En el Lockhart Stadium de Fort Lauderdale, Florida, y ante más de 20 mil espectadores, tuve la oportunidad, junto a mi hijo Gonzalo y dos nietos, de presenciar un partido de fútbol de la Leagues Cup que en realidad fue mucho más que eso. Fue una fiesta mágica. Se trataba del “clásico” de Florida o “Clásico del Sol”, como se le conoce, entre el local Inter de Miami y el Orlando City.
Pero eso daba un poco lo mismo, porque era como si hubiese solo un jugador en el pasto: Lionel Messi.
El encuentro partió con 95 minutos de retraso, por una serie de tormentas eléctricas que sacudieron las inmediaciones del estadio. Los aficionados tuvimos que resguardarnos donde pudimos, en los pasillos debajo de las tribunas o bajo los toldos de las parrillas argentinas distribuidas por los estacionamientos que ofrecían un rico asado y cerveza a un razonable valor. Así empezó la fiesta.
La fila para comprar la camiseta de Messi y otros accesorios en la tienda oficial era de 80 metros y había que esperar una media hora (el diluvio le ayudó al negocio, pues hubo más tiempo para comprar).
La locura llegó a los 7 minutos de juego, con el primer gol de Messi. He estado en muchos partidos en mi vida, pero no recuerdo un griterío igual.
En el análisis futbolístico hay que partir diciendo que Messi se adaptó al Inter de Miami a la perfección. O, mejor dicho, el Inter se adaptó a Messi a la perfección. El rosarino llegó a Florida y le cambió el rostro por completo a un plantel que no encontraba respuestas. Para “mimarlo” y protegerlo en la cancha, le trajeron a dos de sus viejos amigos del Barcelona, Jordi Alba y Sergio Busquets, un “contralor” y un “patrón” del medio campo. Los tres se entienden a la perfección.
También incorporaron al Tata Martino a la banca, que ya había dirigido a Messi en el cuadro “Azulgrana”.
Así las cosas, lo que se observó en el terreno de juego es que todo el fútbol gira en torno de Messi… incluyendo a los rivales.
El argentino deslumbraba cada vez que tomaba el balón, creando momentos exuberantes, creativos, y siempre llevando peligro inminente al arco contrario. Los dos goles fueron notables, muy parecidos entre sí, y llevaron al delirio de la hinchada, compuesta mayoritariamente por argentinos y por oriundos de otros países sudamericanos. No me crucé con ningún chileno; la única camiseta de un club nacional era la mía, de Unión Española.
Messi disputó apenas tres partidos, siempre con la cinta de capitán en el brazo izquierdo. En el primero ingresódesde el banco de suplentes, en el segundo fue reemplazado en los últimos minutos, y el tercero lo jugó los 90 minutos. Ya convirtió cinco goles, entregó una asistencia y le permitió a su equipo ganar tres partidos consecutivos después de meses. Un dato curioso, cuando llegó Pelé, a sus 35 años, a jugar al Cosmos de Nueva York en 1975, jugó 9 partidos y marcó 5 goles durante el primer año, los mismos que ”La pulga” convirtió en tres encuentros. Datos son datos.
La liga norteamericana de fútbol se acaba de valorizar en 4 o 5 veces más, y como ejemplo están los tickets del Inter: cuando juega de local la entrada vale 130 dólares, mientras que en la era pre Messi costaba 15 dólares. Algo similar ocurrirá cuando el equipo juegue por primera vez de visita; todos querrán ver al “Fenómeno Messi”.
El Inter subió el valor de su plantilla de jugadores desde 34 millones de dólares el año 2022 a 94 millones de dólareseste año. Los mismos jugadores se valorizaron dos y tres veces por el solo hecho de jugar al lado del argentino. La empresa de artículos deportivos Fanatics confirma que Messi ya tiene un récord en EE.UU.: superó en pocas semanas el debut de otras leyendas del deporte en venta de camisetas. La del Inter de Miami lleva su nombre y el N° 10.
Estados Unidos, México y Canadá serán los anfitriones del Mundial de Fútbol 2026, y para esto los norteamericanosse están preparando a cabalidad. Organizaron el torneo “Soccer Champions Tour 2023”, disputado hace unos días, con la participación del Real Madrid, FC Barcelona, Juventus de Turín, AC Milán, Arsenal FC y Manchester United, todos equipos que figuran entre los mejores y más valiosos del mundo, y que con su presencia empiezan a entibiar el ambiente futbolístico para estar a tono para la disputa del Mundial de la FIFA (se desarrollará en 2 ciudades canadienses, 3 mexicanas y 11 estadounidenses; competirán 48 países en 104 partidos).
En síntesis, la experiencia resultó inolvidable: Lionel Messi se ve a un gran nivel, corre lo justo y deleita con una docena de jugadas que, aunque sea en una Liga no tan exigente (por el momento), no deja de ser meritorio su desempeño. Ojalá que no le peguen ni lo maltraten y que ningún rival se quiera hacer famoso dándole un “patadón” para sacarlo de la cancha. Se ha visto a muchos realizando estas malas prácticas. Lo peor es que no saben que todos pierden si no está Lío en el campo de juego. El fútbol todavía necesita a Messi. Los hinchas lo querrán, aunque sea bordeando los cuarenta, con Argentina en 2026. Ahora sí sería su último Mundial. No se ve imposible. Por algo en su camiseta, arriba del número 10 y de su apellido, se lee “LIBERTAD PARA SOÑAR”.

Gran columna de nuestro querido Gonzalo Mingo.
Que privilegio ver a Messi en Miami!!