Informaciones recientes dan cuenta de que el ausentismo en el sector público aumentó un 67% en la última década. Las jornadas no trabajadas llegarían a 24 días en promedio al año. Hay ministerios como el de Salud y el de Educación, en que los trabajadores faltan más de dos días al mes. A lo anterior se suma un aumento en el personal a honorarios de 32% en 2014.

Interesante resulta constatar que del total de personal civil en el gobierno central, 131 mil son mujeres y 96 mil son hombres, lo que atenta en contra de la paridad y las cuotas, que es lo que defiende el gobierno. Aquí los hombres están francamente en minoría. Con una importante merma de los ingresos del Estado, producto de la caída del precio del cobre y un menor crecimiento del país, lo que deriva en menos recaudación tributaria, cuesta justificar el aumento del tamaño del Estado y el alto ausentismo laboral en el sector público.

Sería interesante conocer la opinión del sempiterno presidente de la ANEF, de gran presencia mediática y siempre defendiendo aumentos salariales para su sector a cambio de nada. Las últimas huelgas, a las que los ciudadanos hemos estado expuestos, deben hacer recapacitar a todos los actores. A nuestro país, de alguna forma, debe retornar el sentido de la responsabilidad, de la movilidad, de la flexibilidad y no de la inamovilidad, de la burocracia mal entendida y de los premios masivos que no distinguen desempeño. Las nuevas tecnologías también deben contribuir a hacer más eficiente el sector público, logrando que menos personas hagan más cosas y en menos tiempo.

Propuestas de cómo mejorar la eficiencia del Estado hay muchas. Este ciudadano propone las siguientes:

  1. Concesionar la construcción y operación de hospitales públicos.
  2. Concesionar la construcción y operación de las cárceles de Chile.
  3. Concesionar la operación de la DGAC.
  4. Concesionar las labores de protección contra incendios forestales, hoy en manos de Conaf.
  5. Aumentar la proporción de educación privada vía subvenciones y evitando que crezca el número de profesores empleados del Estado. El Ministerio de Educación es por lejos de los más ineficientes del país y uno de los que tiene más asesores y mayor ausentismo.
  6. No permitir las huelgas ilegales en el sector público y castigar debidamente a los instigadores y ejecutores.
  7. Mejorar los entes fiscalizadores con organismos autónomos e independientes del gobierno de turno.
  8. Privatizar Codelco, Polla Chilena, ENAP, Ferrocarriles del Estado y todas aquellas instituciones que no se justifica que sean del Estado de Chile.
  9. Seleccionar una lista de empresas en que la huelga no está permitida, para evitar tomar de rehenes a los usuarios, sobretodo en entidades monopólicas.
  10. Disminuir el número de ministerios, mejorando su tecnología, el nivel de sus empleados y “eficientando” su gestión.
  11. Mejorar los mecanismos de selección de quienes quieran trabajar en el sector público, en donde deberían estar los mejores y NO quienes no encuentren trabajo en el sector privado. Hay países en los cuales trabajar en el sector público es un orgullo y eso no sucede en Chile. Los sindicatos y dirigentes de trabajadores del sector público deberían trabajar en pro de transformar la imagen que se tiene de quienes laboran en él.

Lo anterior se logra también promoviendo la flexibilidad laboral y la movilidad entre el sector público y el privado, en donde nuevas visiones se comparten para construir un mejor país. Todos somos testigos en distintos organismos públicos en que aún impera el largo café, el paseo a media mañana y la distracción en Internet, mientras el público hace cola.

¡A recuperar el orgullo de ser empleado público, pero eso se hace trabajando cada día mejor!

 

Andrés Montero J., Ingeniero Comercial U. de Chile, M.A. The Fletcher School of Law and Diplomacy.

 

FOTO: FRANCISCO FLORES SEGUEL/AGENCIAUNO

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