Heraldo Muñoz, de bigote, alza una copa de clery con chirimoya en el extinto restaurante El Parrón de Providencia. Quiere hacer un brindis. Está sentado en una mesa al fondo del local junto a José Miguel Insulza y Mario Fernández. Es enero de 2002 y el Presidente Ricardo Lagos ha hecho hace pocos días un reordenamiento en su gabinete. Sacó a Muñoz de la subsecretaría de Relaciones Exteriores para instalarlo en La Moneda como su vocero; y removió a Fernández del Ministerio de Defensa para pasarlo a la Segpres. En su reemplazo, el Mandatario ha designado a Michelle Bachelet, la primera mujer en ocupar el sillón más importante del Edificio Diego Portales. Insulza, en tanto, sigue firme como ministro del Interior.

“Por el éxito del gabinete, que ha sido muy bien recibido, con editoriales en la prensa extranjera que se refieren, por ejemplo, a Michelle Bachelet como un hito”, dice Muñoz chocando las copas con los otros dos comensales que lo acompañan. “O sea, el brindis es sólo por la Michelle”, se queja Fernández, desatando la risotada de todos.

La escena la relata una crónica de esos años publicada en revista Cosas y da cuenta de la estrecha amistad que une hasta el día de hoy a los miembros del histórico comité político que Lagos instaló en La Moneda. Los tres se conocen desde hace varias décadas e integran el grupo München, el célebre clan de próceres de la Concertación que aún se reúne a comer todas las semanas para discutir de política y planear «operaciones»… ya no en el restaurante que dio nombre al grupo y que estaba ubicado en El Bosque, sino que en la Confitería Torres de Isidora Goyenechea.

Pero el trío que hace más de 14 años brindaba con clery de chirimoya su llegada al comité político de Lagos, hoy goza de buena salud. Con el reciente aterrizaje de Fernández en el Ministerio del Interior, los tres pasaron a tener cargos protagónicos en el gobierno de a la que antes llamaban “la Michelle”. Y, en las últimas semanas, han experimentado una suerte de mediático revival por diferentes situaciones.

El Silala y el round en la OEA

El primero en hacer noticia fue el actual canciller Heraldo Muñoz, al anunciar el pasado lunes 6 de junio desde el Edificio Carrera que Chile demandaría a Bolivia en La Haya por el uso de las aguas del río Silala.

Desde ese día, el ministro ha tenido una intensa agenda mediática explicando las razones de la demanda y respondiendo los habituales ataques verbales que vienen desde La Paz, por parte de Evo Morales y Álvaro García Linera.

El martes pasado, por ejemplo, tuvo un fuerte round con su homólogo boliviano, David Choquehuanca, en medio de la Asamblea General de la OEA que se realiza en República Dominicana. Al igual como lo ha hecho en años anteriores en diferentes foros multilaterales, el líder de la diplomacia boliviana acusó supuestos “atropellos” de Chile contra su país, lo que motivó una enérgica respuesta de Muñoz.

El regreso del “Peta”

Pasaron sólo dos días desde el anuncio de la demanda contra Bolivia y el país recibió otro notición. El miércoles 8 de junio el ministro del Interior, Jorge Burgos –otro miembro del grupo München-, presentó su renuncia indeclinable a Bachelet por “razones personales” (luego confesaría que sentía cansancio físico y cansancio de los constantes roces con el segundo piso que dirige Ana Lya Uriarte). En pocas horas y, de forma inesperada, la Presidenta anunció al sucesor: Mario “Peta” Fernández.

Tras firmar su entrada al gabinete en el salón Montt-Varas, el militante histórico de la DC tuvo que hacerse cargo en su primer diálogo con la prensa de su perfil conservador, precedido de su condición de Supernumerario del Opus Dei y de su voto en contra de la entrega de la píldora del día después en el primer gobierno de Bachelet, cuando fue ministro del Tribunal Constitucional.

Pero salió rápido a despejar las dudas. Al ser consultado por el proyecto de aborto en tres causales, Fernández se cuadró con el Ejecutivo y dijo que lo apoyaba.

El día siguiente fue duro. Tras una marcha del movimiento estudiantil, un grupo de encapuchados saqueó la iglesia de la Gratitud Nacional. Robaron un cristo de yeso y lo rompieron en la calle, postal que dio la vuelta al mundo. Ese mismo jueves en la tarde, Fernández dedicó su primera actividad pública como ministro a visitar la iglesia profanada. “Quiero expresar la condena por parte del Gobierno de este tipo de actos (…). Lo que se ha visto es un síntoma muy preocupante de lo que algunos jóvenes están llegando a realizar en nuestro país», dijo, anunciando que se presentarían querellas contra los responsables.

La comida de Insulza que indignó al entorno Bachelet

El mismo lunes que Heraldo Muñoz anunciaba la demanda que Chile presentaría en La Haya contra Bolivia por las aguas del Silala, José Miguel Insulza realizó una reservada cena en su casa.

El agente de Chile ante la Corte Internacional de Justicia por el otro diferendo que nos enfrenta con La Paz invitó esa noche a la presidenta del PS, Isabel Allende, al secretario general del partido, Pablo Velozo, al ministro vocero de gobierno, Marcelo Díaz; al subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy; al presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade; al senador Juan Pablo Letelier, al ex ministro de la Segegob, Álvaro Elizalde; y al alcalde de El Bosque, Sadi Melo, para hablar sobre el rumbo del país.

El encuentro se mantuvo en absoluta reserva hasta que el sábado pasado el diario La Tercera publicó una extensa nota con detalles del evento. “Insulza se dedicó a escuchar a sus invitados y en muy pocas ocasiones tomó la palabra. Efectivamente el diagnóstico era compartido: todos admitieron su preocupación por el rumbo del gobierno, los problemas de coordinación de los partidos oficialistas y el riesgo latente de perder las elecciones presidenciales de 2017”, señalaba el texto en sus primera líneas, para luego detallar pormenorizadamente algunas de las exposiciones.

Enseguida las alarmas se prendieron en La Moneda, donde no vieron con buenos ojos que Insulza estuviera organizando este tipo de citas.

La lectura que realizó el gobierno en torno a este encuentro que convocó a las máximas figuras del socialismo, fue que probablemente haya sido el propio Insulza quien pudo haber filtrado la información a la prensa, porque eso le permitía aparecer como un líder del sector ante la acefalía que presenta la Nueva Mayoría.

También, coincidieron en que esta situación provocó un daño a la Presidenta Bachelet. Esto, debido a que la irrupción del agente de Chile ante La Haya en la contingencia política se interpretó como una señal de que está dispuesto a asumir un desafío presidencial, además de los efectos colaterales que deja al interior de la NM que el agente de La Haya realice reuniones políticas a espaldas de la Mandataria.

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