¡Regocijaos hermanos! Tenemos la infinita fortuna de haber nacido justo pa’ contemplar la decadencia cultural y moral de occidente… ¡yey! La suertecita. Si uno hace el ejercicio de sacar los ojitos del ombligo y ve cómo está el mundo, dan ganas de llorar a gritos. Conmueve especialmente la calidad de quienes hacen política. ¿Nos atreveremos a decir que son los más pencas en la historia humana? No, pero yo creo que top 10. O sea, pasamos de Winston Churchill a Liz Truss, etc. Aterrizando de guata en nuestra realidad, llegamos a un espectáculo telenovelesco como el de los diputados esta semana.

Yo sé que ha habido análisis “con altura de miras” que siempre dicen mucho de la bondad del analista, pero en esta columna de sátira no ofrecemos eso; partamos por decir cómo se vieron desde el Chile de a pie; los unos como acomodadizos, veletas que seguro aceptaron lo que sea que el gobierno estaba ofreciendo. Y los otros, como papanatas. Fue un triunfo para el gobierno, sin dudas. Y aquí uno podría argumentar que la cámara baja aún muestra un cierto equilibrio de fuerzas. El problema es que al Chile que parece representar, le han pasado muchísimas cosas. Ustedes son muy jóvenes para saberlo, pero el Rechazo le ganó al Apruebo. Pero se nota pocazo. Entre la reforma previsional que parece haber sido conjurada con el espíritu de la extinta CC (¿se acuerdan?) y que hoy esté en la presidencia de la Cámara de Diputados uno de los voceros del Apruebo, uno como que se pierde. Pero revisé y, efectivamente, ganó el Rechazo y este era el momento para que las fuerzas que lo hicieron posible empezaran a demostrar que tienen además la capacidad de liderar y hacer política. En su lugar vimos una comedia de equivocaciones. 

De la DC, bueno, hace rato que pienso que son como esos huevitos de chocolate con un juguete adentro, uno nunca sabe lo que va a salir. ¿Un DC-PC, DC-FA, DC-RN? Nunca se sabe. Sin embargo, a mi entender, desde que eligieron el camino del Apruebo y el oficialismo light, se condenaron a la irrelevancia. Son una animita de la política, hay que persinarse y seguir adelante. 

Los PDG me caen bien, porque efectivamente creo que sintonizan con la gente. Principalmente porque encarnan eso que la elite izquierdista llama “facho pobre” y cuyos valores representan probablemente lo mejor del Chile trabajador, estudioso, empeñoso y esforzado. Sin dudas lo prefiero al “progre rico” (parece pleonasmo ahora que lo veo escrito). Pero, puchas, aquello de la política sin líderes, convicciones ni idearios es no solo irreal, también es peligroso. Fácilmente se puede caer en esto de seguir las pulsiones del momento e intereses cortoplacistas, sin considerar el análisis moral que toda acción política requiere. 

De eso saben los argentinos hace décadas. Y saben también del “¡qué se vashan todos!” (siempre en argentino). El problema es que nunca se van todos, peores son los que llegan y pa’ qué les digo los que vuelven (saludos a Brasil).

Esta pitonisa piensa que Chile necesita líderes en política, con todo lo que eso significa. Que a veces, muchas, hagan cosas impopulares en el corto plazo, pero explicando la mirada a largo plazo. Que entiendan que negociar no es entregarlo todo y que construir alianzas no significa renunciar a la convicción propia. Atrévanse a defender principios y a hablarnos de moral. ¿No creen que demos el ancho como este gobierno y la CC creen? No nos subestimen, o pronto, en lugar de aplausos, nos van a encontrar gritando “¡qué se vashan todos!”

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