¡Qué raro este año! Siono que como que los meses han sido eternos, pero de alguna manera ya estamos en abril. Y por la chita que han pasado cosas. En el menú de esta semana tenemos probablemente como plato fuerte al alcalde Jadue enfrentando a la justicia con la hidalguía a la que nos tiene acostumbrados. Bueno, no será primicia un comunista victimizándose, acusando persecución y reclamando que se le juzgue con una vara muy distinta de la que promueven para el resto ¡ppfff! Nada nuevo bajo el sol que ya nos abandona. Ese no es el tema de esta semana, mis queridos lectores, pa’ eso hay columnas serias, figúrense.

No y es que cuando estaba buscando en mi mente, los otros eventos que reportar esta semana de pronto me pregunté: ¿Cuándo fue lo de Lo Valledor?  Ya, pero, exactamente qué de Lo Valledor, a la ministra vocera-de interior (que ha estado bien prolífica) llorando por una medida que busca proteger a gente real de la eventual discriminación de gente imaginaria, o la ciudadana que tuvo a bien ponerse toda bélica en el ingreso a Lo Valledor y disparar pa’ todos lados… ¿cuándo pasó todo esto? Se me mezcló entonces una noticia que pareció sorprender a nuestra prensa y es que fíjate que Radio Caracol, una cadena de prensa colombiana, dio por cierta la información respecto del asesinato del teniente Ojeda por encargo de la dictadura amigui del alcalde de Recoleta, ¿se acuerdan del teniente Ojeda?

Entonces me pregunté: ¿Estamos acaso todos tan sumidos en la anormalidad de los últimos cinco años que somos incapaces de retener en nuestras frágiles memorias hechos que debieran escandalizarnos por más de una semana? ¿Siempre fuimos así? ¿Somos una versión mamífera de la pececilla azul, Dory, que era incapaz de retener algo en la película Buscando a Nemo?

Mi papá una vez me dijo, al notar que no solo heredé sus ojitos soñadores, que tener buena memoria en este continente era una bendición y a la vez una maldición. Esas cosas que dicen los adultos y que sólo agarran sentido cuando uno ya se ha estrenado en costalazos, perdido algo de colágeno y entendido la letra de algunos tangos. Si alguna vez estas palabras me persiguieron (y lo han hecho un par de veces) fue justamente en 2019 cuando con todo éxito decidimos hacer el live action de toda la literatura distópica jamás escrita. De ahí en más, todo ha sido un bucle, o más bien una corriente que nos arrastra, pero sin saber bien dónde y sin cetáceos ni sabias tortugas a los que recurrir.

Acompáñenme a un ejercicio de puro masoquismo y revisemos algunos de los casos que nos escandalizaron mucho mucho pero que, en la corriente de nuevos escándalos, olvidamos ¿Qué pasó con la reconstrucción de los incendios anteriores? ¿Y luego con las víctimas de las inundaciones? ¿Tenemos que juntar de nuevo agua en la lavadora este año? ¿Qué pasó con Sierra Bella? ¿Qué pasó con los computadores robados desde el Ministerio de Desarrollo Social? ¿Quién quemó el Metro? ¿Qué pasó con el caso fundaciones? Y no, no sólo con ese heredero intelectual de Sócrates, el preso político encantador de f… frenteamplistas, Andrade. Porque parece que Andrade, Contreras y la Cami van a ser los chivos expiatorios de algo que era bastante masivo. Por cierto, te digo al tiro que la Cami no tiene el outfit pa’ cargar con nada, menos con todas las culpas de RD. ¿Qué pasó con el caso del señor Hermosilla et al? Digo, sonaba bastante escandaloso y transversal como pa’ dejarlo ahí macerando, juntando corales, además la evidencia en algunos casos es güena pa’ perderse, ¿siono, alcalde? Uno se descuida y ¡pah! Ni san Cayetano la hace aparecer.

Sigamos, ¿qué paso con los incendios de hace dos meses en Viña? ¿Los responsables? En todo sentido, digo, los que lo provocaron y los que con su incompetencia dificultaron la evacuación. Hay demasiados chilenos muertos como para dejar que flote hacia alta mar y se pierda en el olvido. Sobre lo mismo ¿la reconstrucción? ¿Sirvió de algo el Festival? A mí me dijo la alcaldesa que era para eso. ¿O dijo que era pa’ carpas? Y, por último, ¿quiénes son los asesinos del teniente Ojeda? ¿O tenemos que enterarnos por la prensa internacional, siempre? O esperar a que el futuro periodista que este año entró a prekínder en unos 25 años publique un libro con la verdad y todos arrugaítos aburrir a nuestras familias contándoles el relato de cómo nosotros siempre lo supimos.

Basta, dejemos este ejercicio de autoflagelación hasta aquí, no por falta de material sino, porque, hecho el punto, en alguna parte hay que cerrar el asunto.

Lo que realmente me sigue pareciendo espeluznante es esta genuina distopía en que la indignación nos dura cada vez menos y vamos a la siguiente, esta vez con un umbral más alto para impresionarnos. Al mismo tiempo se siembran los vientos de futuras tempestades porque esta política de la pececilla azul de seguir nadando al ritmo de “nadaremos-nadaremos”, olvidando todo, se mezcla fácilmente con sentimientos de impotencia y frustración. Ese profundo sentimiento de “me están guaneando” que vive, con razón, en el corazón de cada chileno, pero que poco ayuda si queremos recuperar el Chile que se nos perdió en el inmenso mar octubrista.

Esta pitonisa prefiere recordar, siempre. Me declaro cansada de la estrategia comunicacional de reemplazar un escándalo con otro y de la oposición que solo flota en esa corriente. Me carga Dory, porque su “nadaremos”, en nuestra versión, Buscando a Chile, se parece mucho, demasiado a “nada-haremos”.

K-Sandra

Deja un comentario

Debes ser miembro Red Líbero para poder comentar. Inicia sesión o hazte miembro aquí.