Ha pasado un año y cuatro meses desde que Michelle Bachelet ganó su segunda elección presidencial con un 62,1% de los votos, y hoy, tras la crisis del sistema político desatada por los casos Penta, SQM y Caval –donde está involucrado su hijo-, las últimas encuestas sitúan el apoyo a la Mandataria en torno al 30%, con una caída drástica en sus principales atributos y una desaprobación creciente en la mayoría de sus reformas emblemáticas. ¿Quiénes son los que antes apoyaban a la Presidenta y hoy no? ¿Dónde se está produciendo la fuga de adherentes?
Si hubiera que ponerle cara al ciudadano que ha abandonado a la Presidenta, esta sería la de un hombre de clase media que vive en regiones. Eso es lo que se concluye al echar un vistazo a la serie de Adimark.
En líneas generales, en su primer mes en La Moneda la Presidenta obtuvo un 54% de aprobación. Esa cifra ha caído 23 puntos en un año, llegando en marzo de 2015 a 31%. Pero la evolución del rechazo a la gestión de la Mandataria es más drástica: si en marzo de 2014 un 20% reprobaba a Bachelet, hoy lo hace un 61%, 41 puntos más. En el sondeo mensual que realiza esta empresa desde marzo de 2006, sólo en dos ocasiones un Mandatario había obtenido niveles tan altos de rechazo, ambas veces en el gobierno de Sebastián Piñera en medio de las protestas de los estudiantes.
Género: las mujeres le suben el promedio
Haciendo una mirada más fina de los datos, salta a la vista que en términos de género hay una leve diferencia. Mientras entre los hombres el rechazo hacia la jefa de Estado ha aumentado 42 puntos en el último año –llegando a 63%-, entre las mujeres la cifra ha aumentado en 40 puntos, pasando de 20% a 60%. Eso sí, entre las mujeres mantiene una aprobación de 33%, dos puntos por sobre el promedio general de la encuesta.
Clase media en retirada
Al contrastar los datos de la encuesta de marzo de 2014 con la de marzo de 2015, se desprende que la caída en aprobación y el aumento del rechazo se ha experimentado de forma brusca en todos los estratos socioeconómicos, aunque personas de la clase media son las que más se han fugado de la base de apoyo del gobierno. Si en 2014 un 51% apoyaba a la Mandataria, hoy lo hace un 28% (-23 puntos porcentuales). El rechazo en este estrato socioeconómico ha aumentado 43 puntos, pasando de 23% a 66%.
En personas de clase alta, la aprobación hacia la figura de la Presidenta es más baja que en la clase media (24%), pero la diferencia con respecto de 2014 es inferior (18 puntos). Un fenómeno similar ocurre con la desaprobación: alcanza un 74%, pero en marzo de 2014 era de 39% (35 puntos).
La base de apoyo más fiel a la Presidenta se encuentra entre las personas de estrato socioeconómico bajo. Si bien en el último año también ha habido una disminución drástica en su popularidad, sigue siendo el sector donde se encuentran más adherentes de Bachelet. En marzo de 2014 se anotó un 57% de apoyo y hoy esa cifra alcanza un 37%, seis puntos por encima del promedio general del sondeo. En ese estrato hoy rechazan a la Mandataria un 53% de los encuestados, 38 puntos porcentuales más que en 2014.
Regiones a la baja
Cuando Bachelet asumió su segundo mandato, en regiones había una mejor evaluación de ella que en la Región Metropolitana. Según el sondeo de Adimark tenía una aprobación de 55% y un rechazo de 20% y en la Metropolitana un apoyo de 52% y una desaprobación de 20%. Hoy la situación se ha revertido. En regiones el apoyo (30%) es inferior al que existe en Santiago (33%).
Cae identificación con el gobierno y apoyo entre adherentes explícitos
Recién llegada a La Moneda, la Presidenta contaba con una base de apoyo que explícitamente se mostraba identificada con su gobierno de 54% de la población. 12 meses después, parte importante de ese grupo se ha diluido y hoy sólo un 37% se declara oficialista, lo que significa una merma de 17 puntos.
Pero esta fuga tampoco ha sido capitalizada completamente por la oposición, que en 12 meses ha visto que su base de apoyo ha aumentado de 22% a 27%, sólo cinco puntos.
Al analizar los datos desagregados de las encuestas de enero y marzo de 2015 -los meses en que el gobierno sufre una caída más drástica de aprobación- queda plasmado el siguiente fenómeno. En el primer mes del año, un 79% de quienes se identificaban con el oficialismo (48% de la muestra total) apoyaba la gestión de la Presidenta, mientras que en el último sondeo la porción de adherentes del gobierno (37% de la muestra total) que aprueba la labor bajó a 70%. Este mismo indicador varió apenas un punto entre los meses de marzo 2014 (80%) y enero 2015 (79%).