“Enclave antidemocrático” es la definición que usa el precandidato presidencial, Alejandro Guillier, para referirse al Tribunal Constitucional, creado en Chile en enero de 1970 durante el gobierno del Presidente Eduardo Frei Montalva.

En su programa de gobierno, en la página 15, Guillier señala que “se propondrá eliminar el Tribunal Constitucional, encomendándosele a los tribunales de justicia el amparo de los derechos establecidos en la Constitución. Se acabará con dicho enclave antidemocrático, fortaleciendo la protección jurisdiccional de los derechos fundamentales de las personas”.

Sin embargo, en la página 109 hace otra propuesta, contradictoria, al afirmar que “es necesario revisar las funciones del Tribunal Constitucional (TC), evaluando su posible sustitución por algún mecanismo diferente, como una Corte Constitucional constituida por expertos en derecho, académicos destacados, eliminando su actual origen político más bien partidario y su carácter de ‘tercera Cámara’ con que a veces se lo aprecia”.

Tras la aprobación de las tres causales de aborto aprobadas por el Senado esta semana, y que serán llevadas al TC por Chile Vamos, el senador de Antofagasta insistió en que dicho mecanismo “pone en riesgo la institucionalidad”, ya que «así como está, es imposible que se sostenga porque no cumple su funcionalidad que es pensar en el país y no en un sector político».

La creación del TC chileno

El TC chileno lo creó Frei Montalva luego de décadas de debates políticos y académicos sobre la necesidad de tener dicho organismo, que se inspiró en los modelos del Consejo Constitucional de la V República Francesa. Al nuevo Tribunal se asignaron facultades de control de constitucionalidad preventiva de la ley; facultades de control sobre decretos con fuerza de ley, además de la posibilidad de pronunciarse sobre las inhabilidades de ministros y otras facultades. Su primer presidente fue Enrique Silva Cimma.

Las críticas del senador Guillier son abordadas por el ex ministro del Tribunal Constitucional, Raúl Bertelsen, quien integró dicho organismo entre 2005 y 2013, y lo presidió entre 2011 y 2013.

– ¿Cuál es la importancia del Tribunal Constitucional en la institucionalidad chilena?
-Los tribunales constitucionales no son un invento chileno, fueron un invento europeo después de la segunda guerra mundial y se han desarrollado exitosamente en las democracias europeas occidentales más serias, que los aceptan sin discusión, Alemania, Francia, Italia y España, entre otros. Su misión principal es controlar, verificar, si los proyectos de ley o las leyes aprobadas se ajustan o no a la Constitución. Es decir, verifican y controlan la constitucionalidad de las leyes. En Chile se creó en 1970 y comenzó a operar en 1971 durante el gobierno de Salvador Allende, con las mismas facultades que tiene hoy y le dio muchas veces la razón a dicho gobierno.

Bertelsen: «En Chile se creó en 1970 y comenzó a operar en 1971 durante el gobierno de Salvador Allende, con las mismas facultades que tiene hoy y le dio muchas veces la razón a dicho gobierno»

– Cuando algunos políticos piden que sea disuelto, ¿qué impacto institucional generaría?
– Significaría que estaríamos ante una democracia limitada, entregada al capricho del momento del legislador, sin control alguno. Es decir, se acaba el Estado de derecho en Chile.

– ¿Qué responde a los que dicen que el TC es colegislador y una Tercera Cámara?
– Es una tontera que muestra que no han estudiado el TC. Al TC llegan al año por la vía de los requerimientos entre uno y cuatro proyectos de ley. Y lo que hace es ver si se ajusta o no a la Constitución. El tribunal chileno, comparado con otros países, es muchísimo más cauto y tímido al declarar la inconstitucionalidad. Los que dicen que el TC es una tercera cámara, que corrige las leyes, ignoran lo que hacen los TC en el mundo.

Bertelsen: «El tribunal chileno, comparado con otros países, es muchísimo más cauto y tímido al declarar la inconstitucionalidad. Los que dicen que el TC es una tercera cámara, que corrige las leyes, ignoran lo que hacen los TC en el mundo»

-Un tema polémico es la composición del TC, en que se señala que los miembros del Ejecutivo se eligen por cuoteo político.
-La composición actual del TC deriva de la reforma constitucional del 2005, y quedó entregada por decisión de los legisladores y el Presidente de la época a los tres poderes del Estado: el Ejecutivo, el Congreso y la Corte Suprema. Se eliminó a un órgano que no integraba los tres poderes, que era el Consejo de Seguridad Nacional. Son los órganos del Estado los que nombran a los ministros del TC, que tienen una responsabilidad de hacerlo de acuerdo a los requisitos que establece la Constitución. Es paradojal que un senador que forma parte de uno de los órganos que nombran los ministros del TC, ahora se queje que los nombran por consideraciones políticas.

– ¿Cree que los fallos que ha dictado el TC son apegados en derecho o reflejan la postura política de los ministros integrantes?
– En la interpretación de las normas constitucionales se utilizan muchas veces criterios amplios. Hay a veces posiciones distintas que legítimamente llevan a entenderlo en forma diversa. Pero decir que haya algún fallo del TC en que se hayan fundamentado razones políticas ajenas a los aspectos constitucionales, me parece una afirmación aventurada que no tiene fundamento. En las últimas sentencias del TC en materia de gratuidad, copago y la reforma laboral, pienso que el TC se quedó corto en las poquísimas declaraciones que hizo. Yo habría declarado inconstitucional todo eso, lo cual prueba que el TC tiene una característica que declara pocas inconstitucionalidades, comparado lo que hacen otros países. Si hay un TC al cual no se le puede imputar que actúa políticamente es el chileno.

– ¿Qué opina de las críticas del senador Guillier al TC?
– Es una afirmación apasionada sin fundamento. Yo le diría al senador Guillier que estudie más lo que el TC ha decidido y lo que son los TC en otros países. Lo que dice el senador refleja una ignorancia de lo que ha hecho el TC, de cuáles son sus sentencias, no sé si las habrá leído, y también respecto de los TC en otros países con democracias consolidadas e indiscutibles.

Bertelsen: «Yo le diría al senador Guillier que estudie más lo que el TC ha decidido y lo que son los TC en otros países. Lo que dice el senador refleja una ignorancia de lo que ha hecho el TC, de cuáles son sus sentencias, no sé si las habrá leído»

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