Opostrucción” la defino como hacer oposición con obstrucción, y es lo que estamos viendo hoy en el Congreso. Es por lo que me pregunto qué tanto les importa el país; que crezca, que se invierta en él, que se generen más y mejores puestos de trabajo. Más importantes son sus mezquinos intereses políticos pensando ya en las elecciones municipales. Por eso no se aprobó el reajuste a los trabajadores. ¿Y la modernización tributaria? ¡Pero si están pensando en rechazar siquiera la idea de legislar!

 

¡Pero en qué mundo viven estos señores! Si los que más necesitan la flexibilidad laboral son los jóvenes.

 

¿Qué tanto les importa el país entonces? Más funcional a sus intereses es hacerle la vida imposible al gobierno ante cualquier propuesta. Por ejemplo, para Guillermo Teillier, presidente del PC, la política del gobierno de flexibilizar el empleo juvenil “busca arrebatar derechos laborales, a costa de mayores ganancias para las empresas”, manifestando la preocupación de su partido, su bancada y el PS por el contenido de esta iniciativa oficialista. O sea, que exista la posibilidad de flexibilizar las leyes laborales, siguiendo la tendencia mundial, y siendo una urgente necesidad en nuestro país, ¡tampoco!, porque sería a costa de mayores ganancias para las empresas. ¡Pero en qué mundo viven estos señores! Si los que más necesitan la flexibilidad laboral son los jóvenes, porque podrían obtener ingresos que hoy no pueden conseguir, dada la rigidez del sistema laboral chileno.  ¿Y a la derecha la califican de cavernaria? ¿A esto llaman progresismo?

 

Como ciudadano observador del acontecer nacional, me preocupa profundamente cómo se ha ido crispando el ambiente político, lo que está tensionando al país sin necesidad alguna. Y más preocupante aún es que la “opostrucción”, no pudiendo aceptar que fueran derrotados, crea y pretenda, al ejercer su mayoría relativa en el Congreso, ser ella quien gobierna, quien determina qué se legisla y qué no, llegando incluso a ejercer un verdadero chantaje político al gobierno por parte de la DC, al exigir la remoción del Sub Secretario de Redes Asistenciales Luis Castillo para concurrir a legislar.

 

La actitud de la “opostrucción” me recuerda la del sindicato minero, cuando se les pidió que pensaran en el daño para el país si no llegaban a un acuerdo; su respuesta fue que el país se fuera ya saben adónde. Es lo que pasa cuando priman espurios intereses sobre el bienestar general, tal cual la actitud que ha asumido ahora la mayoría parlamentaria en el Congreso Nacional.

 

El mandato que recibió en las urnas fue claro y contundente: que el país recupere el dinamismo que traía hasta la llegada del gobierno de la Nueva Mayoría.

 

El gobierno recién lleva cinco meses y veintiún días de gestión. Reactivar la economía, incrementar la inversión, generar más y mejores puestos de trabajo y lograr mejoría en los salarios fue una promesa de campaña. El mandato que recibió en las urnas fue claro y contundente: que el país recupere el dinamismo que traía hasta la llegada del gobierno de la Nueva Mayoría. Pues bien, son precisamente dichos propósitos los que se busca alcanzar con el proyecto de modernización tributaria. ¿Y cuál es la actitud que ha tenido la “opostrucción”? Criticar, atacar, menoscabar el proyecto, desaprobar el momento en que se presentó al congreso y, en la máxima expresión de arrogancia, ver si le hacen el favor al gobierno de aprobar la idea de legislar.

 

Ante esto, la pregunta de fondo que debemos hacernos es: ¿qué pretenden? ¿Vamos a volver a la triste época en que la izquierda le negaba al gobierno la sal y el agua? Pero si eso lo experimentó la DC gobernando con el Presidente Frei Montalva y ahora, olvidándose de su pasado, están con la misma actitud. ¿No les da vergüenza? ¿No recuerdan acaso a qué extremos se llevó al país como resultado de la política obstruccionista de esa época? ¿A eso quieren llegar?

 

El mundo está cambiando a un ritmo endemoniado. La tecnología, las redes sociales, las migraciones de millones, el terrorismo religioso, el cambio climático, el resurgimiento ruso, la irrupción china y una incipiente nueva guerra fría; la debilidad europea, el problema de los refugiados, el proteccionismo, la corrupción, el narcotráfico, el populismo, medicina personalizada, la algocracia, los hackers, y tantos otros frentes simultáneos que considerar, nos obligan a estar unidos más que nunca para enfrentar como país, los cambios, los problemas y los desafíos que por el lado menos esperado nos van a impactar y poner a prueba. Baste recordar como perjudicó enormemente a nuestros productores y exportadores de nueces el que intempestivamente India cambiara su política arancelaria hace sólo meses.

 

Porque somos un país abierto al mundo y ese mundo hoy está convulsionado, errático, conflictivo, tensionado, a la vez que evoluciona a velocidades siderales, es irresponsable, por decir lo menos, que la oposición esté dedicada a obstruir al gobierno, para impedirle que avance. Chile no necesita la actual “opostrucción”, porque con ella, nadie gana, todos perdemos. Lo que el país necesita urgentemente es una oposición responsable, dialogante, que cumpla el rol que le corresponde ejercer y no otro. Chile así lo demanda.

 

FOTO: LEONARDO RUBILAR CHANDIA/AGENCIAUNO