A fines de esta semana se cumplirán dos meses que Chile no tiene embajador en Argentina. El cargo lo dejó el 24 de septiembre Bárbara Figueroa para asumir como secretaria general del Partido Comunista.
La plaza es una de las más importantes desde el punto de vista político y diplomático. ¿Qué pasará ahora que el nuevo Presidente es Javier Milei? Sobre este tema y las relaciones entre Chile y Argentina, se refiere el ex embajador en el país trasandino, Nicolás Monckeberg. «El gobierno debe nombrar cuanto antes a nuestro embajador en Argentina y debe tratarse de una de persona experimentada».
-¿Qué significa en concreto el triunfo de Milei para Chile?
-Lo primero que tenemos que entender que la relación entre países no puede depender de quien gobierna ni de la posición política de su presidente, porque se trata de una relación de Estado, especialmente entre Chile y Argentina pues tenemos una agenda muy amplia e intensa.
Ahora, dicho lo anterior, es evidente que el programa de gobierno de Milei, especialmente en materia económica, es una buena noticia para Chile: Milei cree en la economía libre, en el fomento del comercio internacional y de las exportaciones. No cree en las prohibiciones a las importaciones, ni en el control de precios o en el alza de impuestos a ciertas exportaciones. Todas esas son políticas fracasadas que han perdurado por muchos años en Argentina afectando mucho a la economía. No veo a Milei manteniéndolas, por nombrar algunas. Por el contrario, si el nuevo gobierno logra sacar adelante alguna de sus medidas en materia económica y logra ir controlando la inflación, sin duda, el comercio bilateral entre Chile y Argentina se verá fortalecido y también aquello que conjuntamente ambos países pueden ofrecerle al mundo.
-¿Cuáles debiesen ser los temas prioritarios entre ambas naciones?
-Empujar con fuerza la agenda comercial entre ambos países, por ejemplo, la habilitación del gasoducto recientemente inaugurado en Argentina abre una gran oportunidad para aumentar la exportación de gas a Chile y avanzar a una mayor integración energética. En materia de conectividad de nuestras fronteras se puede mejorar mucho nuestros pasos fronterizos, eso es clave para facilitar la salida de productos argentinos por el Pacífico desde nuestros puertos. Sólo por nombrar dos ejemplos importantes.
-Hoy estamos sin embajador en Argentina, tras la salida de Bárbara Figueroa que regresó a Chile para asumir como secretaria general del Partido Comunista. Usted como ex embajador, ¿cómo cree que debiese ser el perfil del nuevo representante de Chile en el país trasandino?
-El manejo de las relaciones internacionales debe realizarse acorde a los intereses de Chile y no a la ideología del gobierno, especialmente, con países tan cercanos y con tantas relaciones como Argentina.
La Cancillería no puede repetir errores como las cartas credenciales del embajador de Israel o cuando ninguneó inexplicablemente a John Kerry. El gobierno debe nombrar cuanto antes a nuestro embajador en Argentina y debe tratarse de una de persona experimentada que tenga todas las condiciones para estrechar lazos políticos y comerciales entre ambos países.
-¿Y qué ocurriría si el gobierno de Chile toma una actitud como con Brasil de Bolsonaro y envía a un «Depolo», es decir, alguien muy crítico al Mandatario electo? ¿Se corre el riesgo de que no sea «aceptado» por Milei alguien con ese perfil?
-Espero que nadie esté pensando en cuoteos políticos para dicho nombramiento, porque nombrar a un militante del PC en dicha embajada para mantenerle el cupo al partido me parecería un error grave e impresentable.
-La relación entre el Presidente Boric y Milei hasta ahora no ha sido buena. Milei lo ha tratado de «empobrecedor» y calificó de «espantoso» el triunfo de Boric, entre otros episodios. ¿Qué se puede esperar de la relación entre ambos?
-Al final las opiniones políticas, las críticas o polémicas personales entre jefes de Estado de ambos países, pasan necesariamente a un segundo plano. Son tantas las materias en que los Presidentes de Chile y Argentina deben trabajar en conjunto que si uno de ellos se quiere dar un gusto entrometiéndose en la política interna del otro país, a los pocos días se tiene que retractar y pedir disculpas. Lo viví yo personalmente en mi experiencia como embajador, en los primeros meses el Presidente Alberto Fernández, sin motivo alguno, criticó dos o tres veces al Presidente Piñera, por asuntos de política interna, sin embargo, cada vez que lo hizo a las pocas horas se vio obligado a llamar por teléfono y dar explicaciones, porque siempre había materias muy importantes de Estado que resolver las que necesitaban trabajo conjunto.