Para algunos puede ser una paradoja. Mientras ex cancilleres de la centroderecha se apartaron de la opción seguida por el gobierno de Chile, que lideró el ministro Andrés Allamand, este recibió los aplausos de ex jefes de la cartera de Relaciones Exteriores de centroizquierda y de líderes del sector. Y esto solo en el ámbito interno.

En el externo, la contradicción también llama la atención. Mientras Chile adhirió a la operación de los gobiernos de Argentina y México, con marcada línea de izquierda, la mayoría de los países de la región se sumó a la postura de Estados Unidos. Todo este lío tiene un nombre: Banco Interamericano de Desarrollo.

Desde comienzos de agosto el Presidente Sebastián Piñera, el canciller Andrés Allamand y el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, se jugaron porque el próximo presidente del BID fuera latinoamericano como ha sido la tradición del organismo desde que nació, hace 60 años.

Pero las cosas se fueron complicando en el camino, en particular, cuando el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió que su gobierno postularía a su asesor Mauricio Claver-Carone para el cargo. Esta candidatura ponía en peligro que ganara un latino. En un comienzo la pelea estaba entre el estadounidense, la ex Presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y el secretario de Asuntos Estratégicos del gobierno de Alberto Fernández, el argentino Gustavo Béliz.

Pero EE.UU. fue ganando apoyo en la región, Chinchilla bajó su candidatura y solo quedaba Argentina. ¿Qué opción había? Aplazar la elección. Algo por lo que también apostó el ministro Allamand. La estrategia recibió el rechazo del candidato de Estados Unidos quien acusó que había un intento por «secuestrar» las elecciones. Las declaraciones de Claver-Carone recibieron un tajante respuesta del canciller chileno. «Agresivas declaraciones de Claver-Carone confirman que su elección sería muy inadecuada. El BID debe seguir siendo un organismo técnico alejado de controversias políticas; debe cohesionar y no dividir artificialmente a países miembros».

La estrategia de aplazar la elección pendía de un hilo. El canciller la justificó diciendo: «Es prudente postergar las elecciones previstas para septiembre y debatir, en un ambiente libre de tensiones, una mejor definición del rol del banco en la ayuda a los países miembros para enfrentar la recuperación post Covid-19». Pero tampoco se tuvo éxito pues solo Chile, Argentina, Costa Rica, México y la Unión Europea eran partidarios de esta idea. Y a mediados de semana se supo que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador sí votará en la elección que comienza hoy, con lo que México tomaba distancia de su postura inicial. En tanto, Chile optará por la abstención.

Esa fue la primera alerta. La definitiva vino la noche del jueves cuando la Casa Rosada anunció que se retiraba de la carrera.

¿Cuidando el frente interno sin mirar a Estados Unidos?

Durante todo el «caso BID», Allamand contó con el apoyo, y los halagos, de ex cancilleres como Soleadad Alvear, Heraldo Muñoz, José Miguel Insulza y líderes como el ex Presidente Ricardo Lagos. Mientras que los ex ministros de RR.EE. Hernán Felipe Errázuriz y Roberto Ampuero no aprobaron la estrategia seguida y no quisieron pronunciarse después del fracaso.

Entre quienes han seguido de cerca todo este proceso critican el liderazgo «innecesario» e «inentendible» que asumió tanto el Presidente como el canciller en este tema sin considerar lo clave que es en estos momentos mantener una buena relación con Estados Unidos. Señalan, quienes están al tanto de este caso, que hoy, en asuntos como una vacuna para el Covid-19 y el financiamientos para la reactivación, es cuando menos se necesita «pelearse» con EE.UU.

Ayer el ministro fue consultado por La Segunda y señaló que lo ocurrido no era un fracaso ya que se había actuado «por convicción». «El BID debe ser dirigido por un latinoamericano como ha sido desde su fundación hace 60 años». Además, desde el Edificio Carrera ven con satisfacción el que hayan alineado a distintos sectores políticos.

Otro punto que destacan en el mundo de la diplomacia es que Mauricio Claver-Carone, no solo es un «hombre de Trump», sino que cuenta también con el apoyo de líderes demócratas como el senador Robert Menéndez, de Nueva Jersey. «Conozco al señor Claver-Carone desde hace más de dos décadas. Durante este tiempo ha demostrado un compromiso con el desarrollo económico inclusivo en América Latina y el Caribe, y ha sido un franco defensor de la democracia y los derechos humanos en nuestro hemisferio», dijo quien además es presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE.UU.

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