12 de diciembre de 2010, Teatro Caupolicán de Santiago. En el escenario el grupo Inti-Illimani toca “El pueblo unido jamás será vencido” y en las primeras filas del colmado recinto de calle San Diego la cúpula del Partido Comunista corea cada frase de la canción con el puño en alto. Junto a ellos, Margot Honecker -la viuda del ex jerarca de la RDA- disfruta el espectáculo con entusiasmo (ver video). Es la clausura del XXIV Congreso Nacional del PC, el acto en el que el partido dirigido por Guillermo Teillier definió la que sería su hoja de ruta para volver a la primera línea de la política nacional.

El Presidente Sebastián Piñera llevaba nueve meses en La Moneda y el PC, bajo el lema “unidad y lucha para un gobierno de nuevo tipo”, plasmaba en un documento (ver aquí) las principales resoluciones de ese congreso: lograr la convergencia de la izquierda con el centro, “propiciar conflictos y rupturas sociales”, llegar al gobierno, desmantelar “el carácter neoliberal del Estado” y preservar la “memoria histórica” en materia de Derechos Humanos. Un libreto, que a la luz de los hechos, se fue cumpliendo paso a paso, y que este lunes no sufrió mayor daño tras el cónclave de la Nueva Mayoría en el que la Presidenta Michelle Bachelet decidió mantener el curso de las principales reformas -con algunas modificaciones en la agenda de educación y tributaria- e impulsó, contra todo pronóstico, el inicio del trabajo para confeccionar una nueva Constitución, demanda principal del PC que ya varios analistas daban por enterrada.

Semanas antes, luego de que la Mandataria señalara que la reestructuración de la agenda sería bajo la tesis del “realismo sin renuncia”, el PC había advertido que revisaría su permanencia en el conglomerado oficialista si es que no se respetaban todos los aspectos del programa de gobierno. De hecho, su exitosa misión en el cónclave del lunes fue justamente presionar para que no se sacara el pie del acelerador.

“Propiciar conflictos y rupturas sociales”

En el documento del XXIV Congreso Nacional, el PC adelantaba toda la trama que el país viviría en 2011, el año en que comenzaron las movilizaciones estudiantiles.

Ahí se lee, por ejemplo: “Demandamos una mayor presencia, lucha y acción movilizadora del movimiento juvenil, dinamizando y propiciando conflictos y rupturas sociales estudiantiles y territoriales (…). Los importantes avances que han logrado las juventudes comunistas en presencia en las federaciones estudiantiles, debieran plasmarse el próximo año, en una irrupción en términos de la movilización social”. Pocos días antes Camila Vallejo había sido electa presidenta de la FECH y en el acto en el Caupolicán -al que también asistió por «cortesía” el entonces timonel de la DC, Ignacio Walker– se mostraba en sociedad y daba una de sus primeras entrevistas a LUN, acusando que el de Piñera era un gobierno «antidemocrático».

El texto también incluía una sinopsis de lo que pasaría en el mundo sindical en los siguientes años, con la llegada de Bárbara Figueroa a la dirección de la CUT. “Será objetivo partidario el crecimiento del mundo sindicalizado vinculado a la CUT, con organizaciones reales, sólidas, responsables y tan politizadas como el tiempo histórico lo reclame (…). El congreso partidario hace un firme llamado a toda la militancia comunista a insertarse de lleno en las organizaciones sociales de masas, en todo ámbito y nivel. De lo que se trata es de asumir con mayor fortaleza el vínculo necesario entre la organización social y el partido. Lo anterior busca avanzar en el desarrollo del movimiento social de la mano con la politización de sus demandas y potenciales conflictos”, señalaba.

Gobierno de nuevo tipo

Cuando hablamos de un gobierno de nuevo tipo debemos comenzar a pensar en las alianzas para construir ese gobierno programáticamente, lo que tiene relación con cambiar el carácter neoliberal del Estado, en materias como salud, educación, medio ambiente, derechos laborales, entre otros. Se trata de avanzar en aquellas reformas estructurales que permitan sacar al país de la dominación neoliberal”, dice una de las resoluciones de ese congreso del PC, advirtiendo que el éxito de la tarea dependerá de “la fuerza de la izquierda y la presión democratizadora que sean capaces de ejercer las mayorías activas movilizadas”. De una u otra forma, el programa de gobierno de Bachelet y lo realizado durante todo 2014 bajo la doctrina de la “retroexcavadora” fue fiel reflejo de la idea original del PC.

En materia educacional, por ejemplo, en el documento se respalda la educación pública, la desmunicipalización de los colegios y poner fin a la “acción nociva de la oferta y demanda”. En Salud, el PC acusa una ofensiva del gobierno por privatizar el sector a través de las concesiones hospitalarias.

Y en materia de Derechos Humanos el congreso demandaba “mantener en alto la lucha por verdad y justicia ante las violaciones a los derechos de las personas, incorporando con mayor fuerza la defensa por los derechos políticos, sociales, económicos y culturales de toda la sociedad. Se trata entonces, de incorporar en nuestro discurso y accionar la recuperación y preservación de la memoria histórica y la defensa de los derechos humanos. Esto resulta particularmente relevante en el contexto de un gobierno de derecha que da continuidad a la política represora que impulsó la dictadura”. En el cónclave del lunes, y la semana anterior cuando se reabrió el «caso quemados», el PC pidió enérgicamente a La Moneda que se incorporara la agenda de DD.HH. entre las prioridades del gobierno con acciones como la degradación de militares condenados por este tipo de delitos.

El PC acuña el término “Nueva Mayoría”

En el documento de ese congreso, el PC ya hablaba de construir una “nueva mayoría” para lograr éxito electoral en las elecciones que debían enfrentar: “La próxima batalla municipal, será el primer momento de prueba de la posibilidad de alcanzar una nueva mayoría (…). La nueva mayoría requiere de una izquierda más grande y fuerte, que le dé, entre otros aspectos, el sentido anti neoliberal en sus contenidos, manteniendo su identidad”, lo que finalmente terminó ocurriendo.

Y advertían los eventuales problemas que podrían surgir al aliarse con la Concertación: “Todo proceso de convergencia, también implica tensiones e incluso contradicciones, y este es el momento apropiado para que la izquierda levante con fuerza su voz”.

Un día después del cónclave oficialista del lunes en San Miguel, el diputado PC Daniel Núñez reveló en La Segunda su satisfacción por el resultado del encuentro, que mantuvo casi intacto el ideario de su partido pese a los deseos de otros socios del conglomerado: «Ha ganado el programa de la Nueva Mayoría», dijo.

Las diferencias con las miradas de los partidos de la Nueva Mayoría que antes dieron vida a la Concertación quedaron expuestas en otros pasajes del documento emanado en el congreso del PC de 2010. Por ejemplo, culpaba a los gobiernos concertacionistas de posibilitar la llegada de Piñera a La Moneda: “El triunfo de la derecha es consecuencia de las políticas neoliberales que durante 20 años desarrolló la Concertación. Constatamos que en las cúpulas de este conglomerado aún no se asume plenamente la responsabilidad política por lo sucedido en Chile, a partir de la imposición de la transición pactada. Sin lugar a dudas una actitud más autocrítica facilitaría la emergencia de la alternativa democrática que tanto anhela el pueblo”. Meses después, al interior de la entonces Concertación revivió la pugna ideológica entre los «autocomplacientes» y los «autoflagelantes» donde esta última vertiente terminó ganando la batalla.

El PC, que actualmente cuenta con dos ministros, un subsecretario y un puñado importante de militantes en puestos clave del gobierno –administran más de mil millones de dólares y dirigen a más de tres mil funcionarios públicos (ver nota aquí)-  en 2010 señalaba que “espacios de poder como los municipios, los gobiernos regionales, el parlamento y el propio gobierno central, son determinantes, y de la composición de cada uno de ellos depende en gran medida nuestras posibilidades de avanzar en los objetivos políticos que nos hemos trazado”.

 

FOTO: AGENCIA UNO

 

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