«No puedo ignorar que es muy posible que se llegue a un momento en que los médicos deban enfrentar un terrible dilema ético al tener que escoger a qué paciente apoyar con tratamientos intensivos. Para ayudar a resolver ese dilema, aunque sea un aporte pequeño, renuncio desde ya a ser conectado a un respirador artificial si con ello puedo salvar otra vida».

Esta es la frase con la que el Premio Nacional de Periodismo, Abraham Santibáñez (81) explica en una carta enviada a El Mercurio su decisión de «ceder» un respirador mecánico en caso de que otra persona lo necesite. Su texto fue viralizado e incluso tuvo respuestas de lectores que se sumaban a su postura.

En entrevista a El Líbero, desde su casa en San Miguel donde cumple cuarentena, el académico, ex presidente del Colegio de Periodistas, y figura icónica de los medios de comunicación, relata por qué decidió hacer esa publicación y cómo lo tomó su círculo familiar. «Hubo acuerdo, hubo unión y mucha conversación. Es asumir un riesgo, naturalmente. No sé si se lo tomaron bien, pero hubo acuerdo. Lo conversé con mi hijo y mi hija que no viven con nosotros, pero estamos en contacto permanente», señala.

«Hay un momento en el que cuando uno ve que faltan ciertos recursos, alguien tiene que sacrificarse y en ese sentido me parece lógico que una persona que claramente está en un grupo de riesgo pueda asumir esta responsabilidad. Si hay que elegir, empiecen conmigo».

-¿Cómo nació la idea de escribir esta carta?

-De repente me dije a mí mismo qué podríamos aportar porque alguien me comentó que en Europa, en España, el debate sobre a quién le dan el respirador o la atención cuando hay mucha escasez de recursos y mucha demanda, es bastante más frecuente. Aquí en Chile algo he escuchado y lo estuve pensando, le di vueltas, hice algunas consultas con gente respecto al tema ético y médico. También le dije a mi señora y ahí decidí mandar la carta. Tuvieron la gentileza de publicarla de inmediato.

-¿Qué le dijo su familia, estuvieron de acuerdo?

-Mi señora estaba de acuerdo. Algo que yo he contado es que por el trabajo que yo hacía en la revista Hoy durante la dictadura y que mi señora Ana María hacía en poblaciones, desde los títeres que es lo suyo a otras labores de tipo social, siempre estuvimos conscientes de que había algún peligro. No eran cosas graves, pero había habido detenciones, después desapariciones y entonces yo creo que en la familia lo teníamos largamente conversado.

Se supone que uno como periodista tiene que estar atento a qué es lo que piensa su público, la audiencia, y yo creo que aquí había algo que era importante no para mí sino que para mucha gente».

-¿En algún momento tuvo dudas sobre enviar la carta o del mismo contenido de ella?

-Tengo mis años, tengo diabetes, pero no tengo ningún apuro en dejar este mundo. Entonces más que una duda… el otro ejemplo que he puesto es la pelea por los salvavidas y los botes de rescate del Titanic. Es decir hay un momento en el que cuando uno ve que faltan ciertos recursos, alguien tiene que sacrificarse y en ese sentido me parece lógico que una persona que claramente está en un grupo de riesgo pueda asumir esta responsabilidad. Y por eso me pareció importante que se publicara sin pretender que se convirtiera en un modelo ni paradigma ni nada que se le parezca. Es simplemente algo que me parece que puede contribuir en un momento tan difícil como el que estamos viviendo.

-¿Qué tipo de comentarios le han llegado?

-Lo que me ha llegado en general ha sido positivo. Me preocupa un poco en la medida en que alguien ya me está llevando a los altares. No. Mi intención es decir «mire esto es lo que pasa, esto es lo que yo siento y por eso que me gustaría que se hiciera esto». Es un testimonio, creo que tiene que ver con la formación que yo recibí. En mi familia, en el colegio, en la universidad, y por lo tanto, me gustaría que se conociera porque es un debate que era necesario abrir, pero no estaba planteado. Se supone que uno como periodista tiene que estar atento a qué es lo que piensa su público, la audiencia, y creo que aquí había algo que era importante no para mí sino que para mucha gente.

-Usted habla de personas que han optado por esta postura…

-En eso fallé como periodista (ríe). Leí de alguien en Europa. El debate está vivo en España y tengo la impresión de que en Francia y en Portugal. No me atreví a poner un nombre porque no lo tenía a mano, pero entiendo que algunas personas en Europa han estado en esta línea. Si hay que elegir, empiecen conmigo.

De alguna manera en su carta se tratan los dilemas éticos a los que se enfrentan los profesionales de la salud con el coronavirus.

-Honestamente creo que todas las vidas tienen el mismo valor… pero como puede ser que en algún momento haya que tomar una decisión, yo insisto en el ejemplo del Titanic, a lo mejor es muy burdo, pero es así. Hay un momento en que gente que tenía mucho apego a la vida se da cuenta que puede ayudar a que se salve otro corriendo incluso el riesgo de su vida. Es un tema de vida, de convicciones. No estoy para que me pongan una aureola, pero así lo siento y por eso me ha dado mucho gusto el poder hablar sobre esto, porque creo que es un tema más de fondo que muchos por los que peleamos todos los días.

-El ministro del Interior, Gonzalo Blumel, afirmó que este fin de semana será «la prueba de fuego» en cuanto a responsabilidad y respeto de las cuarentenas. Usted que se encuentra confinado en su hogar y con la postura que ha dado a conocer, ¿qué opina al respecto?

-No seré yo el que vaya a rayarle los autos a la gente en la playa. Cada uno es responsable, cada uno tiene que asumir sus decisiones, pero evidentemente aquí hay un tema que mucha gente no le ha tomado el peso del peligro que estamos corriendo como país. La gente que se está quedando sin empleo, los que viven de tantas cosas que no son útiles, desde el descanso, el ocio y el turismo que no pueden trabajar. Yo ahí sí me siento capacitado de decirles que no pretendo que sigan mi ejemplo, pero tómenlo en cuenta porque no podemos mantenernos en esta línea tan egoísta y la verdad es que la experiencia internacional muestra lo mismo. Los reyes de la sociedad libre como Trump, han tenido que reconocer que en esto o nos salvamos todos o nos hundimos todos juntos.

La cobertura de la pandemia en los medios ha sido la correcta. Me parece que se cumple lo básico del periodismo que es que la sociedad esté bien informada».

-Como periodista que ha tratado la ética periodística como objeto de estudio. ¿Cuál es su opinión de la cobertura de los medios frente a la pandemia?

-Le he dado vueltas y lo hemos conversado también con algunos colegas. En general la información ha sido buena. Hay veces en que uno, por lo menos en lo que me han comentado de mis propias apariciones ahora, es que la idea es que uno tiene que mantener la calma y eso lo he tratado de hacer toda mi vida. A veces uno encuentra que hay un poco de vehemencia, de apuro. Pero yo creo sinceramente que la información ha sido buena. Mi preocupación es que como es necesario estar informando todo el día en la radio, en la televisión, hay público que está sufriendo un exceso de información. No es culpa de los periodistas, es culpa de que nosotros como lectores, auditores, televidentes, tenemos que autorregularnos. No podemos pasar el día pegados a que si murieron más personas en Nueva York y qué problemas hubo en Europa y más encima lo que hay aquí. Ecuador, Chile, etc. Es un tema de poder manejar con cierta seguridad lo que es la información. Te repito que me parece que la cobertura en general ha sido correcta, que lo que estamos pidiendo ahora, la gente con mascarillas en entrevistas en la televisión, creo que eso es muy bueno y me parece que se cumple lo básico del periodismo que es que la sociedad esté bien informada.