Martin Luther King, pastor estadounidense e ícono de la lucha por los derechos civiles de la población afrodescendiente en su país, padre de la lucha contra la segregación racial y Premio Nobel de la Paz en 1964, sostuvo, dentro de sus muchas frases memorables, que “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”.

La discusión sobre el tercer retiro en el ámbito político demuestra cuán fehaciente es la frase emitida por Luther King. Cuando se analizan las opiniones del porqué es necesario un tercer retiro, son muy pocos los que lo hacen desde el conocimiento y, lamentablemente, abundan los que utilizan el lugar común y el populismo. Esto a pesar de que muchos técnicos, entre ellos el ex ministro de Hacienda de Bachelet II, Rodrigo Valdés, han manifestado lo inconveniente de la medida. Pero a los políticos, muchos más interesados en los procesos eleccionarios que se avecinan, les da lo mismo. Al punto que el diputado Walker afirmaba candorosamente que este tercer retiro sería el último, olvidando convenientemente que cuando tramitó el primero sostuvo convincentemente que sería el único. 

Muchos, sobre todo en la oposición, argumentan que el Gobierno ha hecho poco y no llega con la ayuda suficiente.  Nuevamente un ejemplo de ignorancia sincera y estupidez concienzuda. El Fondo Monetario Internacional (FMI) sostuvo explícitamente, a propósito del tercer retiro, que era inconveniente e innecesario. Es decir, no se requiere un tercer retiro. El Banco Central en presentación a los parlamentarios, a propósito del tercer retiro, señaló que para el 2021 la ayuda fiscal (ingreso familiar de emergencia más bono) compensaría la caída de ingresos de los primeros tres quintiles (60% más pobre) y que el retiro beneficiaría principalmente al quinto quintil (20% más rico). El Central, adicionalmente, lo había comentado en sus últimos dos Informes de Política Monetaria (IPOM). En el primero dice explícitamente que la caída en los ingresos de los quintiles más pobres ha sido más que compensada por las transferencias del Estado y los primeros dos retiros. Por ello, sostiene en su ultimo IPOM que un 62% de los retiros fue a parar a distintas alternativas de ahorro y tan solo un 15% a consumo de bienes. Si los chilenos pasaran hambre, como sostienen los políticos con una retórica carente de pudor y conocimiento, entonces hubieran gastado mucho más en consumo, no sólo una fracción menor de los retiros.

Por último, si los políticos verdaderamente se preocuparan del bienestar de sus electores, podrían investigar en el sitio de la Superintendencia de AFP y comprenderían que el tercer retiro, de materializarse, no les llegaría a los quintiles más pobres, pues esos ya sacaron sus ahorros. En efecto, de los poco más de 11 millones de cuentas en las AFP, casi dos millones tienen cero pesos, luego cerca de 1,9 millones tienen menos de 500 mil, y por último poco más de 2 millones tienen entre 500 mil y 4 millones. Ni hablar de que casi 6 millones de personas quedarían con las cuentas de ahorro para la jubilación vacías. ¿Qué significa aquello para el fisco en el futuro? Muy lejano para el interés de esos políticos. De dónde sacarán recursos para jubilarse estos 6 millones de personas, a los políticos les da lo mismo; faltan 20 años para eso y entonces ellos estarán conveniente y cómodamente jubilados.

La guinda de la torta: un candidato presidencial de derecha solicitando al Gobierno no lleve al Tribual Constitucional el proyecto del tercer retiro, y para ello se justifica en todo tipo de necedades, oficiando de exégeta del pueblo, para justificarse. El candidato podría al menos haber consultado la pagina de la Súper de AFP y cerciorarse que lo que promete es verdad, pero a lo mejor le da lo mismo pues lo que a él le interesa es acceder al poder, no la realidad de las familias pobres.

Toda esta discusión entre técnicos y políticos me recuerda la famosa discusión entre el primer ministro inglés Churchill y el general francés De Gaulle. Este último dijo: “Los ingleses pelean por el dinero. Los franceses luchamos por el honor y la dignidad”. A lo que Churchill respondió: “Bueno, cada uno pelea por lo que le hace falta”. Cuando escuche a un político desdeñando a los técnicos porque ellos no entienden de dignidad, o no tienen calle, acuérdese de Churchill. Así es, muchos de nuestros políticos padecen de ignorancia sincera y de estupidez concienzuda, sólo falta que nosotros lo recordemos cuando vayamos a votar para nos ser catalogados igual a ellos.

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1 comentario

  1. Excelente columna Manuel. El problema es que los parlamentarios actúan por emociones y no por razones. No les importan los hechos y los datos, sólo si reelección.
    Es una tragedia este congreso.

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