Señor Director,
Los anuncios realizados por el Ministerio de Educación y de Salud sobre adelantar y extender las vacaciones de invierno para todos los establecimientos educacionales debido a alza de virus respiratorios y hospitalización infantil en distintos centros de salud del país, muestra un mal manejo educacional, laboral y sanitario frente a problemas de salud pública. Esto, ciertamente, se podía prever.
Enfermedades como la influenza o el virus sincicial son complicaciones que afectan a niños y adultos sobre todo en la temporada de invierno. Aún está latente el COVID-19, con una positividad del 14.1% y cerca de 4 millones de personas que aún no se administran la tercera y cuarta dosis. Sin embargo, la población de riesgo acorde a la campaña de invierno del MINSAL para este año son los menores de un año, mayores de 65 años y personas bajo control por enfermedades respiratorias crónicas, no los escolares.
Teniendo a disposición el calendario de vacunación e información para realizar campañas de prevención para promover la salud en la comunidad, ¿será realmente necesario extender las vacaciones de invierno? Volver al teletrabajo en el caso de los padres para cuidar a sus hijos y cerrar los recintos educacionales, ¿es la única herramienta que tenemos actualmente para combatir situaciones sanitarias?
Esta medida afecta directamente la educación y la situación socioemocional de los niños y sus familias, cerrando un factor protector sobre todo para niños más vulnerables, alterando la calendarización escolar y generando una reorganización laboral para que los padres puedan trabajar telemáticamente, cosa que no todos pueden hacer, o no tienen esa facilidad como antes. Duró poco el discurso del Presidente cuando afirmó que “los colegios deben ser los últimos en cerrar y los primeros en abrir”. Más grave si sus ministerios toman decisiones irresponsables y apresuradas, dejando mucho que desear.
Isidora Baquedano Sepúlveda, estudiante Enfermería UDD, Pensando Chile, Fundación Chile Siempre