Hierbas y bellotas eran el principal alimento, los niños tenían el estómago hinchado de hambre y las familias se vieron obligadas a dejar sus casas en busca de comida. Había cuerpos tirados en las calles. Esa era la realidad de Ucrania en 1932 y así lo relataban las cartas de los campesinos productores de cereales y los informes de la policía secreta. ¿Quién estuvo detrás? La imponente Unión Soviética y su líder, Joseph Stalin. A noventa años de esa hambruna mortal, los nietos y bisnietos de las víctimas del período Entre Guerras combaten contra las tropas de Vladimir Putin, el inamovible líder de Rusia.
Putin confió en que la guerra sería breve y que su amplio poder militar facilitaría la invasión a Ucrania. Pero lo cierto es que Rusia no contaba con la resistencia del pueblo vecino y el especial liderazgo de su presidente Volodimir Zelenski, quien ha sido el principal portavoz de la situación frente al mundo y las organizaciones en búsqueda de la paz. A más de un mes de la invasión y una serie de reuniones, aún no hay señales que anticipen el término del conflicto.
Y es que la resistencia de los soldados y civiles en Ucrania se forjó a principios de la primavera de 1932, cuando una hambruna provocada por la represión de los líderes de la Unión Soviética causó la muerte de más de cuatro millones de habitantes. El Holodomor, –una palabra derivada de las palabras ucranianas hólod (hambre) y mor (exterminio)– fue un verdadero holocausto para el pueblo. Un período que marcó lo más profundo de la historia ucraniana y su relación con la Unión Soviética y posterior Rusia.
En conversación con El Líbero, el Director Departamento de Historia del Derecho de la Universidad de los Andes, Enrique Brahm cuenta que “recién el derrumbe del imperio soviético a comienzos de los años 90 daría al nacionalismo ucraniano una nueva oportunidad. Y no quieren ser nuevamente sometidos por los rusos, cualquiera sea su color político”.
Stalin en el punto de inflexión
Con la caída de los zares y la serie de derrotas de los Romanov, el período posterior a la Primera Guerra Mundial surgió como una oportunidad para las naciones que componían su imperio. En ellas se acentuó el sentimiento de nacionalidad de los territorios y se consolidaron varios estados independientes, entre ellos Ucrania. Pero su vida independiente fue efímera.
Enrique Brahm sostiene que el territorio ucraniano era de los más ricos desde el punto de vista agrícola y el gobierno comunista de Lenin buscó poner a los campesinos bajo el control del Estado, lo que no logró de forma plena. “Le quedó tarea pendiente a Stalin el que emprendería a partir de fines de la década de los veinte lo que podemos llamar una nueva revolución, que incluía la industrialización forzada, las purgas y el gran terror y la colectivización forzada de la agricultura”, dice. Fue este último proceso que provocó la gigantesca hambruna y desató situaciones extremas como la práctica del canibalismo.
Con este proceso en marcha, Stalin fuera de buscar recursos para dar impulso al proceso de industrialización, “perseguía aniquilar la sociedad agrícola tradicional; todo un estilo de vida que se había consolidado durante siglos y que estaba centrado en las comunas y las aldeas campesinas, que tenían en su centro el mercado y la iglesia”, cuenta.
En 1928 el régimen soviético comenzó a aplicar medidas especiales contra los campesinos más poderosos de Ucrania. La intervención incluyó desde el aumento de impuestos, mayor alza en las cuotas de entrega de granos, hasta la expropiación de todas las propiedades, hasta que en 1929 se dio paso a la colectivización.
Agobiados por la situación, un grupo de campesinos se dirigió al líder soviético: «Honorable camarada Stalin, ¿hay alguna ley del gobierno soviético que establezca que los aldeanos deban pasar hambre? Porque nosotros, los trabajadores de las granjas colectivas, no hemos tenido una rebanada de pan en nuestra granja desde el 1 de enero (…) ¿Cómo vamos a construir la economía del pueblo socialista si estamos condenados a morir de hambre? ¿Para qué caímos en el frente de batalla? ¿Para pasar hambre? ¿Para ver a nuestros hijos sufrir y morir de inanición?».
El Holodomor fue prácticamente un campo de concentración para los ucranianos que devastó a la República Socialista Ucraniana entre 1932 y 1933. Tal como explica la directora de CLA Atlas Network y escritora Antonella Marty en el documental “Utopía Roja, los sueños perdidos”, el genocidio de Stalin en Ucrania prácticamente mató de hambre a millones de individuos y «así lo han hecho históricamente». «Eso fue prácticamente la historia del comunismo en la Unión Soviética; violencia, hambre, restricciones y una eliminación total y absoluta de la libertad”, dijo.
Así también lo refleja el libro de Anne Applebaum: ‘El telón de acero: La destrucción de Europa del Este 1944-1956′ donde se relata la historia y cómo ha trascendido en la historia del país de Europa del Este. El texto detalla que la «sovietización» de Ucrania no comenzó con la hambruna ni acabó con ella. Detalla que los arrestos de intelectuales que promovían la idea de independización continuaron después de 1930 y reprimieron cualquier tipo de expresión de nacionalismo ucraniano, aún cuando fueran de la posguerra o la disidencia de 1980. “En aquellos años, la «sovietización» solía adoptar la forma de rusificación; se menospreciaba el idioma ucraniano y en los colegios no se enseñaba la historia del territorio”, tampoco la historia de hambruna», explica.
En esta línea, Brahm enfatiza que en el caso de Ucrania se actuó con particular crueldad. Según el académico, esto se podría haber visto tras la respuesta de Stalin ante la solicitud de máximas autoridades comunistas ucranianas que le pidieron bajar la presión. «Su posición es profundamente incorrecta, no bolchevique. Nosotros los bolcheviques, no podemos colocar las necesidades del Estado –necesidades definidas precisamente por resoluciones del partido– en décimo lugar, ni siquiera en segundo«, dijo el líder.
Asimismo, detalla que la hambruna fue provocada y sostenida por Stalin también para doblegar la resistencia campesina a la colectivización, pero también la resistencia nacional ucraniana. Con los años, la Segunda Guerra Mundial traería consigo nuevos sufrimientos para la población ucraniana. Sin embargo, tal como cuenta Enrique Brahm, «tomaron forma movimientos guerrilleros que lucharían no sólo contra la Wehrmacht, sino también contra los comunistas y que seguirían activos todavía hasta la década del cincuenta».
Con la guerra aún en pie y las tropas rusas dentro de Ucrania hay quienes temen que la falta de alimentos pueda generar una nueva crisis en la sociedad que aún resiste en los territorios, ya que los habitantes de Mariupol han denunciado la falta de alimentos a causa de la la invasión.