Where have all the good men gone

And where are all the gods?

Where’s the streetwise Hercules

To fight the rising odds?

Isn’t there a white knight upon a fiery steed

Late at night, I toss and I turn

And I dream of what I need

I need a hero

I’m holding out for a hero ‘til the end of the night

He’s gotta be strong, and he’s gotta be fast

And he’s gotta be fresh from the fight

I need a hero

I’m holding out for a hero ‘til the morning light

He’s gotta be sure, and it’s gotta be soon

And he’s gotta be larger than life

Larger than life

¿Cómo están mis queridos lectores? Los abrazo desde acá, como que necesitamos un abrazo grupal. Ta peluo’ hacer sátira en estos días, en que uno cae en la tentación de coquetear con el esoterismo. Ha tocado duro y el recuerdo de otros años bisiestos no ayuda mucho. A veces pienso que capaz las señoras esas de la Convención constituyente tenían algo de razón con sus sahumerios, luego recuerdo cómo les fue y se me pasa.

No estábamos ni digiriendo los terribles, infernales incendios en la quinta región cuando la tragedia nos llegó como suelen llegar; un día cualquiera, dejándonos entre la incredulidad y la pena profunda con la partida del ex Presidente Piñera. Y aquí yo creo que está medio demás decir que uno no estuvo de acuerdo con todo, porque todos sabemos quiénes somos. Respecto del 2019, en particular siempre pensé que sus primeros instintos eran correctos, pero solo, más solo que un dedo, puedo reconocer que estaba difícil. No compartí el camino que eligió, pero le respeto mucho que, en tiempos de indecisos, víctimas-bullies y adolescentes perpetuos haya tomado una decisión y se haya bancado las consecuencias que no fueron pocas. Sin lloriqueos ni tanto de eso otro que estos años hemos visto. También me hubiera gustao una bajadita de impuestos alguna vez, ponte. Pero filo. Sin dudas y creo que esto lo dijo don Ronald (Reagan, no Fuentes): “Si estamos de acuerdo en un 80% de las cosas, somos 80% aliados, no 20% enemigos”. Sí bueno así es la vida, uno suele cobrar con más dureza a los propios a veces, ello en sí mismo es una muestra de aprecio, porque nadie nunca le ha cobrado a los pencas. Y era nuestro Presidente.

Dos veces y chita que ardió al otro lao. Porque el monopolio de la democracia y las bondades está en la izquierda. Fuente: ellos mismos.

A mi entender, nada le quita los muchos méritos que tuvo y además el contraste con la pesadilla octubrista hasta hoy y especialmente hoy, es muy brutal.

Harto lugar común he visto, a mí lo de luces y sombras me parece muy infantil y muy superficial. Todos los seres humanos somos eso, al mismo tiempo, pero uno no parcela a las personas, ¿o sí? Onda “me cae bien Camila, es medio mentirosilla, pero se maquilla bien, me quedo con eso”. No poh.

Uno evalúa a las personas en la integridad de lo que son, donde no todo pesa igual y reconocer algo no es celebrarlo. Sumémosle el “legítimas diferencias” y listo, tenemos el combo oportunista pa’ excusarse con su barra brava.

Recuerdo aquí a mi tata que siempre decía que es muy ordinario ir a un funeral y llorar más que la viuda. Era excelente frase por lo obvio y lo no tanto y como hemos visto, que distinto es un Chile de tatas, héroes y sabios, ¿dónde están? Los necesitamos.

Hay en medio de la tragedia un contraste tan profundo, tan monumental que como en una fábula o quizás una tragedia griega, nuestro héroe encuentra en su muerte el trato que merecía. Y mucho hablamos de karma, pero qué me dicen de la némesis del octubrismo.

Porque frente a todo lo feo, insincero y oportunista se opone una luz que hace mucho no veíamos brillar en Chile.

Tengo amigos, familiares y hasta un ex (fíjate) que trabajaron con el ex Presidente Piñera. Todos decían lo mismo; la persona más inteligente que habían conocido, la más rápida, la más trabajadora. Pa’ una reunión con él había que prepararse más que pal examen de grado e idealmente había llegar con un padrenuestro y tres avemarías rezaos. Pero esa exigencia iba de la mano del mejor jefe, el más apoyador. He escuchado esto mismo estos días. Y lejos lo más emocionante para mí ha sido la enorme cantidad de personas que quisieron despedirlo. Los periodistas partieron con “pero igual hay que despedirlo “y “seguro sólo viene gente de derecha” y quedaron como condorito. Miles de personas, miles de verdad, algunos de muy lejos, señores de esos que ya juegan por la sub-85, bien terneados, a todo el sol, jóvenes, hasta perritos, Chile entero conmovido.

¿Por qué? Y ahí otra cosa bonita, la gente iba con motivos muy específicos a despedirlo, algunos con anécdotas personales, otros con la sencillez de la verdad; la vida era mejor durante su gobierno. Cuando pudo gobernar.

Y claro, también estuvo el folclore del merchandising en tiempo real, qué les puedo decir, eso también es Chile y también es historia. Yo quiero mi imán con el papelito de los mineros. Eso no más les digo.

Todo fue una muestra del pueblo, ese que en mi corazón siempre sentí miraba al octubrismo de lejos y chita que los echaba de menos. El Chile que va en silencio y sin quemar a despedirse del Presidente en el que reconocen valores y se visten como hay que vestirse cuando uno entiende los ritos. Como me decía mi papá “uno pa estas cosas, no se viste para uno”. #ylacorbata?

Ha sido todo tan emocionante y debo confesarles, yo iba semi bien, hasta que hablaron los mineros, hasta que hablaron los nietos y ahí el llanto fue con hipo. Porque nada habla mejor de una persona que sus hechos. Hemos caído Chile, presa fácil de la impostación, la “simpatía” y las formas. Yo prefiero los hechos y en los hechos el ex Presidente amó a Chile y le sirvió. Capaz no tenía las habilidades blandas con las que Apruebo Dignidad hacia gárgaras, dale, pero qué es más genuinamente bondadoso que ser el primero en llegar y el último en irse y hacer, hacer lo que parecía imposible. ¿Se acuerdan de los mineros? ¿Qué sintieron cuando los rescataron? ¿Algo parecido al orgullo? A presenciar el triunfo del espíritu sobre las probabilidades. A contemplar algo parecido al heroísmo.

El estoicismo, la entereza y la dignidad de su señora Cecilia Morel, nuestra última primera dama conmueven, más porque no ha habido en ella asomo de rencor, cualidad que nos han dicho todos, su marido compartía. Cualidad rara en los seres humanos, que obliga respeto. Resulta un poco impúdico, obsceno lo que hemos visto por parte de la coalición que nos gobierna. Los vimos durante 2019 y después en la pandemia. Yo vi guillotinas en las marchas, yo vi años antes a la primera ministra del interior de la historia de Chile pidiendo “popapo” (sic) que desapareciera, vi al candidato Boric decir que lo perseguiría. Y me van a creer que, con eso y todo, él les seguía ofreciendo ayuda.

De las cosas que no le perdonaré al octubrismo, una de las peores es que nos hayan hecho creer que los chilenos que amamos a Chile somos minoría y hoy en medio de la tragedia esa mentira ha quedado desnuda. Ha habido en los funerales del ex Presidente Piñera tanto pueblo que a la vocera le llegó a dar churretín, debe haber sido la pifiadera que se comió. Demasiado pueblo para una comunista. Pobrecita, que se mejore.

Esta pitonisa piensa que el Presidente Boric se quedó muy corto y llegó muy tarde y sin corbata y de este contraste no vuelven. Porque es muy claro que las virtudes que Chile valora; austeridad, dignidad, merito, propósito y amor a la familia y a Chile, están allá con el Presidente que aguantó con coraje sus embates. ¿Era un santo? No. ¿Era perfecto? Yo aún estoy esperando conocer una persona perfecta…fomes deben ser. Y el ex Presidente era muchas cosas, pero fome, jamás. Pero si yo le tuviera que poner virtudes a un héroe chileno, por ahí andaría.

Yo, espero que el dolor agudo, terrible de su familia en estos momentos encuentre cobijo en su fe y que la gratitud genuina y el cariño de Chile los envuelva y les restituya en justicia y merecido orgullo. Que su recuerdo los acompañe, siempre.

Y a usted Presidente, le agradezco por hacernos creer y espero que se le juzgue por la medida y la forma en la que amó a su país y su familia, yo creo que, con eso, ya está listo.

K-Sandra

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1 comentario

  1. Como reza el dicho: hechos y no palabras o «por sus obras los conoceréis», sin olvidar que «nadie es perfecto».

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