del octubrismo? Absolutamente sí. Bueno, hay que agradecer la candidez con la que cada cierto tiempo sacan a los ingenuos de su letargo porque esta coalición es octubrista y no cambia. Se repliega, va por el ladito, cambia el discurso un rato, para eso está nuestro ornamental Presidente, pero no lo duden, siguen siendo lo que son, siguen creyendo en lo que creen. Ahora, el octubrismo es carroñero, todos detestamos la corrupción, detestamos esa sensación de ser abusados, estafados, etc. Claro. Pero lo que el octubrismo nos ofrece es quemarlo todo y refundar algo peor, lo debiéramos saber ya.

Esta pitonisa espera de todo corazón que Chile ya no enganche en cantos de sirenas octubristas y lo demostremos en cada elección de lo que sea todas las veces que sea necesario. Espero que Chile esté cansado de este octubrismo rancio y después de dos años y un día de vivir CON ellos le digamos, vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa y pega la vuelta.

K-Sandra

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