0,3% fue la cifra que marcó la pauta noticiosa de lunes y martes con los resultados del crecimiento económico (Imacec) e inflación (IPC) en enero y febrero, respectivamente.

Pero ese 0,3% develó una realidad muy diferente de los dos principales indicadores macroeconómicos de un país, porque mientras el crecimiento acumulado en 12 meses fue un pobre 1,8%, la inflación trepó al 4,8%, es decir, superior en 2,7 veces al de la actividad económica.

Esta situación se ha repetido ininterrumpidamente durante los últimos 22 meses del Gobierno, en que el costo de la vida ha sido mayor al dinamismo de la economía chilena, llegando incluso a casi triplicarla, como en noviembre de 2014, cuando el Imacec fue de 1,9% y el IPC de 5,5%.

Para algunos economistas, este inédito contexto económico podría estar germinando la temida “estanflación”, que es la mortal combinación entre desaceleración económica y alta inflación, como la que tiene a Brasil sumida en la peor crisis en décadas. Para otros analistas, en cambio, Chile está lejos de dicha situación.

El término estanflación fue acuñado por el ministro de Finanzas británico, Ian McLeod, quien en 1965 ante un discurso ante el Parlamento dijo que “tenemos lo peor de ambos mundos: no sólo inflación por un lado o estancamiento por el otro, sino ambos juntos. Tenemos una especie de «estanflación». Y, en términos modernos, se está haciendo historia”.

Para analizar si el país vive o no una estanflación y cuál es la realidad económica, “El Líbero” conversó con los economistas José Ramón Valente, socio de Econsult, Joseph Ramos, académico de la Universidad de Chile, Manuel Bengolea, gerente general Octogone Chile, Cecilia Cifuentes, investigadora del Instituto de Libertad y Desarrollo, y Alexis Osses, analista senior de xDdirect.

-Durante los últimos 22 meses de este Gobierno, la inflación ha duplicado, incluso casi triplicado, el crecimiento económico. ¿Cuál es su mirada sobre este inusual fenómeno en la economía chilena?

Manuel Bengolea: No se pueden sacar conclusiones apresuradas, en este caso la curva de Philips no sirve.  La inflación tiene que ver con la gran devaluación del peso producto del fin del superciclo de bienes básicos, y el exceso de gasto del Gobierno que ingenuamente creyó que podía compensar la caída de ingresos con mayor gasto fiscal.

Cecilia Cifuentes: Muestra un resultado negativo. El principal termómetro de la economía de un país es el crecimiento y la inflación. Un crecimiento bajo, casi nulo, junto con una inflación que por mucho tiempo supera la meta muestra un país con una economía que no está sana, el termómetro marca fiebre, no extrema, pero mayor a lo normal.

Alexis Osses: Desde octubre de 2014 se ve una tendencia alcista para la inflación, sobre todo manteniendo ésta por sobre los rangos meta del Banco Central. Uno de los principales factores que atribuyo a la subida de inflación es el efecto tipo cambio, ya que el peso chileno se depreció durante el 2015 un 18% y eso contribuye a que se encarezcan bienes transables, que en su mayoría importamos. A comienzos de 2014 se nota una caída en el crecimiento, sobre todo cuando la reforma tributaria entra en funcionamiento y esto resta al crecimiento alrededor de 1%. Sin duda alguna el efecto internacional también ha influido en la desaceleración, pero éste en mayor medida desde la mitad del 2015, en adelante sobre todo por el efecto de incertidumbre de China desde julio/agosto.

2- ¿Cuál es el impacto que genera en los consumidores, inversionistas y empresas el bajo crecimiento y la alta inflación? 

Manuel Bengolea: En los inversionistas y consumidores genera una situación regresiva ya que los que son excedentarios en UF ganan, mientras el común de los ciudadanos, deficitario en UF pues debe en dicha moneda, pierde.

Cecilia Cifuentes: Una economía que no crece y con inflación porfiada es obviamente negativa para consumidores y empresas. Las ventas son lentas para las empresas, el empleo y las remuneraciones reales se estancan, mientras los consumidores ven que aumenta el costo de su canasta de consumo.

Alexis Osses: Vemos en el mediano plazo que la inflación subyacente supera la inflación total, por lo tanto la inflación que no incluye alimentos y combustible es una inflación más dura, y es dónde vemos que desde noviembre de 2015 ha superado la inflación total. Esto por el efecto en la caída del precio de los combustibles a nivel internacional que abarata los costos de transporte y, con ello, en los alimentos.

3-¿Hacia qué camino lleva al país tener consistentemente una inflación por sobre el crecimiento?

Manuel Bengolea: La inflación caerá por la pronunciada desaceleración de los salarios y la abertura de la brecha productiva (diferencia entre capacidad instalada y demanda efectiva).  El problema es que el crecimiento no aumentará tanto por el golpe externo, como la ceguera ignota de ciertos políticos que se niegan a aceptar que para financiar derechos sociales se necesitan los medios, y que esto se obtienen generando riqueza.  Esto implica anteponer los principios económicos a los intereses políticos.

Cecilia Cifuentes: De mantenerse este escenario, resultan vanas todas las promesas de mejoría de bienestar. Sin crecimiento no puede haber mejor salud, educación, pensiones, remuneraciones, etc. El crecimiento puede no ser condición suficiente para el desarrollo, pero es un requisito absolutamente necesario para lograrlo.

Alexis Osses: La mayor inflación significaría presión para el Banco Central en subir la tasa de interés en el mes de marzo en 25 puntos base. Si bien en la última reunión el BC se mostró cauteloso sobre la desaceleración esto podría llevar incluso a que no suba la tasa durante marzo. Pero su mandato es mirar la inflación y, si bien es en el largo plazo (converger a 3%) desde hace un año y medio que vemos que ésta debiera converger al 3% a fines de 2016 y las expectativas apuntan que eso no va a pasar y que incluso debiera terminar cercana al 4%.

4- ¿Cree que se puede hablar de  estanflación o estamos rumbo  a ella? 

Manuel Bengolea: No hay estanflación ni vamos rumbo a ella, salvo que el Gobierno decida paliar la caída en demanda privada con más gasto fiscal.  Pero no es la parada del ministro Valdés, y creo que hay muchos políticos de la Nueva Mayoría que entendieron que la irresponsabilidad económica tiene un costo político alto (Brasil, Venezuela y Argentina).

Cecilia Cifuentes: Una estanflación por definición es una situación de estancamiento en el crecimiento, junto con una inflación mayor a lo deseable. En este sentido, el comportamiento de estas variables macroeconómicas claves se ajustan ya por bastante tiempo a la definición, y podríamos por ende hablar de estanflación. Hacia adelante es probable que la inflación baje, pero parece improbable que el crecimiento suba.

Alexis Osses: No creo que estemos en estanflación, porque este concepto es más para economías en recesión y con alta inflación (por ejemplo Brasil). En Chile por otro lado, tenemos un bajo crecimiento, alta inflación (sobre rango meta), y bajo desempleo. Por lo tanto, aún no podríamos acuñar este término para el escenario de Chile. Lo terrible de esto es que para combatir la inflación el Banco Central tendría que subir la tasa, pero eso también merma el crecimiento económico. Es como escalar una montaña con piedras en la mochila.

José Ramón Valente: “El fantasma de Brasil no sólo ronda La Moneda, también merodea por los pasillos del Banco Central”

Valente sostiene que lo “particularmente preocupante” de la inflación futura es que cuando permanece por encima de la meta por mucho tiempo, se pierde la confianza pública en dicho compromiso.

“En jerga del Banco Central, se desanclan las expectativas. Eso sería un gran problema y en el BC es probablemente uno de sus principales motivos de preocupación. Por lo mismo no descarto que el BC suba la tasa de interés aún en un ambiente de muy bajo crecimiento como el actual. El fantasma de Brasil no sólo ronda la moneda, también merodea por los pasillos del Banco Central”, afirma el socio de Econsult.

El economista explica que la inflación ha estado alta  debido al alza en el tipo de cambio y al gasto público, que crece tres veces más rápido que el crecimiento de la economía.

Joseph Ramos agrega que la inflación alta y el crecimiento bajo son “malas noticias”, pero no observa una estanflación como en Brasil porque aunque la actividad económica es “extremadamente débil” no está en recesión.

Crecimiento vs inflacion 2014-2016

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