Aunque en el país está decretado el Estado de Catástrofe, debido a la pandemia del coronavirus, desde el 18 de marzo, la quema de camiones, el uso de explosivos y la existencia de hombres a rostro cubierto con armas de alto calibre y los disparos contra las casas de agricultores e incluso instalaciones de Carabineros no cesan en La Araucanía. En la IX Región contabilizan 12 atentados solo durante los primeros 15 días de mayo, jornadas en las que incluso ha habido más de una agresión en un solo día. 

Juan Pablo Lepín, director ejecutivo de la Multigremial de La Araucanía, afirma que se trata de personas que actúan coordinadas y tienen un cierto grado de preparación. “Se cumple con toda lógica para hablar de una guerrilla terrorista. Hay un líder, las personas actúan de manera coordinada, están en distintos territorios y cometen atentados porque creen que a través de la violencia pueden dar a conocer o reivindicar una causa, que es política”, subraya.

Los gremios reclaman más presencia del Estado en la zona, con planes y estrategias más efectivos, que le regresen el piso a Carabineros. El subsecretario de Interior, Juan Francisco Galli, ha hecho ya varias visitas a la zona, y se designó a un coordinador de seguridad en la macrozona sur, pero Lepín advierte de una pérdida de confianza en las autoridades. 

-Apareció una carta en El Mercurio, firmada por distintos representantes de la Multigremial, que habla de la “pandemia del terrorismo”. ¿Cuál ha sido la situación desde que se decretó el Estado de Catástrofe?

-Esa carta nace por la desesperación que existe en la región de La Araucanía, en Biobío, Los Lagos, Los Ríos y va apoyada por un gremio nacional, porque entre abril y mayo la violencia está desatada. En mayo van 12 atentados en 15 días, casi un atentado por día, y hubo días en los que hubo más de un atentado. Quemaron 7 camiones y un bus de pasajeros en un mismo día. Hoy los hechos de violencia no solo ocurren en la noche, ocurren en el día a plena luz, en la carretera 5 sur que es la principal ruta que une al país. La más transitada. Las personas que quemaron luego huyeron en una caravana de diez vehículos mostrando las armas. Es prácticamente una guerrilla que se mueve libremente por ciertas zonas de la Provincia de Malleco o de Arauco, donde las policías prácticamente son espectadores.

-¿Por qué?

-No hay un plan estratégico de prevención o para detención. Eso genera impunidad y a su vez desesperación en las víctimas, desconfianza hacia el Estado, las instituciones, el actuar de las policías. Hasta cuándo vamos a soportar que en un Estado democrático, donde las instituciones debieran funcionar y el estado de derecho primar, exista un grupo armado que actúa libremente, de manera impune. Hay un síntoma de deterioro de la confianza hacia el Estado y hacia este gobierno. Hay desconfianza en las promesas que hizo este Gobierno. El Presidente como candidato prometió terminar con el terrorismo en La Araucanía y ahora está más desatada que nunca. Por eso, ya no se le cree a los viajes de subsecretarios, de ministros del mismo Presidente a la región, donde nos señalan que se están ocupando del tema, que hacen todo lo posible porque prácticamente no están haciendo nada y la policía no está actuando porque no tienen un respaldo político. Hoy ganaron los violentos. La violencia se apoderó de los sectores rurales, y si nadie le hace nada a los violentos van a seguir actuando como lo hacen hoy. 

-Señala que estos grupos actúan como una especie de guerrilla. El ex fiscal de La Araucanía Francisco Ljubetic dijo a El Líbero que su modus operandi se asemeja al de las FARC.

-Estoy totalmente de acuerdo. Hay personas que actúan coordinadas, que tienen una cierta preparación. Hacer un coche-bomba no se aprende en la escuela, ni en la universidad acá en Chile. Hace años hubo informes de que personas pertenecientes a la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM) estuvieron de viaje en Colombia, entrenándose. Se cumple con toda lógica para hablar de una guerrilla terrorista, hay un líder, las personas actúan de manera coordinada, están en distintos territorios y cometen atentados porque creen que a través de la violencia pueden dar a conocer o reivindicar una causa, que es política. Se le puede llamar de dos formas: terrorismo o violencia política, pero las dos desencadenan en que son guerrillas. 

Las personas que quemaron luego huyeron en una caravana de diez vehículos mostrando las armas. Es prácticamente una guerrilla que se mueve libremente por ciertas zonas de la Provincia de Malleco o de Arauco, donde las policías prácticamente son espectadores».

-¿Hay indicios en los atentados recientes de la responsabilidad de la CAM y sus organizaciones de recuperación territorial (ORT)?

-Sí, por eso es que llama la atención que el Estado no tome la decisión política de desarticularlos. El líder de la CAM escribe libros, da charlas en universidades incitando a la violencia, también en foros internacionales, y el Estado no lo toma preso ni por sedición, ni por incitación a la violencia, ni por liderar una organización que se adjudica atentados. Allí se ve que no hay una voluntad política de desarticular este tipo de organizaciones. Todos queremos un país en el que la democracia sea robusta y para eso tienen que funcionar las instituciones, respetarse el estado de derecho y que todos seamos iguales ante la ley. En los países de la región en donde esto no ha ocurrido se quebrantan los derechos humanos y la gente va perdiendo confianza en las instituciones, el gobierno y el Estado en general. Eso está pasando en La Araucanía. Se ve debilitada nuestra democracia por la inacción o por la omisión del Estado.

-¿Hay investigaciones abiertas en Fiscalía contra Héctor Llaitul, líder de la CAM? A principios de este año se anunció una investigación contra el ex militante del MIR Jaime Castillo Petruzzi, por emitir «expresiones que incitan a la subversión del orden público», por sus dichos en el lanzamiento del libro de Llaitul.

-Creo que se han abierto investigaciones. El año pasado me pareció escuchar que se iba a abrir una contra la CAM en general, pero nunca han tenido resultado. No sé si falta voluntad o si lo que se está haciendo no está llegando a buen puerto. Puede haber de ambas cosas. El jefe de las policías es el Ministro del Interior que es el encargado de la seguridad pública y allí es donde no se toman decisiones. Por otro lado, tampoco se avanza en los temas legales que el Presidente Piñera prometió en campaña. La Ley Antiterrorista aún no se logra modificar a pesar de que lleva meses en tercer trámite legislativo, pero no tiene suma urgencia. La Ley de Inteligencia tampoco se ha logrado aprobar, esto no permite tener una policía moderna que pueda recabar pruebas con la tecnología que hoy existe en todos los países y que se aplica en la investigación penal. Si no hay avances en materia legislativa, en resultados policiales ni judiciales, es el mundo al revés. Va contra toda lógica que en un país democrático exista una guerrilla armada que cometa atentados y no le pase nada. Si esto pasara en Santiago estarían todos presos, y uno ya no tiene una respuesta para decir por qué pasa. 

-Mencionaba a las policías y a los DD.HH., estos dos temas se juntaron con la muerte de Camilo Catrillanca. ¿Fue un error el trato que se le dio al GOPE en ese momento?

-Creo que sí, porque se generalizó. Es lógico que las policías tienen que actuar de acuerdo a un protocolo y estándares de respeto a los DD.HH. porque hasta los terroristas tienen derechos humanos, son inherentes a las personas, pero se generalizó. Se les quitó el piso político y ahora tenemos una policía sin confianza, con miedo a actuar, en una especie de brazos caídos, esperan para no encontrarse con los terroristas. Hay que tener algo claro, y lo dijo el fiscal Ljubetic en una entrevista hace un tiempo: cuando existe una guerrilla terrorista armada y el Estado toma la decisión política de combatirla obviamente va a haber bajas. No puedes combatir a alguien que te ataca con armas, con piedras. Va a haber un ataque armado de ambas partes y va a haber bajas, lo que hay que entender es que hay que tratarlos como una organización terrorista. No podemos dialogar con quienes están apuntándonos con una metralleta. Esa es una decisión que en Chile no se ha tomado y que yo creo, en lo personal, que no se va a tomar. 

La pobreza obviamente genera un caldo de cultivo que pudiese aumentar la participación de personas en estos grupos. Ojalá el Estado esté poniendo algún énfasis en eso». 

-¿El Estado de Catástrofe ha aumentado la presencia de efectivos de seguridad en las áreas más álgidas, como Ercilla, por ejemplo. En particular de las Fuerzas Armadas?

-No se nota su presencia. Hasta el miércoles no estaban, ese fue un día de furia en Ercilla. Hubo dos atentados y en la noche hubo dos atentados más: se atacó la casa del agricultor Héctor Urban y al retén de Carabineros. ¿Qué respeto hay por las policías? Luego de eso se vieron fotos donde había ciertas patrullas militares en algunos cruces de caminos, pero igual no hay resultados. Los militares tienen la misma desconfianza, de que si actúan van a tener problemas. 

-El subsecretario Galli ha ido ya dos veces a La Araucanía en medio del Estado de Catástrofe. Se anunciaron tres querellas y ya antes se había designado un coordinador de seguridad en la macrozona sur. ¿Esta podría ser una solución?

-No. Nosotros nos cansamos de que el gobierno siga anunciando querellas. Queremos resultados. Sería bueno que dijeran no solo que van a presentar una querella, sino que de las que han presentado cuántos detenidos hay y cuántos condenados hay. Puedo asegurar que el resultado de todas las querellas que han presentado es cero. 

-La violencia que empezó en La Araucanía se ha extendido al Biobío y también ha llegado a Los Ríos y Los Lagos. ¿Este avance en el territorio también les preocupa?

-Lo dijimos desde el principio, que se iba a extender a Arauco y así pasó porque los líderes de la CAM viven muchos de ellos en Arauco, principalmente en la zona de Lleu Lleu, y luego advertimos que había grupos que se estaban moviendo a Los Ríos y Los Lagos. No creo que se extiendan más porque para ellos es impopular actuar en regiones donde no tienen comunidades, pero sí se va a extender a otras comunas, porque Conadi sigue comprando predios y entregando predios en comunas donde antes no había comunidades. Hay un atentado que se pudieran atribuir a este conflicto en Chiloé, la semana pasada, que botaron una antenas telefónicas y antes allí nunca había pasado nada. Lo más al sur había sido en Osorno, en la zona de Lumaco. Claramente se va moviendo, pero en las comunas de las cuatro regiones donde ya hay. No creo que siga más al sur, ni se vaya más al norte que eso.

«La gastronomía, la hotelería y el comercio están afectados desde el estallido social en octubre»

-Con respecto a la crisis causada por el coronavirus ya se proyecta que traerá más pobreza, y eso también significa más gente que pudiera estar dispuesta a sumarse a la causa de estas organizaciones. ¿Esto se lo han podido plantear al gobierno?

-Quizás se ha planteado de una forma distinta, en el sentido de decir que hoy donde estamos todos tratando de sacar adelante al país, que no quiebren las empresas para que no exista tanto desempleo, se debiera dar más prioridad aún a terminar con estos grupos violentos porque atentan contra el emprendimiento. La pobreza obviamente genera un caldo de cultivo que pudiese aumentar la participación de personas en estos grupos. Ojalá el Estado esté poniendo algún énfasis en eso. 

Si no hay avances en materia legislativa, en resultados policiales ni judiciales, es el mundo al revés. Va contra toda lógica que en un país democrático exista una guerrilla armada que cometa atentados y no le pase nada».

-¿Cómo están los sectores productivos en La Araucanía con toda esta situación?

-Fuimos de las primeras comunas con cuarentena, prácticamente tres semanas, hablo por Temuco que es el motor regional y además somos una región que vive del turismo, y eso hace que se mueva el comercio. El turismo está en cero y no se va a reactivar en el corto plazo. Todo eso está creando desempleo, hay un desánimo de los emprendedores. Hay ganas de salir adelante, pero no se ve un buen futuro. 

-¿El turismo estaba siendo afectado desde antes por los atentados que no han parado?

-La gastronomía, la hotelería y el comercio están afectados desde el estallido social en octubre. Eso se suma a un verano que no fue tan bueno porque vinieron muchos menos argentinos a la región de La Araucanía. Prácticamente las empresas llevan seis meses sin vender o en el mínimo número de ventas y muchas ya vienen semi-quebradas desde antes. Las ayudas que entrega el gobierno son bancarias, pero muchas empresas no tienen acceso porque vienen a tropezones desde antes. La cesantía se va a comenzar a ver en La Araucanía y principalmente en Temuco en un mes más. Hay muchas obras de construcción paradas y en la zona urbana de Temuco gran parte de los empleos los dá la construcción. 

Hay que tener algo claro, y lo dijo el fiscal Ljubetic en una entrevista hace un tiempo: cuando existe una guerrilla terrorista armada y el Estado toma la decisión política de combatirla obviamente va a haber bajas. No puedes combatir a alguien que te ataca con armas, con piedras».

-El Barómetro de la Multigremial habla no solo de los incendios, señalan un aumento drástico de las usurpaciones de terreno. ¿Eso también tiene vinculación con la violencia rural?

-Las usurpaciones siguen. El 14 de mayo hubo una usurpación cercana a Victoria. La usurpación es violencia, lo que pasa es que es una violencia no tan explícita, pero es un delito que está penado, aunque la pena sea súper baja, pero hay un proyecto de ley que está en tramitación para aumentar la pena y ojalá salga adelante. La usurpación es violencia contra la propiedad privada y muchas veces contra quienes viven en esos terrenos. Es la punta del iceberg porque luego de eso se desencadenan una serie de atentados en los mismos predios porque es la principal demanda territorial de las comunidades. Si lo hacen de forma violenta desde el principio, es imposible esperar paz cuando eso ocurre.