Hace unos días un usuario abordado en la estación del Metro Santa Lucía quiso dirigir un mensaje especialmente a los medios de comunicación. “Uniformados o no, somos chilenos, trabajadores. Lo único que les pido es que difundan eso. Chile está sufriendo, ustedes están esparciendo el virus, también esparzan el remedio”. Sus palabras llevaban implícita una crítica a la cobertura que han hecho los medios, en particular los canales de televisión, desde el pasado viernes cuando comenzó el Estado de Emergencia en Santiago y que luego se fue extendiendo a otras regiones.
Desde ese día, el 18 de octubre, el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) que es el organismo que debe velar por el correcto funcionamiento de los canales de televisión ha recibido 134 denuncias por la cobertura que los canales han dado de los sucesos. En cinco días, el organismo ha recibido más de la mitad de las denuncias ciudadanas de todas las recopiladas en el mes de octubre, que alcanzan en total 258.
En la instancia explican que se trata de reclamos atomizados, que no hay una tendencia en cuanto a una emisión o un canal en específico, como por ejemplo ocurrió en el mes de junio, que es el que tiene mayor número de denuncias con 3.462. De ese total, 1.901 iban dirigidas a la emisión de 24 Horas Central (TVN) del 27 de junio por el reportaje «¿Qué tanto conocemos de su personalidad?», que mostró el informe psicológico de Fernanda Maciel. O las ocurridas durante el mes de marzo, cuando 1.155, del total de 1.806 denuncias, fueron contra Ahora Noticias de Mega cuando mostraron imágenes de enfrentamientos entre Carabineros y los asistentes a una marcha, haciendo ver que habían sido durante las protestas por el Día Internacional de la Mujer en Valparaíso, que no se correspondían con lo que realmente había sucedido durante esa manifestación.
El problema de la continuidad 24/7 de la TV es precisamente la continuidad. Es necesaria, pero como decía un colega, transmitir en directo no es periodismo, es pura electricidad», dice el decano de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, Eduardo Arriagada.
En los cinco días que ha durado el Estado de Emergencia han sido muchas las horas de transmisión ininterrumpida desde el viernes 18 de octubre hasta la noche del martes 22 de octubre.
Al ser consultados académicos en el área de la comunicación explican el fenómeno de la “televisión cautiva” que ocurre cuando los canales dejan de lado su programación habitual y solo tratan un determinado tema y entran entonces en el dilema de hasta cuándo continuar así, sin caer en prácticas negativas para “rellenar tiempo”.
“Los canales y los departamentos de prensa han hecho un gran esfuerzo por tener una cobertura ininterrumpida desde el viernes hasta la noche del martes, sobre todo en momentos cuando la gente valora mucho la inmediatez. Eso puede generarles malas pasadas que pueden terminar afectando su credibilidad. Los medios deben pensar en cómo hacer una pausa y reflexionar sobre cómo entregan contenido que sea de calidad”, explica Cristóbal Benavides, vicedecano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Los Andes.
La cobertura de los medios de comunicación incluso ha llevado a pronunciamientos de profesores de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica o de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile.
“Entendemos las dificultades de realizar una cobertura 24/7. Sin embargo, creemos que es necesario hacer una revisión profunda de los procesos y rutinas profesionales para enfrentar situaciones excepcionales como las vividas actualmente en el país, así como también los modos de enseñar estos procesos a los futuros profesionales. Esto último es clave, pues parece evidente que las herramientas que hemos entregado desde las universidades no han sido suficientes para enfrentar momentos de crisis como el que vivimos”, dice el comunicado de la UC. Además, invitan a extremar los criterios noticiosos ante la proliferación de fake news.
Desde la U. de Chile, por su parte, exigen a los medios “no hacer de esto un espectáculo y estar a la altura de lo que requiere nuestra patria en el contexto de un Estado de Excepción que transgrede libertades y derechos individuales y colectivos”.
La decana de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales, Marcela Aguilar, destaca un punto que hace aún más novedosa esta cobertura: “Esta es, probablemente, la primera movilización masiva y de varios días que la prensa tradicional debe cubrir en paralelo con las redes sociales. Eso provoca una suerte de competencia entre ambas vías de información. A la televisión se le ha hecho muy difícil competir por ganar la atención y especialmente la confianza del público. Creo que el gran desafío hoy para los medios tradicionales es cómo incorporar esa información que circula en las redes sociales y no aparecer como un rival. Las radios informativas lo están logrando muy bien. Por supuesto que aquí lo fundamental es tener un sistema de chequeo previo de videos y audios que permita filtrar las noticias falsas y así tener certeza de la veracidad de lo que se está difundiendo”.
Inexperiencia y precarización: las causas
Aguilar indica que hay que separar los errores humanos de los temas estructurales y ejemplifica con la presentación que hizo Constanza Santa María en Canal 13 sobre una encuesta, ya que el gráfico indicaba todo lo contrario de lo que ella decía, y por lo cual fue muy criticada en redes sociales. Luego se supo que había sido un error de la periodista que redactó el contenido del teleprompter. “Esto es muy ilustrativo de algo que usualmente no se ve: la manera en que se muestran las noticias en televisión responde a una cadena de producción y los errores y faltas pueden ocurrir en distintas etapas de esa cadena. Los rostros son los primeros en ser cuestionados, pero muchas veces el problema estuvo antes”.
Esta es, probablemente, la primera movilización masiva y de varios días que la prensa tradicional debe cubrir en paralelo con las redes sociales. Eso provoca una suerte de competencia entre ambas vías de información. A la televisión se le ha hecho muy difícil competir por ganar la atención y especialmente la confianza del público», dice la decana de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales, Marcela Aguilar.
La docente agrega que es difícil criticar al saber que reporteros, productores, camarógrafos, asistentes, entre otros, trabajan contra el tiempo y a veces en condiciones precarias. “Muchos de los reporteros que uno ve en la calle son muy jóvenes, tienen poca experiencia y no cuentan tampoco con editores experimentados que los orienten, porque la mayoría de los periodistas antiguos se han ido de los canales por el deterioro en las condiciones laborales o porque los han despedido… debiera haber un equilibrio con profesionales mayores que aporten su visión, especialmente en momentos de crisis como estos”.
El Líbero hizo el ejercicio de identificar algunos escenarios que ponen a prueba las prácticas periodísticas para que los especialistas analizaran.
1.- Uso del formato de los matinales para informar en otros horarios:
Para el vicedecano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Los Andes, en este punto el debate debe centrarse en la “espiral” a la que entran los medios. “Al tener muchas horas al aire no hay ese procesamiento respecto de la información, en cuanto a qué quiero decir, cómo quiero comunicarlo y cómo entrego un contenido de calidad. Esa gran cantidad de horas al aire hace que en algunas situaciones se pierdan ciertos estándares de calidad respecto a lo que uno podría esperar o lo que uno debería ver respecto de los departamentos de prensa”.
Por su parte, el decano de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad Católica, Eduardo Arriagada, opina que los medios en líneas generales están cumpliendo con su trabajo, pese a las limitaciones. Sin embargo, señala que “el problema de la continuidad 24/7 de la TV es precisamente la continuidad. Es necesaria, pero como decía un colega, transmitir en directo no es periodismo, es pura electricidad. Es evidente que en estos días en ciertas preguntas, en opiniones de periodistas, en despachos, o en conductores manteniendo la continuidad se han visto errores, muchos graves. Lo anterior muestra la debilidad de muchas prácticas habituales: equipos reducidos, costumbre del estilo matinal, etc”.
2.- Entrevista callejera intempestiva en vivo:
Benavides aclara que esto no significa que los ciudadanos de a pie no puedan tener voz en los medios de comunicación. No obstante, llama a ser cuidadosos en particular porque se está en vivo. “Puede pasar que se caiga en propagandismo, de un lado u otro; o caer en denuncias de hechos que no son verdaderos, que después no se aclaran. En una descripción de hechos sobre los que no sabemos si hay una intencionalidad. En estos contextos esa encuesta intempestiva muchas veces puede terminar desinformando. En esta vertiginosidad, los medios no tienen capacidad de verificar esa información, de saber si lo que me dicen es verdadero y eso me puede hacer perder calidad en el contenido que estoy entregando”, explica.
3.- Mostrar imágenes con violencia explícita:
La decana de la Facultad de Comunicación y Letras de la Universidad Diego Portales reflexiona sobre el uso de las imágenes, al señalar que la TV está entregada a las imágenes impactantes, sorprendentes y que obliguen al espectador a quedar atento a la transmisión, y lo disuadan de hacer zapping. “Por esto el registro de los momentos más violentos de los últimos días (saqueos, incendios, represión policial y militar) domina en la oferta de todos los canales. Creo también que el encuadre editorial ha ido variando, desde una cierta mirada condescendiente y anecdótica con las evasiones masivas del comienzo, luego demonizando a todo el movimiento al mostrar solo a los violentistas y, más recientemente, centrándose en la masividad de las manifestaciones pacíficas y su contraparte en la represión. Lamentablemente siempre necesitan tener imágenes atractivas y por eso la cobertura televisiva tiende a centrarse en los casos, la anécdota, y se le hace muy difícil dar cuenta de fenómenos complejos y con aristas abstractas, conceptuales”.
Para Benavides, “no se debe caer en sensacionalismos. Sí hay que denunciar de un lado y otro los abusos que se están cometiendo. Los medios tienen que velar porque no se comentan esos abusos. No estoy diciendo que las imágenes no sean verdaderas, pero a lo mejor en un contexto no explicado se puede caer en sensacionalismo que no aporta en nada a la calidad de un contenido”.
4.- Crear zozobra al mostrar las filas en los supermercados causando una sensación de desabastecimiento:
Las filas son reales, es por ello que el vicedecano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Los Andes considera apropiado que se muestren, pero dice que quedarse solo en las imágenes de las filas sería un error e indica que las empresas deben tener vocerías a disposición para entregar a los medios información oportuna y correcta sobre la situación de abastecimiento.
5.- Entrevistar a las personas detenidas o al momento de su detención durante los toques de queda:
“Hay que cuidar la dignidad de las personas”, enfatiza Benavides. “No podemos avalar situaciones de no cumplimiento de la ley. Si la ley dice que hay un toque de queda hay que tratar de cumplirlo lo máximo posible… El punto esencial es respetar los estándares editoriales, el respeto por las personas, en marchas, caminatas, detenciones, en toda situación. Ahí es cuando más se hace necesario que cada uno de los profesionales de la comunicación tenga súper en claro cuáles son los estándares editoriales por los cuales se rige su medio. En la medida en que uno se pueda apegar a eso, entregamos productos informativos de mejor calidad a nuestra audiencia”.