The Falcon and the Winter Soldier llega a Disney+ para retomar el éxito dejado a comienzos de este año por Wandavision (2021). Y vaya que lo hace bien.
Marvel vuelve a hacer de las suyas con esta nueva entrega seriada con tres objetivos claros: mantener la ansiedad a tope de los fans, retomar y extender la historia de personajes secundarios que dejaron la veintena de películas estrenadas desde 2008 y poner los cimientos narrativos de la Fase Cuatro del MCU (Universo Cinematográfico de Marvel, en inglés) que viene a retomar los acontecimientos tras Avengers: Endgame (2019), cuando, recordemos, todos los vengadores unidos lograron derrotar en una batalla épica a Thanos y traer de vuelta al 50% de los seres vivientes del universo que habían sido aniquilados tras su chasquido en Avengers: Infinity War (2018).
La historia de The Falcon and the Winter Soldier comienza seis meses después de los eventos de Avengers: Endgame, luego de que un octogenario Steve Rogers (Capitán América, interpretado por Chris Evans) decidiera entregarle su escudo a Sam Wilson (Falcon, interpretado por Anthony Mackie) bajo la mirada atenta y emocionada de su mejor amigo Bucky Barnes (Soldado del Invierno, interpretado por Sebastian Stan).
Wilson siente el peso gigantesco que significa cargar con un símbolo tan poderoso como el escudo tricolor que marcó durante décadas el patriotismo norteamericano en la lucha contra las fuerzas del mal dentro y fuera de este mundo. Intenta, repleto de remordimientos, continuar su labor como Falcon y retomar la relación con su familia, en medio de un mundo que aún no se acostumbra al retorno de quienes desaparecieron durante 5 largos años.
Por su parte, Barnes lucha contra sus propios fantasmas e intenta reparar el tremendo daño hecho por él mismo cuando se convirtió bajo la influencia de la agencia Hydra en el despiadado Soldado del Invierno. Intenta, paso a paso, limpiar la sangre y el dolor dejados en el camino.
Ambas historias, la de Wilson y Barnes, vuelven a mostrarnos que Marvel, con la estela aún presente del gran Stan Lee, construye personajes con súper poderes pero con una profunda carga emocional y con la necesidad, a veces asfixiante, de superar el día a día en un mundo lleno de amenazas cotidianas.
En este sentido, quizás el punto más álgido de la serie es precisamente la lucha interna de Wilson por decidirse a tomar el testigo del Capitán América. Muy de la mano a uno de los conflictos que más golpea a Estados Unidos en estos días. Parece, según se va desvelando capítulo tras capítulo, que más que la carga simbólica que implica sostener el escudo de vibranium, es su origen y su color de piel lo que más le pesa. “Nunca permitirán que un hombre negro sea el Capitán América”, le dispara sin anestesia Isaiah Bradley, uno de los nuevos personajes introducidos en la trama.
En ese sentido, la lucha contra los súper soldados miembros de la agrupación subversiva Flag Smashers es interesante, brinda acción y aporta al enemigo oficial durante los seis capítulos que dura la serie. Sin embargo, los enemigos reales parecen ser otros. Más profundos. Más personales.
Como toda producción de Marvel, The Falcon and the Winter Soldier permite esa doble navegación de la que ya hemos hablado. La serie por un lado se puede disfrutar por sí sola, como la historia de dos superhéroes que luchan contra el mal; o, lo más atractivo, ver la serie en el contexto de todo lo que ha estrenado el estudio a la fecha. Esta última aproximación permite ver en cada capítulo detalles que hacen referencias a películas anteriores, disfrutar la aparición de viejos y nuevos personajes tremendamente interesantes y desarrollados y sospechar cuáles son los caminos que puede seguir la maquinaria Marvel en los próximos años.
En Disney+.
Trailer aquí.