Este domingo se realizó la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, donde el Presidente Jair Bolsonaro fue la gran sorpresa, superando las proyecciones de las encuestas al obtener un 43% de los votos y forzar un balotaje con Lula da Silva, quien lideró con 48%.
También se realizaron elecciones parlamentarias y de gobernadores, las que demostraron un avance de la derecha en Brasil, con el Partido Liberal -de Bolsonaro- que tendrá ahora la mayor bancada en la Cámara de Diputados y en el Senado.
Además, en las elecciones de gobernadores la derecha también arrasó, con 11 de los 27 estados de Brasil en manos de ese sector, incluido Rio de Janeiro.
En un nuevo «Especial Mirada Líbero» Jaime Gazmuri, histórico exsenador del PS y quien fue embajador en Brasil en la segunda administración de Michelle Bachelet, y Fernando Schmidt, exsubsecretario de Relaciones Exteriores y embajador en esa nación durante los gobiernos de Sebastián Piñera, comentan las elecciones y proyectan la segunda vuelta del 30 de octubre.
Gazmuri, además, viene llegando de Brasilia donde participó en una misión de observación de la elección en su calidad de ministro del Tribunal Calificador de Elecciones.
Gazmuri: «Bolsonaro logra consolidar, en torno a su liderazgo, una fuerza electoral que no tenía»
Para Jaime Gazmuri, la elección «desde el punto de vista formal fue impecable, desde la transparencia, disciplina ciudadana de la gente, etc. Una demostración de la fortaleza el sistema electoral brasileño, que había sido muy cuestionado, principalmente por Bolsonaro».
El exsenador socialista destaca la participación, que fue «Mucha, el 80%, en un país donde esa es la media, y con un resultado previsible que fue la gran votación de Lula, que estuvo en lo que se pronosticaba. Pero la sorpresa fue la gran votación de Bolsonaro». Aunque precisa: «No fue estrecho el resultado, cinco puntos de diferencia es un aventaja clara, pero inesperada».
Además, Gazmuri destaca el crecimiento del Presidente de Brasil. «Después de cuatro años de haber sido alguien que llegó desde fuera de la política, Bolsonaro logra consolidar, en torno a su liderazgo, una fuerza electoral que no tenía -que no es homogénea- pero con mucha gente que adhiere a su liderazgo, y que adquiere en un país federal, la conquista de hasta ahora varias gobernaciones importantes como la de Río. Eso introduce un cambio muy significativo en el cuadro político brasileño para el próximo tiempo «.
Schmidt: «Se encarnó un bolsonarismo dentro de la sociedad brasileña que no ha sido adecuadamente medido»
Según analiza Fernando Schmidt, durante este tiempo «se encarnó un bolsonarismo dentro de la sociedad brasileña, y no ha sido adecuadamente medido. Hay un desafío para las encuestas importante».
Sobre el la figura de Bolsonaro, el exsubsecretario de Relaciones Exteriores, explica: «Él es visto por una élite en el mundo entero como casi un terrorista de derecha, así ha sido juzgado por la prensa desde el mundo entero. Sin embargo, desde Brasil la situación es muy diferente, hay un bolsonarismo anclado en las capas más pobres de la sociedad, esas capas no son conservadoras necesariamente, están buscando un progreso económico, seguridad. Y Bolsonaro con un lenguaje agresivo, se da a entender».
De hecho, muchas figuras cercanas al Mandatario tuvieron éxito en la elección. Así lo expone Schmidt: «La pandemia tuvo un manejo desastroso, pero sin embargo es curioso que el Ministro de Salud, el que peor lo hizo desde el punto de vista de la opinión pública, resultó obtener la primera mayoría en Río de Janeiro».
Comparte esta idea Gazmuri: «Estoy de acuerdo que el fenómeno de Bolsonaro se constituye como un fenómeno sociocultural, y relativamente nuevo». Pero subraya: «Bolsonaro es una figura política completamente divisiva, y por tanto, es visto como una amenaza, lo que permitió que Lula llegara al 48%, ese voto no es solamente del PT».
El ex embajador de Bachelet II profundiza sobre el elector bolsonarista. «Bolsonaro es un fenómeno urbano, de trabajadores precarios, no extremamente pobres, con valores culturales bastante tradicionales, con los temores que provocan las situaciones complejas de las sociedades, empleos inseguros, amenazas a la seguridad. El bolsonarismo opera sobre esos sentimientos. Y es un fenómeno mundial».
Por su parte, Schmidt complementa sobre los resultados legislativos: «En la Cámara y el Senado, nadie previó que el bolsonarismo podría movilizar una cantidad tan sustantiva de votos».
Un posible Gobierno de Lula con el Congreso en contra
Respecto al balotaje, que se realizará el 30 de octubre, Gazmuri sostiene: «Tengo la impresión que lo más probable es que gane Lula (…) ambos votos son muy duros, no creo que haya cambios. Quedan ocho puntos, que votaron por Ciro Gomes y la senadora Simone Tebet. Y creo que Tebet apoyará a Lula».
Pero, advierte: «El gobierno va a ser complejo, el bolsonarismo se constituye como una fuerza cultural y política, con fuerte presencia en el Congreso, en algunos gobiernos de los Estados. Se instala en Brasil una fuerza política y un liderazgo muy carismático, que no sabemos cómo se va a comportar».
¿Y qué debiese hacer Bolsonaro? «Si quiere ganar en segunda vuelta, Bolsonaro tiene que moderar su discurso».
Las cuatro claves para Bolsonaro
Schmidt también cree que «las mayores posibilidades» las tiene Lula, «pero no hay que olvidar algunos elementos que hacen complejo esto. Lo primero es que no votó un 20% de la población, por lo que hay que ver cuánta población podría votar en segunda vuelta. Segundo, será clave la posición que tome Bolsonaro, y cuánta moderación se puede obtener de un Presidente que ha demostrado que la inmoderación ha sido su caballo de batalla».
«Tercero, Bolsonaro está apelando al voto del estado de Minas Gerais, un estado en el cual gana Lula, el segundo colegio electoral más impotente de Brasil y donde antiguamente él había ganado, entonces debiera hacer un pacto con el gobernador, con el objeto de poder focalizar su elección en ese estado y también en São Paulo. Dejar de lado la votación en el nordeste, y cómo pactar con el MDB, donde un papel muy importante lo tiene el expresidente Michel Temer», afirma el exembajador de la administración Piñera.
«No es bueno no tener embajador en Brasilia»
A fines de marzo, el Presidente Gabriel Boric decidió nombrar como embajador en Brasil a Sebastián Depolo (RD). Casi siete meses han pasado y Brasilia aún no le da el beneplácito. Cuando había pasado más de un mes de la designación, en círculos diplomáticos se hablaba de la necesidad de cambiar el nombre, puesto que cuando un país no entrega el agreement se entiende como «rechazado»
Distinta es la mirada de Gazmuri: «El Gobierno de Chile está esperando lo que tiene que esperar cualquier Gobierno, que le expliquen porqué no le da el agreement al embajador que se ha propuesto. El que tiene que dar explicaciones aquí es Bolsonaro. Es un gesto inamistoso, que no corresponde.
«No me parece que hubiese sido tan obvio haber propuesto otro nombre, aunque no es bueno no tener embajador en Brasilia… Espero que esto se resuelva en cualquier circunstancia, agrega.
«Discrepo de Jaime en esto. Con Brasil siempre hay que tener una embajada completa, funcionando. Es cierto que existe un Presidente que es confrontacional, pero eso no le ha impedido a Alberto Fernández tener un embajador en Brasil de primer nivel, lo mismo el gobierno peruano», apunta Schmidt.
Asegura el exsubsecretario: «Tenemos que hacer un esfuerzo, y lo deberíamos haber hecho hace mucho tiempo, por sacar el nombre de Depolo y colocar a una persona que pudiera agregar un programa de cara al futuro».
Y explica: «El lenguaje en diplomacia es muy claro. Cuando no se dice nada se está diciendo que no. Creo que fue un error del Gobierno, porque Brasil es el principal articulador político en América Latina».