Los caminos de la cerveza parecen inagotables. Y las cifras siguen al alza, como la espuma. Euromonitor International realizó en 2017 un estudio que arrojó que el consumo per cápita de los chilenos es de 68,6 litros, registrando un importante alza frente a los 53,4 que se tomaban en 2012. Esa diferencia de 15 litros sitúa a Chile en el primer lugar en la región en cuanto a la evolución de la ingesta de cerveza. Del mismo modo, el estudio reveló que el gasto total de los chilenos en cerveza aumentó en un 92% durante esos cinco años.

Hemos privilegiado el consumo de cervezas más robustas en este mismo espacio (ver nota acá): cuáles son las cervezas llamadas “de invierno”, sus estilos y dónde encontrarlas. De preferencia el nicho de las cervezas artesanales ha recogido el guante de estos estilos cerveceros que apelan a un paladar más gourmet y que exigen algo más que la burbuja y frescura de una lager. Este año, sin embargo, la industria ha lanzado cervezas que apelan a la supremacía de la dulzura por sobre el lúpulo.

La casa cervecera Austral lanzó recientemente una cerveza frutal que utiliza el ruibarbo de la Patagonia para potenciar su sabor y color. Con 5,7°, revela una efímera burbuja y adelanta en sus aromas una carga frutal que en el paladar se confirma imponiéndose al amargor. Muy sencilla de beber, ideal para quienes privilegian la frescura. Se lleva bien con nuestra sanguchería criolla. Se recomienda una temperatura de servicio de 7°. El ruibarbo gana la pelea hasta en el retrogusto. Austral Ruibarbo se encuentra disponible en supermercados, botillerías y restaurantes.

Por su parte, la casa Kunstmann, que hace rato abandonó su apellido artesanal, apostó por cervezas “saborizadas” con bebidas que han ganado gran popularidad sobre todo de un público más novato o que sencillamente rehúye de las notas más lupuladas. Ya lo lograron con su Kunstmann Arándano, de moderado dulzor, su nota fresca y floral en boca. Esta temporada, lanzaron Kunstmann Chocolate de 5° de graduación, que obedece a la clasificación del tipo Porter con el añadido de chocolate holandés, nota que se impone y recluye al lúpulo a segundo plano. Perfectamente puede reemplazar un postre o un “tentempié” refrescante. Disponible hasta septiembre en bares, botillerías y supermercados.

Al otro lado de la torta del mercado encontramos otro camino. Se trata de una “lechuza”, proveniente de la microcervecería Mauco. Su Black Owl es una joya de cerveza del estilo Imperial Stout que, como rige la norma de este estilo, adquiere sus notas amargas no del lúpulo sino del tueste de la malta. En este caso, un tueste delicado, preciso. Lo primero que resalta en nariz es el perfume que recuerda al café recién hecho. Luego se van desenvolviendo notas ligeramente licorosas, con resabios que recuerdan al regaliz. En la boca, revela un agradable y elegante equilibrio entre el tueste y un controlado dulzor. En la etiqueta constata 8º de alcohol, pero al paladar no resulta agotadora e invita a otro sorbo. Para más información de sus cervezas o contacto para venta directa visite la web www.cervezamauco.cl