El veredicto popular emitido en las urnas con motivo del concurso electoral más importante que se haya realizado en Chile tal vez en toda su historia fue categórico. La ciudadanía por abrumadora mayoría rechazó una proposición de texto constitucional que ciertamente no satisfizo a quienes habían encargado ese trabajo. Es decir, un descomunal fracaso de la Convención Constitucional unido a un despilfarro de cuantiosos recursos públicos asignados a esos efectos.

Durante más de un año vimos y escuchamos controversiales debates que destruían básicamente los fundamentos de nuestra República. Asimismo observamos el intento de La Moneda de consolidar lo que el oficialismo denominó un programa de gobierno, asimilado al texto propuesto por la Convención. Por ende, durante seis meses el gobierno se abocó a buscar el apoyo para que la ciudadanía aprobara dicho texto, y con aquel rechazado perdió seis meses de trabajo.

Ahora deberá negociar con la oposición una nueva propuesta constitucional, así como los procedimientos para producirla. Esta vez deberá evitar los errores que significaron que esta fuera lapidariamente rechazada, porque el gobierno ya no tiene margen para fracasar nuevamente.

En seis meses de ejercicio del poder hemos visto numerosos errores y contradicciones entre lo que afirmaban las actuales autoridades antes de llegar a él. Por tanto sabemos que un cambio de gabinete es inminente, comprometerá por lo menos a la mitad del equipo político y unos 5 a 6 ministros sectoriales.

La crisis política que se desató al interior del gobierno tras la filtración de una grabación donde una asesora de la exministra de Desarrollo Social Jeannette Vega buscaba contactar al líder de la CAM Héctor Llaitul en su nombre es una situación extremadamente delicada. La investigación puede traer las peores noticias para La Moneda, que sería el vínculo del gobierno con el terrorismo, de imprevisibles consecuencias para el jefe de Estado. Me recordó Watergate, que involucró al entonces Presidente Nixon, cuando sus asesores fueron interrogados: Did the President know? (¿Sabía el Presidente?). En un principio se negó, pero luego uno reconoció que había grabaciones en la Casa Blanca. Nixon renunció a los dos días. Si se descubre una relación entre La Moneda y Llaitul, y a eso se suma la derrota del Apruebo -en la práctica un referéndum sobre la gestión del Presidente- y el desplome de la economía por la alta inflación, cuesta pensar que no haya una mayor crisis de gobernabilidad.

Sin embargo, los habitantes de este país seguiremos viviendo en el mismo lugar, con los problemas derivados de la violencia que se instaló desde octubre de 2019 y que se ha expresado en delincuencia creciente y terrorismo, pero además inmersos en una economía con problemas cada vez mayores y ahora amenazada con su desplome a causa de una inminente recesión.

El Banco Central confirmará pronto el crecimiento del segundo trimestre de este año, el cual será negativo. Con ello tendremos recesión técnica, la que debiera profundizarse durante el segundo semestre, con una inflación que alcanzará el 10% durante 2022. El bajo crecimiento del IMACEC correspondiente a julio, un 1%, confirma que la desaceleración de la economía continúa y que se acerca la recesión, y la pérdida de empleos en los próximos meses, la que se extenderá al año 2023.

La responsabilidad de los retiros y de los parlamentarios que los promovieron son evidentes, además del  daño que provocaron al mercado de capitales y al crédito hacia sectores humildes de clase media y pymes, impactados por la inflación, la falta de actividad y desempleo.

En esta grave hora, mi abuelita me enseñó que aún en las peores circunstancias Chile saldrá adelante, donde una mayoría muy importante ha dado un respaldo significativo a la oposición al gobierno.

*Alejandro Alarcón es economista.

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